Ayer empecé una entrada en el curro. Quería hablar de lo difícil que se me hace empezar a escribir. Ni la gracia divina ni las musas pueden con la pereza que me da ponerme, últimamente, frente al folio en blanco, o la pantalla.
Ayer, la entrada, que iba a escribir, derivó en una descripción de varias mujeres que estaban en el curro. Pantalones cortos, escotes impresionantes, bikinis que dejaban el lateral del pecho en un vaivén hipnótico, aberturas de falda en piernas kilométricas... ¡El paraíso del voyeaur!
Ayer, también, fue mi cumpleaños. ¡Cincuenta y uno! Y se me hace raro. Por que en ninguna etapa de mi vida hubiese apostado por llegar a esa edad y, encima, hacerlo medio decente. Aunque precisamente no he entrado con el mejor pie al quincuagesimo primero de mis aniversarios, me he jodido el pie en un ejercicio del gym y voy cojeando. Además de unas agujetas que no me dejan poner el brazo en posición recta. Pero hoy es otro día y los dolores van remitiendo y hay ganas de moverse y siguen quedando ganas de pasarlo bien y divertirse con cualquier cosa.