15/10/24

Paejazz

 Llueve, me he perdido en Valencia y solo sé que estoy cerca de Mestalla. ¡Joder que feo es el campo! Recuerdo hace año, la primera vez que vine, que también me perdí. Ahora hay móviles y parece mas fácil encontrar el sitio. ¡Los cojones! Ha pasado dos veces por la misma calle. ¿Dondé coño estaba esta mierda de pub? ¡Paso! Lo dejo. ¡A tomar por culo el móvil y el sitio! 

Me decido a volver a la avenida y parar el primer taxi que vea. Y entonces alguien sale de un tugurio oscuro para fumar, tres notas le acompañan antes de cerrar la puerta. ¡Ahi! Ahí estaba. Solo había que escuchar. Como si fuese un marinero tras la sirena sigo la música que sale con tres fumadores mas. 

Entro y una barra sugerente me enfila al escenario. Tres tipos están tocando. Un piano, un tenor y un batería. Tienen a los parroquianos estáticos, con el movimiento de un pie llevando el compás, la cabeza adelante y atrás y alguno con los dedos martilleándose la pierna como si fuese el teclado. A mi me sube una sonrisa nada mas verlos. Me esquino en la barra y me sorprende, además, una morena con el pelo recogido que me pregunta que quiero. Por un segundo creo que lo tengo todo pero la costumbre me hace pedir un whisky solo. Le señalo la botella de Glenfidich, la noche lo merece después del aguacero que he padecido por culpa de esta gente. 

Ritmos cambiantes, solos, y tres whiskys después salgo del BlackNote con una sonrisa de oreja a oreja. Ha parado de llover  pero aún chispea. ¡Joder, creo que hasta se ven las estrellas! Si el Turia no estuviese seco sería ideal ver reflejarlas en el agua. Da igual. La última copa me acompaña dentro de un vaso de plástico y aún puedo escuchar ese poquito de jazz que retumba en el whisky. 






4 comentarios:

  1. Supongo que al bebértelo retumbó dentro de ti y terminaste por sacarlo a través de los dedos sobre el teclado, porque aquí llega algo, como un eco, como si alguien abriera la puerta por un par de segundos para salir a fumar (yo casi siempre estoy en la zona de fumadores)

    Besos

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    1. Llega, pero con tanto retraso que, a veces pienso que me he perdido el concierto, el whisky y la vida.

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  2. Dan ganas de ir al BlackNote... entrar y no salir.
    Seguro que la vida es mejor dentro que fuera.

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