El equilibrista se quedó parado a cuarenta metros del suelo. Una paloma se había posado en la cuerda impidiendo el paso. Desde abajo, el público le apremiaba a seguir. Un inconsciente dio un zapatazo y gritó: ¡ZAPE!
Los dos abandonaron la cuerda.
A veces algo de lo que pasa por la vida se filtra en este blog. Otras veces es la fantasía la que se da una vuelta. El formato corto predomina pero siempre hay excepciones.
Siempre hay algún capullo.
ResponderEliminar¡Siempre!
Eliminar¡Qué cabrón el que gritó! Se merece que le hayan caído encima. Si no el equilibrista, al menos una cagada de la paloma, jajaja
ResponderEliminar¡Qué bueno!
Besos
Dos hostias. Dos hostias al menos.
EliminarLa paloma cayó.
ResponderEliminarEl equilibrista voló.
Saludos,
J.