31/7/11

En blanco.

He debido meter en la maleta del peque la poca inventiva que me quedaba. Desde que se fue el viernes llevo cuatro borradores y ninguno me ha gustado lo mínimo para publicarlo. Lo peor es que la jarana, que mi nene la arrincona en cuanto pisa Córdoba, ha vuelto a campar por la casa. La planta de hierbabuena ha sufrido un ataque mojitero que la ha dejado más pelada que una varilla de alambre. Los vasos anchos de whisky vuelven a estar en el fregadero relegando a los chupitos. Las botellas de tinto se hacen visibles en la estantería. Los camareros de mi barrio me saludan de nuevo. Mañana toca ir a la compra, ya tengo la lista completa. Los cinco primeros artículos vienen en vidrio y con más de 35 grados. 
¡Por fin llega el verano!

27/7/11

Siesta

Sigue durmiendo. 
No despiertes aún, 
yo me encargo de llevarte. 
Sigue soñando. 
Mi mano te guiará. 

26/7/11

Joaquin y Ana

El día había sido duro. Cuando Joaquín y Ana se acostaron este le preguntó:
- ¿Tu te crees lo de la niña, Ana?
- No se Joaquín. Desde que la mandamos aquel verano con su prima Isabel vino un poquito rara. Y ahora esto.
- ¿Y como se lo vamos a decir a su marido? El pobre José lleva dos meses trabajando fuera. A ver como se lo toma. Por que... ¿que quieres que te diga? Eso de que viene un tipo con alas y te dice que estás preñada... es que es difícil de tragar.
- Mira Joaquín o la niña es muy puta, o va a ser verdad que es buena. ¿Tu como prefieres que te recuerden?

Y Joaquín le da un beso a Ana. Le pone una pierna encima de su cadera mientras con la mano derecha le atrapa un pecho y al oído le dice:
- Que sea lo que Dios quiera.

25/7/11

Tormenta Seca

La gente sabía que cualquier loco podía mandarte al otro barrio si coincidías un segundo en su punto de mira.

Eduardo Iglesias
de Tormenta Seca.

22/7/11

Coca-Cola

El camión de la Coca-Cola ha vuelto a aparcar frente la puerta de la cochera. Para contener la "chispa de la vida" me ha costado un huevo quemarlo. 

21/7/11

Defecando.

Me cago en los guiris que no entienden de descansos. Que lo mismo se meten una caminata a las cuatro de la madrugada que terminan en la cama  a las diez y media de la tarde.
Me cago en todos los cabrones a los que su madre no les daba dos hostias para dormir la siesta y ahora no tienen costumbre, dando por culo a horas intempestivas.
Me cago en el hijo de puta que inventó la tarifa plana, el turno de tarde.
Me cago en los viajes del Imserso que no dejan de hacerse ni en temporada alta. Eso si, ahora a la montaña.
Me cago en el Triceratops amarillo que nos dejo un pedazo de gilipollas y que no para de cantar una horterada de melodía.
Me cago en los horteras playeros que no saben leer las señales que tienen delante de sus ojos. Que vienen con un cubito de hielo por la cara y el culo de una morena con tetas de infarto en la otra mano.
Me cago en.... tó lo que se menea. (Al menos en de hora de la siesta mientras estoy en el curro.)

19/7/11

...

Pues si... me pilla el cuerpo un poquito insomne así que decido levantarme de la cama. Hoy duermo con el peque en su habitación. Mi cama me la tiene ocupada un gnomo tipo David, con su Elisa. Así que les cedo el lecho, y lo peor... el fresquito que entra en mi habitación. Dormir con mi mochuelo es complicado. Primero porque suele hacer toda clase de ruidos, se mueve como si estuviese permanentemente jugando a la Wii, con patadas y bofetadas que recibe uno estoicamente para no alterar el descanso del infante. Pero lo peor de dormir con él es que me recuerda el tiempo que tuve que hacerlo cuando mi vida era totalmente una mierda. No es que haya mejorado mucho pero al menos ahora es una mierda consistente en vez de ese tipo diarréico y asqueroso que parecía hace unos años. Cuando duermo con él, me da miedo que la noche lo cubra por completo, que no tenga luz a su alrededor, que mis recuerdos de sangre, de hospitales, de insultos, de gritos y mentiras se le acerquen y lo despierten. Cuando tengo que dormir con él, intento mirarlo y entonces le veo su cara despreocupada, a veces sonríe y me llega una felicidad muy tonta que se instala solo durante tres segundos para seguir asustándome. Cada vez pienso menos en que su madre nos jodió la vida,  pero es algo que inevitablemente vuelve a mi cabeza esas noches. Hoy antes de despertarme he contestado correctamente tres preguntas de esas existenciales, ahora no las recuerdo pero espero que vuelvan a la memoria cuando necesite de ellas. Cuando tenga que dar respuestas por algo que me encontré.
Sigo insomne y esto tiene pinta de no mejorar, al menos hoy. Mañana... ya veremos. Por el momento voy a seguir intentandolo. Es tarde, en el salón entra un aire muy agradable que mueve ligeramente el stock. RN3 tiene puesto un blues que me gusta y el traguillo de whisky se ha acabado. Creo que no volveré a la cama, que me quedaré aquí, en el sofá bajo la ventana. Mirando las luces de la calle, como aquel día que me desperté en una casa y tuve tanto miedo que no fui capaz de decir te quiero. Me gustan las luces que amarillean la acera. Los gatos duermen en el jardín, bajo el limonero del piso. Y este buho va a prepararse un café, sin hacer ruido para no despertar al resto de la casa, mientras espera que llegue el sueño, o la mañana.

18/7/11

Ni una.

Estoy viendo a una chica regordeta que me está gustando un montón. Unas tetas muy bonitas, un poco de barriguilla y unas piernas anchas enfundadas en una minifalda blanca. . No tiene mucho culo para ser tan... ¿robusta? Una chica DYC. Esta bien y además es muy guapa. Antes no miraba a este tipo de tías. A mi siempre me han gustado las tías altas con piernas de vértigo y a ser posible morenas, si tienen el pelo corto, mejor. Aunque claro... desde que vi a Rita en "La Dama de Shangai" a las pelirrojas siempre les he visto su punto, incluso en blanco y negro. 
Nunca me había  gustado una nena con el pelo rubio, y menos rizado, hasta que conocí a la Flamenca. Después cada vez que veo una mujer con con sus hechuras me entra la risa tonta y como huela su perfume... buenoooo, entonces las piernas se me hacen de barro y me cuesta andar. La Flamenca es un peasodemujer a la que admiro mucho y quiero más. (Aunque también es una cabr... a la que no hay manera de pillar últimamente.) Total que me dejó el gusto por rubias con pelo rizado y precisamente el otro día conocí a alguien muy parecido demostrándome que uno ha sido gilipollas media vida por no haberse fijado en este tipo con anterioridad. El caso es que no se como lo he ido haciendo que cada vez me fijo menos en el físico. Si vale... la entrada parece otra cosa, pero es cierto. Son detalles, curiosidades, o... simplemente una mujer que me haga sonreír, que me active las neuronas. 


 Y todo esto... ¿a que venía? 
Ahhh si.  Pues que estoy  currando en la estación y no hay  ni una niña fea. 
¡Sipote!  ¡Ni una! Que ya es difícil. 

17/7/11

La carrera

Se reunen los domingos a las nueve de la mañana. Durante media hora están encerrados, mirándose, tranquilos, disfrutando de la liturgia. Entonces el capellán dice eso de: "Podeis ir en paz". Y es entonces cuando la paz se acaba. La señoras recogen con premura su bolso, el bastón que descansaba en el respaldo es golpeado por un andador que se abre camino, como para darse ventaja. Algunos, los que van en grupo, apremian a los más rápidos para que no se esperen. Nadie cede el paso en la puerta, al contrario, se interrumpen. En la plaza, a unos veinte metros, está su destino. El olor de la fritura de aceite llega hasta dentro de la iglesia animando a los ancianos. El primero en llegar golpea con la mano en la barra. A partir de ahí una serie de voces repitiendo lo mismo ¿quien es el último? 
El dependiente mira la cola que se le va agolpando y le sonrie al primero que ha llegado antes de preguntar:
- ¿Cuantos churritos le pongo?

16/7/11

Resaca

Veronica Lake
Se había levantado hacía varias horas, pero despertar, lo que se dice despertar sabía que no lo haría hasta que comenzase a escribir. Tenía aún en su cabeza algunos detalles de la noche anterior.En el bolsillo del pantalón, doblado en cuatro, llevaba un folio con garabatos que había ido anotando. Allí estaba el encuentro con aquel periodista en el Long Rock, el escote de la camarera del Búda, la burracona omnipresente de minifalda verde y algunas tonterías de las que había dicho Jean P. Quería hacer una crónica de una noche memorable de jarana pero lo único que tenía en la cabeza era una resaca impresionante. Se sentó frente al ordenador y abrió el procesador de textos, leyó detenidamente el folio y entonces volvió a recordar. La chica del vaquero con sus labios rojos y el pelo lacado como una actriz de los cuarenta volvió a hacerse presente. Comenzó a masturbarse. Cuando se corrió usó una camiseta para limpiarse el semen. Después la tiró al suelo. Se miró las manos, luego miró el monitor, la raya parpadeante le incitaba a escribir pero seguía sin encontrar algo que le diese pie. No quería comenzar a describir a las tías que le habían excitado la noche anterior, lo que quería era contar como había tenido una conversación con Jean P. que hacía años que no tenían. Quería describir la cara de susto que se le quedó cuando la tetona de rojo le apretó el culo y como, después de haberla llamado de puta para arriba terminó metiéndole la lengua hasta la campanilla y llevándosela al piso. Quería comenzar a escribir por que era la única manera que tenía de olvidar que durante toda la noche había estado pensando en ella. En como le habría contestado al periodista, o como le quedaría una minifalda verde, pensaba ... que en ese momento daría media vida por poder besarla con los labios pintados de rojo. 

13/7/11

Alfred Cheney Johnston

de Alfred Cheney
Sentado en un viejo sillón Cheney miraba una de sus fotografías. Recordaba el día, la hora, la poca luz que tenía en aquel estudio de sus comienzos. Recordaba a la chica como si acabase de besarla, su piel, sus ojos celestes y su boca. Aquella boca que ahora le enviaba señales a la entrepierna sin lograr despertarla. Recordaba aquel día perfectamemte pero cuando miró a su alrededor no reconoció el piso donde llevaba viviendo varios años. 

12/7/11

De casualidad

De casualidad que te estoy echando de menos
mientras escucho al Cabrales.
De casualidad que miré el día
y va para más de un año
que me pediste desaparecer de tu vida.
Que España ganó el mundial y
tu alegría no estaba conmigo.
Que me den asco los viajes en autobús,
y que las siete y cuarto nunca vuelva a ser
solo una hora.
De casualidad que ayer volví a repetir tu nombre
en una cama que desconocía.
Para regresar a casa con los ojos
inyectados en whisky y sal.

Pero no es casualidad que ahora
busque en las carpetas
fotografías con tu sonrisa
mientras el último traguillo
no consigue abrirse paso
por el nudo de la garganta.
Cuando juego con el móvil
intentando evitar que
aparezca tu número en la factura.


11/7/11

La abeja Maya.

No le gustaba la miel así que se sorprendió cuando ella trajo un tarro.
- Verás como cambias de opinión.- le dijo.
Había perdido la apuesta y debía encargarse de hacer la cena. Mientras él abría el vino y ponía música ella entró en la cocina para prepararla. De vez en cuando ella le solicitaba alguna cosa y entonces aprovechaba para mirar desde el marco de la puerta intuyendo que podía estar preparando. Pero tardaba poco en reprimirlo enviándolo al salón.
La cena fue exquisita, pero no pudo adivinar en que plato se encontraba la miel. Cuando acabaron recogió la mesa en un santiamén, metió los platos en el lavavajillas y cuando volvió al salón ella se había quitado el vestido dejando ver una combinación negra. Se sonrió. Se acercó a ella pero lo detuvo. Le paró las manos que intentaba llevarlas a su espalda y tomó la iniciativa. Comenzó a desnudarlo mientras lo miraba a los ojos. La camisa en el suelo le sirvió para arrodillarse en ella y desabrocharle el cinturón lentamente. Los botones del pantalón saltaron sin esfuerzo, la erección era perceptible y los dos sonrieron ante la torpeza de deshacerse de las perneras del vaquero. El boxer no podía contener la polla que parecía llamarla. Se levantó y lo condujo hasta el sofá mientras con la mirada le pedía que se lo quitara. Lo tumbó completamente desnudo y entonces alargando la mano cogió el tarro de miel. Nunca se le dio bien el dibujo pero a él no le importó. Todas las rectas, todas las curvas tenía el mismo destino. Su polla. Y ella, después de cada linea dibujada fue lamiéndolas cuando le ofrecía su boca él introducía su lengua para apurar cualquier gota que le quedase de miel. 
P.D1. El sistema antigoteo de La Granja de San Francisco, mola que te cagas. 
P.D2. Neko... no te quejarás esta vez de las fotos ¿nooo?
P.D3. Aunque la experiencia tiene su punto, es una guarrería. Prefiero el chocolate. 

10/7/11

El vudú - de Fredric Brown -

La esposa del señor Decker volvió de Haití. 


Había ido sola. Habían decidido pasar un tiempo separados para arreglar luego amistosamente el divorcio. Pero eso nada había cambiado. Se detestaban todavía un poco más que antes. 


-Divide en dos partes -Exigió firmemente la señora Decker-. La mitad de tu dinero y de tus bienes. 


-Es ridiculo -Replicó con aspereza el señor Decker.


-¿Ridiculo, eh? Si quisiera lo tendría todo. En haití, amigo mío, he estudiado vudú. 


-¿Y qué? 


-Que si no fuera una mujer honrada morirías por paralización del corazón. El vudú no deja huellas. 


-¡Tonterias! -Exclamó con superioridad el señor Decker. 


-Pues bien, permíteme hacer la prueba. ¡Dame Un trozo de uña o de cabello y verás! 


-¡Patrañas! -Afirmó el buen señor Decker. 


-Te hago una proposición, Probamos. Si no da buen resultado, nos divorciamos y no pido nada. Si sale bien, heredo y me voy muy agradecida. 


-De acuerdo -Dijo el excelente señor Decker 


- Trae cera y un alfiler.


Se miró las uñas. 


-Demasiado cortas. Te daré un cabello. 


Fue al cuarto de baño y volvió con un cabello en un tubo de aspirina. La señora Decker había ablandado ya la cera. Hundió en ella el cabello y luego la moleló groseramente en forma de ser humano. 


-Lo lamentarás -Aseguró, mientras hundía la aguja en el pecho de la estatuita. 


El señor Decker se sorprendió, pero de manera agradable. No creía en el vudú, pero era prudente. Además, siempre le había irritado que su mujer no limpiase nunca el peine. 


 Fredic Brown

9/7/11

Equilibrio


Me ha gustado esta imagen. 
Tengo la sensación de que en estos días algo muy parecido es lo que estamos haciendo mi chico y yo. Aunque a veces no se quien va abriendo camino. 

8/7/11

Verano

nuexpo.com
Cuanto más fresquitas van las niñas, más calor pasamos los tíos. 

Bubo.

7/7/11

San Fermín.

A San Fermín pedimos
por ser nuestro patrón
nos guíe en el encierro
dándonos su bendición.

Viva San Fermín.

De Córdoba a Cordovilla. Ocho ocho horas de coche ininterrumpidas para llegar a Pamplona. Cuando por fin encontramos la casa de Carlos, él no estaba. Lo encontramos al día siguiente durmiendo en uno de los jardines de La Taconera. Después, toda la noche de jarana antes de entrar al piso. A las seis de la mañana cuatro tíos en el cuarto de baño maqueándose de blanco para correr nuestro primer encierro. La idea era hacerlo en Estafeta, una carrerita rápida y al acabar... a la cama. No se quien decidió brindar antes del encierro en el Iruña antes de comenzar. El caso es que cuando terminamos y nos dirigíamos al vallado ya lo estaban retirando. 
Premio III Concurso Fotografía Erótica de San Fermín.
Tres días en Pamplona y no vi ni un asta de toro. Eso si, cuernos y pitones...

6/7/11

El partido.



            El primero en llegar siempre era Carlos. Después Luis, Alfonso… Yo solía llegar el último o, si acaso, con Juan Pablo. Los dos nos disputábamos el último lugar en bar de Silvio. Así que casi siempre terminábamos viendo el partido en la barra, sirviendo de camareros a los demás que ya tenían las sillas y mesas ocupadas. Los partidos del domingo habían sido una constante en nuestra vida desde que estudiamos y ni siquiera novias o esposas habían conseguido que dejásemos de quedar todos los amigos para ver el partido dominical.
A veces alguien fallaba, una riña con la novia, una resaca más grande de lo normal, un familiar en el hospital. Cualquier excusa que nunca se postergaba más de dos semanas. La cita dominical seguía siendo algo impensable de sustituir y yo llevaba un mes entero faltando a ella.
            Todo empezó cuando la esposa de Carlos me llamó un día al trabajo.
            - Salva, tengo que hablar contigo. – Me dijo
            - ¡Si, claro! - Me extrañé - ¡Cuando quieras! ¿Le ocurre algo a Carlos?
            - No… es que… Mira preferiría que no le comentases nada. ¿Podrías venir el domingo por la tarde?
            - Es que… ponen el partido en el bar de Silvio.
            - Por eso, Carlos estará allí y si faltas un día no creo que te echen de menos. No se… puedes decir que ha fallecido un amigo de la familia en Sevilla y que vas con ellos al tanatorio.
            - ¿En Sevilla? Todo el mundo sabe que odio Sevilla. Pero no te preocupes, ya inventaré algo. ¿Dónde quedamos?
            - Llégate a casa. No hay nadie, los vecinos vuelven el lunes por la mañana y nadie te verá entrar.

            Estaba intrigado. Carlos y yo, junto con Juan Pablo habíamos sido siempre los más bullangueros del grupo. Después Carlos se casó y fuimos perdiendo esa complicidad que nos había caracterizado desde el instituto. Pero desde luego seguíamos siendo muy buenos amigos. Por él daríamos el brazo si nos lo pidiese. Aunque sabíamos que no nos lo pediría. Quizá tenía problemas y Laura quería comentarnos algo. Quizá podía ayudarle aunque me tuviese que perder el partido del domingo. Llamé a los chicos para decirles que no podría ir a ver el partido. Que mi hermana se había puesto mala y tenía que quedarme con mis sobrinos. Era cierto, estaba enferma pero ya se ocupaba su marido, que para variar, estaba en la ciudad.
            Cuando llegué Laura me abrió la puerta del portal.
            - Estoy en la ducha. – me dijo – No te esperaba tan pronto. Entra y ponte lo que quieras, sabes donde están las cosas.
            Claro que lo sabía. Con Carlos había alguna que otra vez a su casa y siempre escondía el whisky de malta en el fondo del mueble bar. El otro era para las visitas de cortesía como decía él. Iba a buscarlo pero prefería ponerme un JB en un chupito. Se suponía que yo no estaba allí. Así que mejor no dejar tantas pistas. Al JB, Carlos no le hacía ni caso. Un chupito y medio más tarde Laura se presentó en el salón. Se sentó en el sofá y comenzó a hablarme. Nunca la había visto tan sugerente. Siempre había sido muy distante con cualquiera de los amigos de Carlos, pero yo pensaba que a Juan Pablo y a mí, simplemente, nos odiaba. El caso es que ella se sirvió un gintonics y entre sorbo y sorbo me fue contando como veía cambiado a Carlos, como se había vuelto más distante, más apático en el trabajo, más… y en algún más o menos de Carlos tuve que perderme en su escote y ella que se había dado cuenta cada vez me hablaba más al oído, más cerca, más…
            En el sofá, entre whisky y ginebra comenzamos a besarnos, su blusa terminó en uno de los sillones donde solía sentarse Carlos y yo perdí mi camiseta. Poco después nos encontrábamos en la cama de invitados. Un regomello de última hora hizo que no quisiera acostarme en la habitación de matrimonio. Perdí la noción del tiempo pero ella se encargó de hacerme recordar que el minuto noventa del partido había llegado. Acalorado, me vestí rápidamente y en el salón busqué la camiseta. Me despedí rápido pero ella me pidió que fuese el siguiente domingo.
            - No se, no se… Laura… no se.
            Pero si. Fui al siguiente domingo, y al otro. El día que me encontré con Alfonso por la calle me ruboricé como si tuviese quince años. Como si me acabase de pillar mi madre masturbándome.
            - ¿Qué pasa Salvi? ¿Dónde te metes?
            - Pues… mi hermana el otro día que estaba mala. Y después el coche… Y…
            - ¿No te habrás liado con una pava? ¿No? ¡Mira lo que le pasó a Carlos! Se tiró dos meses sin venir al Silvio cuando comenzó a salir con Laura.
            - ¡Que no tío! ¡Que no he podido y ya está!
            Alfonso había conseguido que me pusiese nervioso. Lo despedí con un apretón de manos rápido y le dije que el siguiente no faltaba. Pero no… volvía a equivocarme. Cuando llamé a Laura para decirle que esto no podía seguir fui incapaz de de negarle una última visita. Volvía a perderme el partido del domingo. Fue la última vez que vi a Laura. Esa semana ella insistió en que nos viésemos, me llamó al trabajo y a casa. Pero me negué a volver a hablar con ella.
            El domingo siguiente estuvimos viendo en casa de Silvio, todos juntos, como cuando estudiábamos, el partido dominical. Parecía que no había cambiado nada, las mismas bromas, de nuevo Juan Pablo y yo llegando los últimos, como siempre. Alfonso y Carlos con sus whiskysSilvio un año en que quedamos segundos en la liguilla de bares. En los clásicos cada uno tenía sus preferencias pero todos teníamos la misma camiseta.
            El domingo llegué pronto. Me senté junto a Carlos y le acompañe en su primer whisky. Después fueron llegando los demás. Estaban dando el pitonazo inicial cuando sonó el teléfono de Carlos.
            - ¡Dime!... Si… No te preocupes. Si… venimos todos con las camisetas. ¡Si, estoy bien! ¡Si! ¡Ea! Pues besos a tu madre. ¡Que si tío! ¡Que estoy bien!
            - ¿Qué pasa? – Le pregunté.
            - Nada… Juan Pablo. Que se pone tonto y pregunta si estoy bien. Que no puede venir. Que va a Sevilla a un funeral o algo así.
            - ¿A Sevillaaaaaaaa? – Dice Alfonso. – Pero si le gusta menos que a este.- Dice mientras me señala a mí.-
            Y es entonces cuando miro a Carlos, lo veo con su whisky, lo veo disfrutando y le digo al oído:
            - Carlos… creo que… debería hablar contigo.
            Y Carlos sonríe, da otro sorbo a su whisky y jalea el partido. Entonces me mira y me acercándose mucho me susurra.
            - Mientras yo pueda seguir viendo el partido de los domingos y Juan Pablo no se cargue mi Glenffidich de 15 años… me da igual a quien se folle esa zorra.


4/7/11

La postal.

Sale del estanco con un paquete de habanos, una caja de cerillas, y una postal franqueada con un paisaje del lugar donde se encuentra. Hacía tiempo que quería ir allí. Se sienta en la terraza de un bar y mientras bebe una cerveza fria va escribiendo con letra primorosa. El nombre de la chica, la dirección,  solo se toma un respiro para recordar el código postal. Al acabar la cerveza se dirige a un buzón de correos, levanta la pestaña y la envía. Le da dos golpes afectuosos, como si fuese un amigo confidente, ala caja de metal que contiene su tarjeta, esperando que llegue a su destino, que ella la lea, que sepa que no la olvida, aunque solo haya escrito dos palabras en esa postal: 


¡Púdrete Cabrona!

3/7/11

Dieta

- Da igual. Tú te pones a dieta para perder culo, barriga, pero lo primero que pierde es...
La chica mira alrededor. La playa no está concurrida pero a su lado hay un niño que juega con la arena. Entonces baja la voz y repite:
- ... lo que pierdes.
- Ni dietas ni nada Cuca. No te hace falta. ¡Estás divina! - Le miente su amiga.
- ¿Que pierdes que?
- ¡Joder Borja! - Vuelve a mirar al pequeñajo que sigue ensimismado en su vocación de arquitecto palaciego.- ¿Que es lo primero que se pierde en una dieta? Pues eso... - Y hace un gesto echando los hombros atrás.
Silvia Luna

- ¿El qué? - Vuelve a preguntar el tal Borja que tiene pinta de no saber, ni haber hecho una dieta en su puta vida.
Y desde la orilla, una voz infantil le responde:
- ¡Las tetas tío! ¡Las tetas!