Creo que he perdido las metáforas. Hoy, precisamente hoy que iba a hablar de ella. Que es lista como... como... vamos que no es tonta. Y guapa, guapísima, es bella como... como... ¿una flor? Como explicar la elegancia, el porte, el estilo que parecía... estilosa, si, estilosa. Sus pechos eran redondos y su boca era... era... tenía dos labios. Y cuando se los pintaba deslubraban como... como el rojo, un rojo.. G de Guerlain.
¡Si! Seguro.
Y la amaba, la amaba tanto que era un cielo de estrellas, una playa de junio, un autobús directo, una siesta de dos horas. Si, la amaba de rosa, de verde y azul.
Un texto encantador, y lo digo con toda seriedad.
ResponderEliminarUn saludo.
Que lo miras con buenos ojos, Ángela.
EliminarNo te preocupes por haber perdido las metáforas, seguro que las encontrarás muy pronto. Yo también las había perdido y después, echándole un poco de buen humor, las recuperé inmediatamente.
ResponderEliminarSaludos
Gracias, Francesc. Pidete un café a mi cuenta.
EliminarPor cierto, curioso tu blog. Me tengo que pasar con tiempo y sin prisas para echar un ojo a tus entradas. Me ha llamado varias la atención.
Yo creo que no las has perdido... (a mí me gustaría ser una siesta de dos horas... te levantas de un a gusto) Besos.
ResponderEliminarUn autobús sin hijuelas es lo.mas!
EliminarEs bonito que te entierren en metáforas... aunque sean mentiras ;)
ResponderEliminarEs precioso que te quieran. Si te quieren de verdad, si solo hay metáforas... ¡No vale!
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