Me levanto. En la cama un niño con talla de persona mayor no ha dejado de moverse en toda la noche. He despertado cada hora de esta puta noche con calor. Con una rodilla en las costillas. Y con una mala hostia que no se me reconcentra cada vez que recuerdo que hoy, 28 de julio, es mi cumpleaños. Cumplo 43.
Cuando era pequeño quería llegar a los 500 años de vida. Después, cuando descubrí que era mucho tiempo y harto improbable que pasase me conformé con los 128 o por ahí. Siguió pasando el tiempo y a los dieciocho, una de mis mejores celebraciones de cumpleaños, pensé que nunca llegaría a los treinta. Con Joaquín brindé ese día por tener los cojones de llegar a otros diecicho mas. Cuando cumplí treinta y seis brindé solo. Él, ya llevaba cinco años muerto. Ahora... Ahora me conformo con llegar a mañana e intentar pasar el día lo mejor que pueda.
Pero... a veces, como hoy. Me levanto y en el salón encuentro una pistola en la mesa junto a una taza de café. Y la empuño. Y la dirijo a la sien. Y durante unos segundos pienso en apretar el gatillo. Hasta que recuerdo que es de cartón y la dejo para no estropeársela al vástago. Mejor matarse a base de cafés y blogs que con un disparo de papel.
Con cuarenta y tres años la vida está llena de frustraciones. Esta entrada iba a ser un ejemplo de negatividad, de lo mal que me sienta cumplir años pero a medida que la voy escribiendo se me va quitando la mala hostia. Quería hacer un relato, Quería hacer un micro. Al final me va a salir un churro, como de costumbre, pero será mi churro, mi entrada. Mis letras, Mis años. El caso es que hablaba de las frustraciones, que son muchas, por ahí debe haber una entrada con cosas que aún no he hecho y me gustaría hacer, posiblemente sean solo cinco cosas, pero son mas, muchas mas. Y algunas ya no tengo intención de hacerlas. (O quizá hacerlas mas mayor, mucho mas mayor.) Más que nada porque suelo estar tieso como la mojama, además de tener un disponibilidad de tiempo muy reducida y dar preferencia a las responsabilidades tanto paternas como filiales.
A mi con las frustraciones me pasa como con el cubo de la basura cuando está llena. Metes el pie, aprietas hasta el fondo y al final resulta que te queda medio cubo para seguir echando mas basura, o mas frustraciones. Otras veces lo que haces con las frustraciones es lo mismo que con la habitación de los locos. (Si, la habitación de los locos es esa que tenemos en la que hay una cama auxiliar, la ropa de plancha, los libros de texto que no usamos, los balones de basket o aquella raqueta que nos regalaron cuando queríamos emular a Sampras y no ha dado más de cien pelotazos.) Te metes en ella y empiezas a tirar cosas que te frustraron en su momento pero que ahora no suponen ni si quiera un mínimo de rencor. ¿Aquella tarjeta de sonido que ibas a instalar en unos altavoces supersónicos y nunca lo hiciste? ¡Fuera! ¿El tambor que ibas a aprender a tocar para impresionar a la morena de la coleta (que por cierto esta gorda y fea)? ¡A tomar por culo! ¿La llanta que te dieron e ibas a cambiar a la bicicleta que te robaron? ¡Al contenedor de inerte! Y así, una serie de frustraciones pequeñas que se han ido acumulando resulta que con el paso del tiempo ya dejaron de importar. Ahora podemos empezar a acumular nuevas frustraciones en la habitación de los locos. (En la que por cierto, también hay algún éxito, pocos, pero alguno.)
Pues eso... que con cuarenta y tres la vida está llena de frustraciones pero también está llena de amigos, de gente que te quiere y de un infante porculero que te llama desde la cama como si hubiese visto al mismo Freddy Krueger solo para cantarte cumpleaños feliz.
¡Nos vemos!
Con 43 sigues escribiendo tan bien como cuando eras más joven, mamón!!!
ResponderEliminarFELICIDAD A REBOSAR POR ESOS CUBOS DE BASURA EN LOS QUE SIGUEN ENTRANDO COSAS.
Y que vengan muchísimos más.
Ayer mismo di esa patada para que volviesen a entrar mas frustraciones en el cubo. Y el día que me harto las tiro todas y pongo una bolsa nueva.
EliminarCumpleaños feliiiiiz cumpleaños feliiiiiiiiz!! Dí que sí Bubo, los años están para vivirlos y coleccionarlos, sean bonitos o feos.
ResponderEliminarUn besazo.
Me gusta eso de coleccionar años. No tengo problema por eso, lo que me cuesta es el día en que ya has acumulado uno entero y tienes que echartelo a la espalda. En la primera semana de agosto se me ha pasado el mal rato y las cosas vuelve a la normalidad.
EliminarGracias.
Sienta bien tirar cosas,aferrarnos es garrafal.Yo creo que la curiosidad es lo que hace que siga deseando cumplir y cuando toca empezar muchas veces ...si no hay expectativas pues el aire se vuelve bastante menos denso y aceptable.Que el tiempo no te ponga revenido,sumas una cifra perfecta!
ResponderEliminarestás estupendísimo!!!
ResponderEliminarmuchísimas felicidades Bubo.....
te dejo 43 besos......
Cámbiame tanto beso por uno con lengua.
EliminarYo llevo el bote a la mitad de su capacidad normal y me van muy bien tus consejos.
ResponderEliminarTe dejo otro:
Enamórate de tus frustraciones, como que dicen que del odio al amor hay un sólo paso, tómalas, abrázalas, interprétalas. Fíngelas, mira que no son la gran cosa, que no son lo suficiente para llenarte el bote, que tienes mejores cosas que ellas. Acábalas.
Algún que otro caso hay así. Pero claro... ya dejaron de ser frustraciones, son imperfecciones que me hacen lo que soy, y por su puesto me gustan tanto mis virtudes como mis defectos consentidos.
EliminarFelicidades!!!!! pues aparentas 42 solamente.
ResponderEliminarcreo que me gusta más el simil del pie aplastando las frustraciones para hacer sitio a las nuevas, que la de la habitación de los locos
La habitación de los locos es tan real que a veces da miedo. Y si me pillas después de una ducha, afeitado y con un poquito de colonia, soy capaz de aparentar cuarenta y uno y medio.
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