Es un pensamiento fugaz que me
cae a la misma vez que el agua de la ducha. La temperatura del agua es
buenísima y me relaja el cuerpo y la cabeza mientras cae. Le voy dando forma a
ese pensamiento. Tengo que escribir sobre esto, me digo, y la idea cobra forma
en mi cabeza. Comas, puntos, párrafos… Todo se va hilvanando. Lo tengo hecho,
solo necesito escribirlo. Y es en lo que pienso mientras termino de secarme.
Salgo del baño decidido a ponerme delante del ordenador, dejar el borrador al
menos. Abro la puerta. Y desde el pasillo suena una voz.
-
Papáááá.
Y aquí estoy dos horas más tarde,
intentando recordar que cual era el post que tan bien conjuntado tenía. O al menos ese pensamiento
fugaz que me hizo construirlo bajo la ducha.