La siete señoras que entraron antes que él pagaron el ticket en efectivo y le solicitaron una mascarilla al conductor. Ya no era necesario pero justificaron su petición por la edad, la costumbre y la sanidad general. Él entró sin mascarilla, aún guardaba una en el chaquetón, se negaba a usarla si no era obligatorio. Al entrar, el moquillo de las mañanas frescas, le hizo dar un retemblido y aspirar con fuerza. Las señoras y algunos usuarios anteriores lo miraron igual que si acabase de llegar del mismo Wuhan. Él levatnó los brazos, aun con el bonobús en la mano, como un cuatrero desarmado.
- ¡No es gripe! ¡Ni covid! Es por la cocaína. - Soltó sin pensar.
Curiosamente los usuarios del autobús, se relajaron un poco.
Jajajaja, ¡ah, bueno! jajaja
ResponderEliminarLas circunstancias nos cambian las percepciones sobre lo que es importante o no.
Besos
Me llamó la atención lo precavidas que fueron las señoras con las mascarillas, y encima pidiendolas al conductor y la cara que me pusieron cuando entré sin ella.
EliminarQue conste que ya no eran obligatorias.
Tiempos extraños en que cambian las prioridades y los miedos, pero al menos te permiten ser sinceros.
ResponderEliminarAlgunos miedos son un poco fingidos. Son mas pose cultural que otra cosa.
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