18:25
El Sol está rojo, no sabe si el tiene la culpa, le faltan minutos para ponerse. Conduce sin prisas. El teléfono suena, no quiere mirar la pantalla y lo apaga directamente. Lleva una velocidad constante. Los demás le adelantan y miran al conductor. Ve sus miradas porque se interponen entre él y el ocaso. Sus sombras se señalan con un aurora roja detrás, no quiere pensar que es sangre, pero es lo que ve. La vuelta a esa ciudad le asquea y es algo que tiene que hacer todas las semanas para dejar allí media vida. La otra media la recuperará cuando llegue a su destino.
Recibiré a la Luna.19:00
Era tan fácil como coger la segunda entrada de la ciudad. Directamente al Azteca. No es necesario preguntar al camarero, es domingo. Santos está en la puerta fumando un cigarro. Ni siquiera aparca el coche, lo deja situado en el paso de cebra. Los abrazos y las recriminaciones ¿donde te metes cabrón? No se hacen esperar. Después... tres horas de cerveza, dos de whisky, un paquete de camel y varios canutos, muchas conversaciones estúpidas y solo dos serias. Tres tías en un pub hortera para quitarse el mal sabor de boca de otras que les robaron el alma. Un piso cutre donde solo hay ginebra. Y unas risas para acabar en una cama a la que nunca volverán.
Levantaré al Sol.06:45
No hay luz y el ruido que hace en la cocina es solo para llamar la atención. De otra habitación aparece Santos con los pantalones en la mano. Riendo, despeinado y saliendo de puntillas se presenta en la cocina. Ni siquiera se despiden. Cierran la puerta de un golpe seco. En la calle está amaneciendo.
Despediré a la Luna.07:15
Un café en el Manolito para ir despertando es la despedida. Un abrazo y... Hasta pronto. Hasta la próxima. Ya sabes... Cuando quieras, cuando lo necesites... El coche espera con las intermitencias y Córdoba se despierta. La gente tiene prisa. Pitonazos tempraneros para llegar al trabajo. Hay que quitar desbloquear la calle, es la excusa que se ponen para no alargar el adios.
Es lunes, otro maldito lunes.
Y esperaré a que venga el viento
para que me lleve lejos.