Están raídos. Los parches ya no cubren todos los rotos que muestra. Hace años que cumplió su cometido. Lustroso, aburría de perfecto, pero llegó una mancha, un rozón, un montón de lavadoras y fue cogiendo el color, el tono, el cuarteado, la holgura de los buenos vaqueros. Ahora, como a un perro viejo, lo sacas a pasear orgulloso de sus años, de su lealtad, de haber sido el compañero de tantas batallas, lo sacas a pasear con cuidado. Ni una mancha, ni un imbécil que se le acerque con tizne, como a un viejo amigo el cuidado que tienes es mayor. Ya no es el cachorro que se tiraba loco por las escaleras, ahora eres tú quien lo baja en tus brazos como si fuese un hijo, un hijo gordo al que quieres igual que a uno atlético.
Los amigos, a veces, vienen en otro formato. Y este lleva despidiéndose varios meses. Aún no sabe, él nunca lo ha sentido así, que hay vida después de la muerte. Que, como un donante, sus bolsillos irán a alguna mochila como una bolsita de recuerdos. O una pernera, alguna que quede sana, tapará a otros compañeros los sietes que se lleven tornillos sueltos. Que su vida, o su muerte, seguirá en la mía. Que no estoy dispuesto a decirle adiós. Pero aún queda mucho para ser donante. De momento seguimos los dos juntos, aún quedan cosas por hacer y en estos días hay feria. Que mejor momento que salir los dos a llenarnos de albero.
pues tengo unos que pueden hacerles buena compañía. cuando decidan jubilarse...
ResponderEliminarque ayer mismo metí el móvil en el bolsillo y lo saqué junto a la media...
Remiendos, costuras, parches y si ya no hay manera... Una bolsa, mas parches para otros vaqueros, por ahí hay cuarenta mil cosas para hacer. ¡Y con el cariño que le cogemos!
EliminarDe momento, disfrutad juntos. Lo que llegue, ya llegará.
ResponderEliminarEn eso estamos. De hecho esta feria no ha sido espectacular pero rompe la mala sintonía que tenía con las otras.
EliminarAlguno de esos te he visto con mas remiendos que tela.
ResponderEliminarTe dije que algún día empezarían a llevarse de nuevo. Y mira... Ahora todo Cristo los lleva rotos. Me debes unos por cierto.
EliminarQué texto más chulo, me ha encantado.
ResponderEliminarMe alegro. Por cierto... ¿para cuando otro juego?
EliminarLo antes que pueda, porque me encanta que jugueis conmigo.
EliminarGracias :)
La verdad es que no hay nada como un vaquero viejo. Saludos.
ResponderEliminar¡Nada! (Bueno... quizá unas zapatillas.)
EliminarEn eso nos parecemos bastante. Y si hablamos de la cazadora vaquera con los puños hechos jirones, tenemos para cuatro o cinco entradas.
ResponderEliminarAmigo, como ves entro muy poco por aquí pero es que no soy capaz de organizar mi tiempo. Un abrazo
Ayer precisamente llevaba yo mi cazadora vaquera. Creo que hacía dos o tres años que no la sacaba (este año la he recuperado), eso si, la mía no está muy mal. (Y eso que ya tiene sus 26 o 27 años.)
EliminarAmistad en formatos no tradicionales.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Amistad, si me gusta esa forma de verlo.
EliminarTiene su cosa convertir una prenda de vestir en mascota.
ResponderEliminarHay prendas que si son como mascotas, otras... como dice Jose A. García son algo mas.
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