de Maria Luisa Urtiaga. |
La verdad... esta entrada no se a que viene. He encontrado la fotografía entre algunas que me mandó Luisa Urtiaga, de uno de sus viajes. Siempre me gustó Ícaro. Un tipo que quiere escapa de su prisión como si fuese un juego y una vez libre no puede evitar llenarse de esa libertad, de subir más y más, de perderse, aún avisado, por culpa del Sol.
Ícaro fue desprendiendo alas a medida que subía hasta su paraiso, sin llegar a él, o quizá cuando estaba a punto de alcanzarlo se desplomó al mar.
A veces, cómo Ícaro, nos sentimos tan libres, que perdemos el norte. Una pena ¿no?
ResponderEliminarSaludos!
yapagalaluz.blogspot.com
Si al menos somos conscientes de esa libertad... ¡No! No es una pena. Decidimos que queremos quemarnos en ese fuego y es ahí donde vamos aún sabiendo las consecuencias.
EliminarLa fotografía es preciosa. Como decían los antiguos, la avaricia rompió el saco.
ResponderEliminarEs lo único bueno de la entrada.
EliminarÍcaro era un poco gilipollas.... Al sol hay que ir de noche!!
ResponderEliminarJuaasss. Si es que hay algunos que no aprenden.
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