La cogió desprevenida y le plantó un beso en el cuello mientras con la abrazaba fuertemente. Tan fuerte era el cariño que los ojos se le salieron de las órbitas, tan fuerte que las costillas le saltaron, un cariño tan fuerte que cuando la vio desfallecer le plantó otro beso y la dejó caer en el suelo.
Él
Hace 5 horas
¡¡Qué bárbaro!!
ResponderEliminarNada que no se salga de lo normal en estos días. Vergonzoso pero ahí están los diarios para confirmarlo.
Eliminartanto quería el domonio a sus hijos que les sacó los ojos
ResponderEliminarMira Saturno con los suyos.
EliminarConvengamos que el segundo beso fue pura alevosía e innecesario...
ResponderEliminarSaludos,
J.
Algunos dirían que una despedida.
EliminarHay amores que matan... De ahí a la necrofilia un paso.
ResponderEliminarSaludos.
Los amores que matN son solo malos quereres.
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