Me ha durado hasta llegar a la primera barra.
Bubo dixit.
- A las nueve salgo del curro. ¿Donde vas a estar? - Le pregunta al móvil.- ¡Vale! Me paso por Casa Madriles y me tomo una Coca-Cola.
Le cambia la cara y alejándose el teléfono, como si fuese a reprocharle algo, lo mira serio.
- ¡No te rías cabrón! Que si, que paso. Que después de nochevieja no vuelvo a beber nada hasta febrero por lo menos.
21:15 Casa Madriles.
Un tipo alto entra en el bar echando el humo de una colilla que ha tirado en la entrada. Saluda a otro que se encuentra en la barra y mientras se dirige allí se quita el sombrero y la chaqueta. Los deja encima de un taburete y lo abraza como si no se hubiesen visto en años. Detrás de la barra una chica rubia, bajita y con un escote especialmente llamativo que le resalta su camiseta de tirantes negra los mira sonriéndoles.
El tipo de la barra mira a la chica y le pide otra caña, después se dirige al recién llegado y le pregunta:
- Y tú...¿una Coca-Cola?
- ¿Coca-Cola yooooo? - Y mirando a la rubia intentando que no se note mucho el estrabismo que padece desde que su escote hizo acto de presencia le dice - A mi me traes un tercio. Las cañas son para los "niños" como este.
O sea que no tienes nada de voluntad...abrazos.
ResponderEliminarBrisa, para esto... ninguna.
ResponderEliminarbuenooooo, hay que ser benevolente.... una birrita, tampoco pasa nada....
ResponderEliminarJuana... espera que den las nueve otra vez y verás lo que tardo.
ResponderEliminarmmmm...birritaaaa!!! la birra es sana!
ResponderEliminarEstoy segura de que tu vuelta al alcoholismo tiene más que ver con la camarera bajita que con tu falta de fuerza de voluntad. La próxima vez, prueba en un bar en el que todos los camareros sean señores con bigote
ResponderEliminarnoia... y el vino, y la ginebra, y el whisky, lo que no es sano es tomarla en cantidades industriales. Además que también hay que potenciar la economía de los refrescos, la del agua...
ResponderEliminarMaripili... no lo dudes. Pero no te creas, los camareros que tienen bigote me imponen mucho. Si les pido una Cocacola se me quedan mirando así con pinta de: "otro maricón".