No se extrañó de ver a un unicornio paseando por su calle. Ni siquiera lo hizo cuando aquel dragón rompió varios arboles con una de sus alas. Tampoco cuando la ballena bufó y empezó a sumergirse en el acerado. Lo que le jodió fue ver como daba una última coletada empapándole de hormigón la cara.
¿Qué se había fumao el pavo?
ResponderEliminarTotalmente subrrealista!
ResponderEliminaryo me quiero ir a la patagonia a ver la ballenas.....eso quiero, yo me quiero ir......cada vez lo necesito más, no sé si llegará un día que no me pueda retener...
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