Primero empezó por la casa. Tiró aquellos clásicos del PenHouse que había acumulado en sus años de adolescente. Después encendió el ordenador y comenzó a hurgar en el disco duro. Borro las películas porno, las fotografías de chicas sensuales, provocativas, alguna que él mismo había hecho a alguna novieta o rollo ocasioal, pero no quería conformarse solo con eso. Así que decidió sacarse el cerebro y comenzar a eliminar de su cabeza imágenes de las mujeres que habían pasado por su vida. Buscó en los rincones de sus sesos y fue eliminando con un cepillo de dientes todo lo que su cabeza retenía. Aquella mamada en el coche, el coño peludo de Sofía, el polvo de Mónica que le sacó dos lágrimas en la playa. ¡No! No quería que quedase nada. Solo durante unos segundos pensó dejar aquella imagen que tenía de una chica con combinación de satén, aquella que había prometido no borrar jamás de su memoria, pero también esa la eliminó de su cerebro con las raíces del cepillo.
Se lo había pedido y no quería defraudarla. Todas sus relaciones sexuales anterior a ella saldrían de su vida, de su cabeza. Así se presentó ante ella, impoluto. Pero al no recordar el recorrido de mujeres que la habían llevado hasta ella no sabía decir porque no le atraía tanto como antes de empezar su limpieza.
Epílogo:
Ella el agradeció el gesto con una noche pasional, una noche que él no olvidaría nunca. Pero él ya las había olvidado todas y ahora solo quería tener más noches como aquella, le daba igual si lo hacía con ella o con otra. Tenía necesidad de recuerdos.
Yo no pienso eliminar el polvo de mi cabeza... lo tengo clarísimo... aunque me quede sin espacio en mi disco duro... no borro ná!!
ResponderEliminaryo estoy contigo, no borro ná y si hace falta me compro un disco externo!!
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EliminarHace tres días, buscando un llavero antiguo, encontré en en uno de esos cajones que solo deben ser abiertos con una mentalización fuerte, una fotografía de hace muchos, muchos años. Es una fotografía que, pocos meses después de tenerla, la rompieron en mi cara. El problema es que esa foto era mía. Le recriminé su actitud y, mas mal que bien, la volví a pegar con su poquito de tesafilm. Después del divorcio, cuando volví a ver esa foto, casi me dieron ganas de volver a romperla y tirarla. Solo la escondí. En la foto mi ex y yo salimos muy bien, jóvenes, con ganas, elegantes, con esa pinta de que el mundo es nuestro y nos lo vamos a comer que tenemos en algunas fotos anteriores a los 25 años.
ResponderEliminar¿Sabéis donde está esa foto ahora, verdad? Pues ha salido del cajón de los inmombrables para dejarla en uno de los álbumes de fotos. Forma parte de mi, de mi vida, y me guste o no lo que pasase después, esa foto también soy yo.
¿Y todo esto a que venía? ¡Ah si! Que estoy de acuerdo con Juana y con FeoMontes.
muy bien hecho, si señor!
EliminarCon un par, caballero.
EliminarUna cosa es limpiar el polvo, que yo tampoco lo haría, y otra, cambiar las cosas de cajón. Yo eso tampoco lo haría. Del cajón de innombrables debe ir a la "p" de papelera o a la "a" de akelarre, no hay otra opción posible.
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