Nada que contar. Solo tenía la necesidad de poner esta imagen en algún sitio. Dos o tres veces lo he intentado en facebook pero algo se ha cruzado y no termino de hacer el post que me hubiese gustado. Hoy me he decido por dejarla aquí, quizá con la idea de que el blog no muera de inanición. De que algo alimente este mamotreto que aún me gasto y me resisto a cerrar. Quizá por que aquí, aún me siento libre para escribir lo que me salga del coño (es curioso que para ser un tío mis expresiones soeces me salgan tan femeninas).
El caso es que quiero contar de que va la foto. Precisamente la semana pasada, volvía de Zafra a una hora muy temprana. En la foto los datos exif me marcan las 07:46. Paré en una zona de descanso. Un poco, tirando a bastante, acojonado por que no conocía bien la carretera y no se veía a mas de treinta metros de distancia. Los coches aparecián con sus luces difusas sin avisar, cuando estaban casi en frente, y eso varios kilómetros de recta. O eso suponía por que había hecho el recorrido a la inversa el día de antes y hacía un día precioso con su solecito, su música, y las ganas de llegar. ¡Ni música llevaba en el coche a esa hora!
La niebla tan espesa me recordaba a otra etapa de mi vida. Una etapa en la que no había futuro. Solo presente. Donde debías estasr centrado en lo que había justo de ti. Sin saber que te encontrarías. Sin conocer cuando llegaría la próxima curva. Viajando a una velocidad lenta y con todos los sentidos puestos en no dar un mal paso, un giro que no tocase. La odiaba y me atraía por igual. También aprendí a reconocer que es mejor ir acompañado en el camino. Quizá por eso, me desvié en cuanto vi un area de descanso. Saqué esa fotografía, donde solo se ve un poste, no sé que había mas allá, y esperé a que camión me abriese camino. Lo mismo que hice aquella vez cuando me dejé guiar.