Leer a Burroughs es como mirar un cuadro del Bosco. Parece tener sentido pero cada página es como una de esas figuras del Jardín. Abstractas, absurdas, grotescas, aterradoras. Escenas que no puedes dejar de contemplar para encontrar todos los detalles. Cada una con forma autónoma para un relato pero que encanjan en un grupo anacrónico coherente.
Él
Hace 2 horas