Ilumina de penas la pantalla del móvil.
Mas amargo que el café mañanero.
Una guerra internacional, o dos,
muchos corruptos en el país,
alguno se cuela en la comunidad.
Opiniones variopintas
y cultura sacariniza casi al final.
¡Una alegría en deportes!
Y el postre no llega
por que trae la información de otra pantalla,
la tonta.
Me cuesta reconocer mi lado masoquista
todos los días
pero es mas que evidente
con mi querencia a la prensa.
Tengo sentimientos encontrados y algún trauma aún por sanar, parece. Tengo una relación de amor-odio: la nostalgia del periódico, en papel, y también la nostalgia de haber trabajado en uno (tu texto me hizo darme cuenta).
ResponderEliminarBesos
Echo de menos el papel. De vez en cuando compró alguno. Aunque mi suscripción a digital me tiene muy contento. Económicamente hablando.
Eliminarjaja me temo que es el mal de muchos, por eso yo me debato entre cerrar la prensa y no querer saber nada de nada -a la vista del empeño de algunos por instalarnos en el constante catastrofismo- o aceptar que estamos en una época de tránsito decadente del que esperemos algún día saldremos, auqnue no se yo si lo veremos nosotros... Como si estuviéramos en una especie de edad media a la espera de un nuevo Renacimiento ; )
ResponderEliminarUn placer descubrirte, aunque ya te había visto por algunos blogs comunes. No te desesperes y quédate con esa alegría deportiva, siempre hay un clavo ardiendo al que agarrarse en tiempos de crisis ; )
Te preparo un cafelito María. ¿O prefieres un brandy? (Es con lo que estoy ahora.)
EliminarYo lo prefiero a los telediarios, aunque va por etapas. A veces, como tú dices, casi mejor olvidar cualquier noticia.