No se extrañó de ver a un unicornio paseando por su calle. Ni siquiera lo hizo cuando aquel dragón rompió varios arboles con una de sus alas. Tampoco cuando la ballena bufó y empezó a sumergirse en el acerado. Lo que le jodió fue ver como daba una última coletada empapándole de hormigón la cara.
CAMBIO TÉ Y CAFÉ POR MANZANILLA DE "LA GUITA"
Hace 3 horas
¿Qué se había fumao el pavo?
ResponderEliminarTotalmente subrrealista!
ResponderEliminaryo me quiero ir a la patagonia a ver la ballenas.....eso quiero, yo me quiero ir......cada vez lo necesito más, no sé si llegará un día que no me pueda retener...
ResponderEliminar