- Mejor afeitado... así pinchas menos. - Solía decir.
Pero él, que cambia los muebles de sitio cada dos meses, que lo mismo fuma rubio, que negro o deja de hacerlo, que nunca ha comprado dos veces seguidas el mismo detergente, tuvo la feliz idea de olvidarse la maquinilla. - Me como lo que tú que pidas si te hago daño. - Le prometió mientras su mirada se abría paso por el escote llegando a sus muslos.
Y ahora, mientras ella lo mira, y esconde su cara colorada detrás del maquillaje, el sostiene unos palillos y mira con asco un pescado que aún coletea en su plato.
Ahora es el momento de demostrar que no iba de farol y que aunque se habria comido otro manjar con mas gusto...por ella será capaz de cualquier cosa.
ResponderEliminarUn beso y ...quien dijo miedo?
Parece que estoy viendo al personaje persignarse antes, como cuando las alcachofas...:)
ResponderEliminarNo Gilda no es miedo, es coherencia. Pero si... como dice Aury, se presignaria y empezaría a comer.
ResponderEliminarEn algún restaurante de Nueva York, sirven el sushi sobre el cuerpo de una mujer desnuda.
ResponderEliminarIgual entra con menos asco.
¿O con más?
Yo para peeling natural me pido una barba de tres días... y si hay que comerse un pescadito crudo, pues... sobre el cuerpo desnudo de mi amante!!
ResponderEliminarTesa... depende del cuerpo.
ResponderEliminarDesde luego, si es tu amante... puedes comer cualquier cosa sobre su piel.