- A ver, quillo, súbete conmigo al despacho y me explicas eso que tienes montado con las chatis. - Le digo al vigilante de seguridad así en plan colegeo.
Y es que el tipo lleva más tres cuartos de hora con el móvil dando caña. ¡No para! El pitido del whatsapp lo tengo en la cabeza y parece un grillo de esos que hemos tenido por Córdoba el último mes.
Le dejo el ordenador. Comienza a trastear por internet y se mete en una página de contactos. Introduce su nick y contraseña y aparece una página muy colorida con un montón de fotos. Estoy entusiasmado. Llevaba años de no meterme en una y él, crujiendo los dedos delante del monitor, pone sus manos en el teclado. Espero una lección magistral, algo así como un Zero Cool en la película Hackers. Respira profundamente y me dice que me prepare. Que voy a conocer como termina encamándose con tanta tía buena que le aparece en su móvil. Selección una chica con una fotografía de pérfíl minifaldero y sonrisa profident. Veinticuatro años, enfermera. O al menos eso pone debajo de unos tacones de vértigo que la hacen parecer algo mayor. Es entonces cuando comienza a escribir:
- Ola k ase?
- ¡Quillo! ¿Que estás haciendo?
- ¡Ligar!
- ¿Pero como le vas a poner: Ola k ase? ¿No has mirado su perfil? ¿No has visto que es enfermera? Esta tía habrá estudiado algo.
- Ahh pues no. Yo solo he visto que en la foto aparece en el Góngora. ¿Ves ese cuadro? Ese está en la sala Vip y no la abren antes de las dos de la mañana. ¡A esta le va la marcha!
La pantalla se vuelve naranja. La enfermera le ha contestado:
- k wapo. eres tu el del a foto?
El vigilante ya está contestando cuando yo aún no he salido de mi asombro. Ni mayúsculas, ni tildes, ni falta que le hacen. Comienza a charlar los dos. Mis ojos no se acostumbran a ese lenguaje. ¡No lo pillo! Mucho: jajajaaaajajajjja, y más "k" con "x", que son preposiciones abreviadas por lo que parece. Ni una puta coma. Total que cuando llevan quince o veinte mensajes y parece que me voy quedando con la copla de lo que están hablando el tipo va y cierra el programa.
- ¿Que haces? Si, por fin, me estaba enterando de lo que escribías. Casi podría empezar a hacerlo yo también.
- ¿Y que más quieres? Si ya he quedado con ella. Esta noche vamos a mi piso.
- ¡Yaaaa! Pero... ¿Que le has dicho? A ver. ¡Que no he pasado del octavo mensaje! Pero... ¿Como vas a quedar? Si no escribías casi nada. Tres palabras en críptico y luego al enter. ¿Y ella?¡Si escribía igual!
- Mira Bubo... si no te has enterado, allá tú. Me parece que estás mayor para esto. Ya te dije que a esta le iba la marcha.
Y el hijo de la grandísima puta me deja delante del ordenador, mirando la pantalla naranja con una tías que están buenísimas y a las que parece que no voy a entender en mi vida.