25/1/17

23/1/17

Córdoba.

Uno puede ir a una ciudad y enamorarse en ella.

Lo jodido es cuando de quien te enamoras es de la ciudad. Entonces estás perdido. (Y encima contento.)



Bubo Dixit.

19/1/17

El diario.

- Mátame. – Le pide.
Ya no recuerda cuantas veces lo ha escuchado. Pero de nuevo su esposa es consciente de que la vida no está con ella. Que no quiere seguir sin reconocer a sus hijos, que no quiere comer sin necesidad de que alguien le recuerde que debe hacerlo, que no quiere vivir. Lo mira suplicante y entonces él accede. La coge de las manos y cierra los ojos.
- ¿Cómo se atreve? – Le dice ella seria, mientras le retira la mano.
Y entonces se da cuenta que ya no está con él. Que vuelve a verlo como un desconocido. Antes de acurrucarse en el sillón y mirarlo con desconfianza. Se levanta y a duras penas consigue asearla. La viste con el traje que llevó en la boda de su hijo pequeño. El que tanto se parece a él y ella suele regañarle como si fuese un pequeño en vez del ingeniero que vive en Orense. Ese que tiene tan poco tiempo.
Tantas pastillas en el botiquín. Tantas que por fin, por una vez, van a servir para algo. Brinda con ella con una copa de vino mientras va tragando dos pastillas cada vez. Ella no recuerda porque brindan y empieza a tener sueño. Otro brindis, otra tanda.
- A su salud- Le dice ella. – Es usted muy simpático.
El sueño le vence pero aún quedan pastillas, y él le pide que se las tome. Ella accede.
- La última papa. Ya no quiero mas. – Le pide.
Y entonces, con una lagrima resbalando por sus mejillas, le dice que si, que es la última. Que puede dormir tranquila. Ella se recuesta. Él la acomoda y le deja el vestido arreglado. Sale de la habitación cerrando la puerta. Se sienta en el salón. Comienza a escribir. Rompe el papel. Retoma otro. Llora desconsolado. Cuando deja la carta encima de la mesa. A sus hijos, escribe en sobre.
Recuerda aquella cuerda de compró uno de su hijos para hacer montañismo y va a buscarla. De algo va a servirle aquellos años en el cuartel de El Ferrol. El nudo le sale perfecto. Lo deja colocado junto a una silla. Antes vuelve a la habitación y la besa. Ella no le responde.






18/1/17

No es lo que parece.

Las cosas no siempre son lo que parecen. Aunque otras veces si, si son lo que parecen. Solo que nos gusta verlas distintas. Nos gusta pensar que no nos hemos equivocado otra vez y que lo que vemos, lo que nos hace sentir eso es tan grande, tan fuerte, que no puede sentarnos mal. Y empezamos a disfrutarlo desde el principio. ¡Joder es tan genial que parece mentira! Y lo es. Es mentira. Pero no queremos verlo. Y así nos va. Que vemos lo maravilloso. Si algo no nos cuadra hacemos como lo mismo que cuando cae un pizco de patata al suelo limpio, patada y termina debajo del mueble bar. No queremos ver ninguna imperfección en lo perfecto. Después te das cuenta que, de vez en cuando, hay que barrer debajo del mueble, que lo que se ha ido acumulando hay que recogerlo, quizá ese no era el momento adecuado, y dejarlo limpio para que se vaya ensuciando de nuevo. 
Las cosas no siempre son lo que parecen. Y aunque lo parezcan, no siempre lo son. Las cosas son como las vemos. Y a veces con suerte las vemos siempre bien, y otras... otras podemos verlas como lo que son imperfecciones que hay que cuidar, que mantener para que estén bien, para que sigan en nuestras vidas por mucho tiempo, Mantenerlas, cuidarlas, y mimarlas si es necesario. No tener en cuenta lo malo y si se tiene hacer una limpieza pero seguir con ellas. 

Pero claro... también te puedes dar una vuelta por "los chinos" y comprar barato lo que quieras. Te puede parecer la hostia en verso, pero desde ya te digo que lo que compres no es lo que parece. A no ser que lo que quieras sea un juguete para un rato. 

Y toda esta parrafada a que viene? Pues eso, a que las cosas no son lo que parecen pero otras si, Y por mucho que quieras mantener un capricho que te diste en los chinos no te puede durar toda la vida. Ya sabías que era prácticamente imposible. 

17/1/17

Hambre.

(La otra versión de "Desvestida para tu fiesta". De Juana la Loca.)


Le gusta provocarme.
La miro de reojo mientras se desnuda. Ella lo sabe
y lo hace lentamente. Como si fuese un premio
que se da. (Que me da.)
Se quita las medias dibujando
lineas en sus muslos, flechas que me indican
el camino a seguir. Las baja como caen
los párpados de sus ojos cuando come helado.
Sin prisas, Con toda la lujuria en las yemas.
Aguanto la respiración, jugando a que no me importa
pero cuando su sujetador cae...
y sus pechos bambolean libres...
es imposible mantener la cordura,
ni la respiración, ni los ojos disimulados
y clavo mi mirada en ellos.
Le gusta provocarme.
Le gusta jugar y los masajea
como si le diese gracias a Dios
por lo grandes que los hizo,
por la liberación que siente ahora,
por que sabe que son mi objeto de deseo.
La lengua me recorre el labio inferior,
lo saboreo
como si fuese uno de sus pezones,
igual que un dulce para un diabético.
Fruta prohibida, deseada, tan cerca.
Ella me sonríe y sigue su juego,
sus dedos viajan a la única prenda que oculta
su piel. Entre los muslos se esconden y la retiran
bailando antes de caer entre sus pies.
Se muestra libre
y la miro con todo el deseo que llevo guardado
desde la última vez.
Es mi cena
y tengo hambre.
Mucha hambre.

Hace frío.


Hace frío. Intento engancharme diciendo que en Córdoba no hay la temperaturas de Polonia. Que con un grado no te congelas. Solo es necesario usar camiseta interior, tan poco habitual en mi, o incluso algún jersey de lana. Dejar las camisas de entretiempo y coger, para variar, alguna con algo mas de empaque. Quizá, todo esto, es solo una manera de negarme a que el invierno está aquí. A no querer ver que el frío, el puto enero, está anclado en la casa, en las calles, en mi vida. 
Hace frío. Pero aún puedo aguantar unos días mas. Y no voy a reconocer que está haciendo mella en mi. Hace frío. Pero hay botellas de anis, de brandy, que suben la temperatura. Y también... fotografías estivales que se refugian en la esquinas caldeando, aunque sea por unos minutos el ambiente. 


P.D. La fotografía es de este verano. Turistas entrando en la Mezquita. Un taller de escritura que me obligaba a pasar todos los días por el patio de los naranjos a las cinco de la tarde. Ni uno solo, con cuarenta grados a la sombra, hizo que maldijese el verano. ¡Bendito mes de Septiembre!



15/1/17

...

Necesito que las personas vengan con libro de instrucciones. En caso contrario que no se admitan quejas de un uso acorde a las reglas preestablecidas en la sociedad. Si aún así no es acertado una simple indicación también es bien recibida para modificar el comportamiento. 
Lo que no tolero es que vengan pidiendo el libro de reclamaciones después de pasar la garantía. Ahora solo queda arreglar el desaguisado por tu cuenta o comprar uno nuevo. 

8/1/17

Frustraciones pasadas. (Y presentes.)

Cambio la agenda de un año para otro. Escribir todos los contactos que hay me lleva una tarde entera. Pero la nueva agenda no trae ese listado que aparece siemrpre al final de la A a la Z, Ese donde la página de la Q se queda en blanco y la X e Y la acompañan con mas tonterías que personas conocidas. (Solo conozco a los Yébenes y a esos los tengo como Aguilera.) El caso es que en la agenda hay algunas frustraciones que empezaron como proyecto y no llegaron a cuajar. La falta de tiempo, mi excusa favorita, la desidia, y sobre todo una apatía generalizad en el 2016 lo han hecho posible. Hoy para mortificarme en mi incompetencia voy a publicarlas en esta entrada. (Quizá esto sea un espolón para acabarlas de una puta vez, o simplemente para ratificar mi desidia y dejarlas pasar para siempre.)

1.- Proyecto Miradores: Se basa en fotografiar Córdoba desde los miradores que tiene. La Asomadilla, la torre de la Mezquita (perdón: Catedral), el Mirador del Brillante, el Hotel Palace, la terraza de la Casa árabe... y alguno que otro que debería descubir en esta ruta. Resulta que tengo fotografías casi de todos pero en distintos año, en distintas estaciones y la idea era hacer una en un mes completo. Ahí está... en pendiente. 

2.- A4 cartulina. Manchas: Esta frustración viene de hace muchos años. En los últimos me la ha "potenciado" Angela con sus fotografías y post en los que Pere ha realizado una exposición que me gusta mucho. Desde hace años en los que con café y A5 realicé un mapa del tesoro para mi nene me ha gustado manchar el papel en blanco. Café, Tinto, Cerveza, Fruta... manchas que son las que dan vida al papel. De momento... solo tengo una con café. Un redondel oscuro detrás de una fotografía en el salón. 

3.- Premio EuroStar: Hace cuatro años seleccionaron y premiaron una fotografía del premio EuroStar hoteles. Desde entonces vuelven a enviarme todos los años información para participar y, aunque lo intento, no lo consigo. Con este premio me pasa lo mismo que con el "Caminos de hierro" de Renfe o el de "Relatos de Alsa". Nunca he participado en ellos pero son de hace tantos años que ya no me lo planteo. Aunque sigo fotografiando vías de tren y pensando en ese premio y haciendo relatos de autobuses con la idea de enviarlos a Alsa (alguno de esos me lo premiaron los del Consorico de Transportes.) El premio Mezquita de Fotografía, el de novela corta de Diputación, el de Vicente Nuñez, el de... 

4.-Ir a Bilbao: Desde que abrió la linea Córdoba - Bilbao le tengo ganas. Ya lleva tres años y no hay manera de que algún día me decida a coger el coche de última hora, este en Bilbao 24 horas y vuelva a la noche siguiente. 

5.- Dejar de corregir e imprimir: Cada día hay mas morralla en el disco duro. Muchos microrelatos, relatos e incluso algún amago de novela. Todo esto no deja de ser una mierda y siempre pienso en dejar de escribir, corregir y lo mas importante: imprimir y decidirme a enviarlo por si a alguien le interesa. Esto es una frustración presente, pasada y, casi seguro, futura. 

6.- Olvidar el teléfono de mucha gente: Cosa que hoy por hoy es casi imposible. Aunque el tiempo que dedico a cambiarlos de agenda, este año, lo he dedicado a otra cosa. 


Hay mas frustraciones, seguro. Pero estas son las que tenía en la agenda del 2016. 

Cambiar de agenda, 
es cambiar las frustraciones pasadas 
por presentes. 

5/1/17

Gaspar.

Hace años que me desilusionaron diciendo que eran los padres. Ahora soy yo quien soy rey y padre y coloco los regalos bajo el árbol. Supongo que fue imposible, que solo fue una ilusión, por su puesto en una conversación lo negaría tajantemente pero hoy... hoy aún podría jurar que aquellas Navidades en que cumplí seis años yo vi a al rey Gaspar entrar en mi habitación y sonreírme.