Nos despierta un ruido intenso. Desde la habitación del hotel escuchamos una banda de música. ¡Marchas procesionales! Marchas procesionales un domingo. ¿Pero en que lugar estamos? La escapada de fin de semana, esa en la que nos propusimos dormir como si no hubiese un mañana, se interrumpe a primera hora por unos energúmenos tocando diana a las ocho. Sabía que no era buena idea venir a un hotel del centro de la ciudad, pero era la mejor opción.
Entonces ella se levanta curiosa y mira por la ventana.
Y cuando la veo asomada tímida por el cristal no me queda que dar gracias a dios por el domingo de ramos.