Miró sus notas y se echó las manos a la cabeza.
- ¡Joder! ¡Joder! ¡Joder! - Susurraba mientras las guardaba en su mochila.
Salió de la clase arrastrando los pies, la cabeza baja durante todo el recorrido. Solo cuando pasó al lado de un escaparate y le devolvió la imagen hizo acopio de fuerzas para incorporarse. Cuando llegó a casa y abrió la puerta ya se le había derrumbado de nuevo.
Desde el salón una voz gritó:
- ¿Y las notas? ¿Te las han dado?
- Pssee
- ¡A ver!
El tipo se levantó del sofá y alargó la mano. Eran los dos de la misma altura pero la cabeza gacha del estudiante hacía parecer al otro mas alto. Miró las notas y negó con la cabeza.
- Te dije que te mirases los videos que te envié. Pero tú no. El fin de semana de cachondeo con los amigos. Mira que te dije que te ayudaba si necesitaba algo, pero tú... ¿Qué vas a necesitar? ¡Todo lo tienes que hacer solo!
- ¡Bueeeno pero es que...
- ¿Qué me vas a contar? ¡Joder papá! Que nos conocemos.
Si aprendiese a pedir y a recibir ya habría valido la pena, no importarían las otras notas. Parece fácil, y no lo es. Demasiados juicios que vencer para poder hacerlo.
ResponderEliminarMuy bueno el final!! Ahora entiendo por qué se enderezó al pasar frente al escaparate. Creo yo que se requiere cierta experiencia de vida para darle importancia a ese detalle.
Me gusta leerte, Bubo
Un beso
El caso es que he suspendido inglés, y si antes me llevaba el pescozón de mis padres, ahora me lo da mi hijo.
ResponderEliminar¿Quién me manda a mi meterme en estos follones a mis años?
"Joder papa, que nos conocemos"...
ResponderEliminarEso es que hay mas semejanza de lo que crees...:)
saludos.