La sigues. Vas tras su corriente. Te enamora el paisaje, su frescura, y no puedes dejar que se te escape pero entonces desaparece. Días sin saber nada. Envias sondas por mail, un sms murciélago esperando respuesta, y cuando la das por perdida... aparece un brillo que te dice que ha resurgido. El camino es muy complicado para perderle la pista constantemente. Ya solo te queda ver como continúa y quizá en alguna curva encontrarse. Ya solo queda sonreír.
Eso, o acampar en la orilla sin perder la pista.
ResponderEliminarY poner cara de tonto, también. :)
ResponderEliminarTesa... de acampar nada, que llevo un fin de semana muy mochilero.
ResponderEliminarJart... a mi las caras solo me salen de borracho.
Bueno, por lo menos estás entretenido: entre los paisajes y las expectativas, va pasando el tiempo.
ResponderEliminarel campo no me va, quizás sea rara o cómodona.... según se mire, o las dos juntas... pero yo soy de asfalto
ResponderEliminarO apagar el puto listófono...
ResponderEliminarjopetas...debo estar mal porque a mí me parece que hablas todo el rato de una maroma que no se deja atrapar....de mayor quiero aprender a ser mejor comentarista....
ResponderEliminarPaseante... como decía mi padre, el que no se conforma es porque no quiere.
ResponderEliminarJuana... yo vengo de dar mochilazos y me encanta. Para todos los días no, pero un poquito de montaña y campo...
Charlotte... sin cobertura o apagado desde hace varios días.
Maripili... te sale muy bien, como lo haces. Y si, es de una maroma.