Como todos los años el abuelo Salvatore nos dejaba los regalos a los pies de la cama. Entre ellos nos dejaba una nota en la que nos hablaba de sus abuelos, nuestros antepasados, que ellos eran quienes nos enviaban el regalo en estas fechas.
Papá decía que eso eran tradicionalismos estúpidos del pueblo del abuelo pero después nos hacía vestirnos y nos llevaba a darle las gracias frente a su tumba.
Me encantó este relato, Bubo. Mucho.
ResponderEliminarBesos
Por este tiempo recuerdo mucho el libro "La Sonrisa Etrusca". Salvatore regalaba a su nieto Bruno el día de los difuntos.
EliminarMuy bonito y certero. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarGracias Ángeles. Siento tardar tanto en responder pero cada día me va costando mas entrar por aquí.
EliminarAgradecidos ante todo.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Saludos.
EliminarY hoy también quiero agradecerle sus visitas. Es un gustazo contar sus comentarios.
:) cosas de mayores que no entendíamos de chicos. Me gustó. Besos.
ResponderEliminarCuando seas mayor lo entenderás... ¡Que hartura de frase!
EliminarLo peor es que en la mayoría de las veces tienen razón.
Las sagas se desarrollan a través del espejo de los homenajes.
ResponderEliminarMe encanta esa frase. Homenajeamos poco a los que de verdad nos importaron.
EliminarYo estoy en el podido convencer a mi madre de no ir al cementerio, es algo que no le encuentro sentido, yo llevo a mi padre y a mi hermana en mi corazón todo el año
ResponderEliminarbesos