Aún le daba vergüenza entra en una farmacia y comprar condones. Pero cuando aquella chica le pidió un encargo especial para disfrutarlo juntos al día siguiente no se negó. Llevaba veinte minutos delante del Sex Shop y seguía sin atreverse. Por fin se arregló el atuendo que llevaba y entro como una exhalación en la tienda. Su decisión lo llevó a plantarse delante del dependiente y pedir exactamente lo que quería. Detrás del mostrador le atendieron rápidamente. Colocaron su pedido y dieron un paso atrás. Lo recogió, le dio las gracias y salió con la misma decisión con la que había entrado.
Una vez en la calle pensó que no había sido tan difícil.
Fuen entonces cuando se quitó el pasamontañas y guardó el revolver.
Estupendo y hasta me has dado una idea para futuras situaciones de compromiso ineludible.
ResponderEliminarEs que un revolver bien cargado facilita mucho las cosas.
EliminarMuy discreto el caballero
ResponderEliminarEficaz, sobre todo eficaz.
Eliminaryo no se que tanto miedo o reparo tiene la gente en entrar a un sexshop.... mañana mismo voy yo con una amiga xq a ella le da yuyu ir sola, para cosas de despedida de soltera.... vaya tela.....
ResponderEliminarA mi se me quitaron todos esos miedos hace tiempo pero te reconozco que si los tenía antes. (Y por antes no te digo cuando era joven, te hablo de hace seis años.)
Eliminares el revolver o es que te alegras de verme?
ResponderEliminarGrande Bubo!
¡Me alegro de verte!
EliminarUltimamente salen pocos de estos.