31/12/09

Propósitos de enmienda.

1.- Quererme más.
2.- Tomar cervecitas con los amigos. Más veces, no más cervezas.
3.- No dejarme llevar por la mala leche en días concretos. Los otros si valen.
4.- Gritar a Menudo.
5.- Pedir disculpas a Menudo por haberle gritado.
6.- Hablar más de lo que siento en lugar de como lo siento y después explicarmelo.
7.- Buscar un objetivo que no sea de velocidad.
8.- Desempolvar antiguas ideas, y colocarlas en lugar visible.
9.- Comer más y a horas "normales".
10. No hacer propósitos de enmienda. Más que nada por que despues no los cumplo.

Feliz Año.

27/12/09

Mediodia



Elvis canta Love Me Tender entre celosías de hormigón.


Martini a las doce.


Es domingo.

25/12/09

Navidad



La Navidad es amor, como un polvo en un portal.
Es felicidad, como una raya en el servicio de un bar.
Es paz, como el sueño en la calle de un borracho.
Es roja, como la sangre derramada en el baño.


24/12/09

Link

El link lo avisaba. No pase su ratón por aquí. Cuando lo tenía encima te volvía a avisar. No pulse o pasará miedo. Cuando hice click me sentí decepcionado. Nada. Ni un imbécil con la lengua fuera en el monitor, ni un bichejo devorando algo o a alguien, ni si quiera un payaso sin ojos. Pero esta noche no puedo dormir. Se que hay algo rondando en la habitación. Estoy acojonado.

19/12/09

Cableando.


Nos están cableando el parking. Si, cableando, de cables. Para lo otro, para cabrearnos, ya está el mismo parking, los turnos partidos, los jefes y sus geniales ideas. El caso es que en la cabina, saliendo de un boquete del techo, y llegando hasta el suelo, no podía ser de otra manera, se encuentran varias tiras de un cable que al principio llamó mi atención. No por que ocupase medio metro en el suelo, ni siquiera me sorprendió ver la loseta del techo por allí tirada, no. A mi me gustó el color.
- ¡Coño!¡Mira Ignacio!¡Morao de Viernes Santo! En Priego nos juntamos todos con estos colores.
- ¿Viernes Santo? - Me comenta Ignacio - No se... a mí me recuerda el color de la ropa interior. De unas bragas.
- ¡Joder! Luego decís que el que está salido soy yo.

Vuelvo a mirar el puto cable y entonces... ni nazareno, ni paso liguero, ni nada.
Me pongo cardíaco solo con rozarlo.

14/12/09

Regalo de Navidad

El viejo se acercó a la puta y empezó a mirarla. Sonreía al verle su melena rubia y fue bajando los ojos deteniéndose en sus pechos, después sus caderas, al llegar a los muslos su lengua le humedecía los labios resecos igual que un niño junto a una pastelería, esperando el dulce frente al escaparate. Su camiseta, dos tallas menos, se le ajustaba dejando ver una barriga hinchada que parecía prestada a su pequeño cuerpo. Allí se acumulaban lamparones de las últimas comidas. Como rayas de diseño sus dedos se le marcaban de un lado a otro. Llevaba un pantalón con un cinturón estrecho, unas zapatillas de paño, robadas probablemente del hospital o recogidas en algún cubo de basura.
- ¿Qué quieres abuelo? – le gritó la Rusa - ¿No ves que me espantas a la clientela?
La Rusa iba de un lado a otra en la acera, sin pisar unos límites imaginarios que estaban marcados antes de su llegada. El viejo la seguía, parecía querer pedirle algo. Se acercó las manos a la cara y se las restregaba frente a barbilla. En los laterales de su boca, como un gorrión pequeño, dos boqueras blancas se abrieron para decir:
- ¿Cuántovales? ¿Cuántovales?
La Rusa retrocedió, miraba al viejo como si lo viese, por primera vez. Vio como dirigía sus manos de la camiseta a la entrepierna, y de nuevo a la camiseta, después se restregaban el sudor de su cara, no se estaban quietas, iban a la oreja, después al pelo, a su boca, intentando disimular unas boqueras perennes.
En su misma acera, sus otras compañeras no le prestaban atención. Había llegado hacía poco tiempo y destacaba mucho. Llevaba el pelo rizado y rubio, de ahí su mote, y los conjuntos que vestía aún estaban de moda el año pasado, un top y una minifalda que solo a ella le quedaba bien. Su ombligo, con un sol tatuado, era la verdadera luz de la calle y sus piernas, marcadas, fuertes, infinitas, eran su gran baza. El lugar en el que se perdían las miradas de todos paseantes. Sujetadas por unos tacones finos que la hacían aún más alta. Unas piernas que la habían llevado a ser la niña mimada de Fernandito, el chulo que la observaba tras los cristales del bar.
- Anda y te pierdes viejo- le respondió la Rusa con una acento que desmentía su origen como extranjera.
Llevaba allí unas semanas, había seguido a Fernandito y se había dado cuenta de la importancia del dinero, pero ella no estaba allí solo por eso. Desde la acera, mirando al bar, intentaba llamar la atención haciendo aspavientos con la mano alzada.
- ¡Ya caeras puta!! ¡Ya caerás!! – le gritaba el viejo mientras seguía parado junto a ella.
Fue entonces cuando Fernandito dejo caer su sol y sombra en la barra y salió decidido hasta la otra acera. El chulo solo tenía pequeño el nombre y las entendederas, por lo demás gastaba un cuarenta y siete en unas botas que ya habían pisado algún que otro cuello, sus cerca de dos metros intimidaban desde lejos y su brazo podía pasar por la pierna de un futbolista. Fernandito cogió al viejo y antes de que nadie pudiese darse cuenta lo trasladó veinte metros sin siquiera hacer ruido. Con un ligero empujón en la espalda hizo que comenzase a andar. Como si ese hubiese sido el resorte que le hacía funcionar. Fernandito lo miraba mientras se alejaba y el viejo miraba como la Rusa entraba en un megane. En el coche, ya más tranquila, su cara era provocadora y lasciva, pero se mudo de pronto al pasar cerca del viejo y escuchar de nuevo:
- ¡Ya caerás puta! ¡Ya caerás!
Se giró, solo un segundo, para verlo avanzar, la mano en la entrepierna y la lengua mojando sus labios, a unos metros detrás de él, su seguro: Fernandito le sonreía.

Durante dos años fue la niña bonita de Fernandito. Pero a él se le acabó la suerte tres días después de partirle las piernas a un chico que, no contento con hostiar a una de sus putas, le hizo un corte en la cara. En esta vida, hasta el más cabrón tiene familia y este tenía mucha, así fue como entre unos pocos decidieron darle el pasaporte al Fernandito que no aguantó la paliza y se murió a los pocos días, no sin antes dejar el negocio en manos de su hermano, “El Gabri”, que si bien no era tan bestia como él si tenía más entendederas y amplió el negocio con unos trabelos y dos maricones, más del gusto del nuevo chulo.

La calle ya no era un paseo, ahora a la Rusa se le hacía cuesta arriba. Conoció a sus compañeras en noches en las que no aparecía un alma. Los viajes que seguía dando ya no eran tan continuos como antes, ahora tocaba esperar, aunque seguía siendo la más deseada a pesar otras dos putas, más jóvenes, que trajo “el Gabri”. Ninguna de ellas podía competir con “el niño”, un maricón muy guapo que “el Gabri” tenía para él. Ni siquiera pisaba la calle, se quedaba en el bar, con su chulo, tomándose un bitter detrás de otro.
A veces “el niño” se perdía con alguien que entraba al bar, alguien que jugaba con las llaves de un coche caro, que hablaba con “el Gabri” y le dejaba un sobre. Cuando volvía, “el niño” se pedía un bitter y le hacía carantoñas.

Después de un tiempo en que algunos le habían dado por muerto, el viejo volvió a acercarse a la acera. Los trabelos se reían de él y lo provocaban, mientras las putas miraban con recelo como iba acercándose cada día más.

A principios de invierno, cuando comenzaba a refrescar, el viejo llegó con una gabardina que parecía nueva. Se fue directo hasta las putas, las manos en los bolsillos dándole vueltas a algo que parecía pesarle. Se dirigió a la Rusa y le preguntó:
- ¿Cuánto vales?
- ¡Que me dejes viejo!- le gritó la Rusa dándole la espalda.
La escena se repetía. Desde la acera, haciendo aspavientos, intentaba llamar la atención de “el Gabri” que soltando la mano de “el niño” la miró despacio. Salió del bar dejando su carajillo en la mesa, y con paso rápido, como el que ha dejado algo pendiente y debe volver pronto, se acercó a la Rusa. Miró al viejo y después le preguntó a la puta:
- ¿Y a ti que te pasa?
- Este viejo que no me deja en paz.
- ¿Cuánto vales?- fue lo único que se le entendió al viejo mientras seguía moviendo los labios.
- Pero ¿tú tienes dinero? – le preguntó “el Gabri” mostrándole todo el asco con la mirada.
El viejo sacó la mano de la gabardina y le mostró una cartera de piel. La abrió, dejando a la vista el carné de algún incauto, de la billetera sacó doscientos euros que “el Gabri” se guardó rápidamente en un bolsillo.
- Llévatelo ahí atrás y le haces una paja – le dijo “el Gabri” señalándole el terraplen que bajaba al parque.
- ¿Qué....? – se sorprendió
- ¿Te lo tengo que repetir?- alzó la voz mientras le levantaba la mano.
La Rusa se volvió y fue bajando con cuidado por el parque, sus compañeras no se atrevían a hablar. Solo una mirada rápida para ver al viejo, con sus lamparones, sus boqueras y una gabardina nueva seguirla mientras se perdían entre los árboles.
El viejo, se veía ágil bajando hasta el parque y cuando la Rusa parecía resbalar hacía el amago de cogerla del brazo.
- ¡¡DEJAME!! – le gritaba.
Se paró en un claro, latas de cerveza y condones se distribuían por igual en el suelo. La Rusa volvió a mirar al viejo.
- Desabróchate y sácatela – le dijo mientras se acercaba.
- No, no. Yo quiero follar. – le dijo el viejo.
Volvió a meter la mano en la gabardina y miró de nuevo la cartera, entre las tarjetas, sacó un billete de quinientos euros.
- ¡Dámelo! – le gritó la Rusa.
- No, no. Yo quiero follar. – volvía a repetir el viejo mientras la miraba como el primer día, con la boca abierta, los labios humedecidos, la mano agarrando un billete mientras la otra iba de su entrepierna a la camiseta.
La cartera se había caído, se veía el carné de un chico guapo, parecía fuerte, como Fernandito. Cuando la Rusa se agachó para recoger la cartera el viejo se le tiró encima. En la mano llevaba aún el billete, mientras la Rusa sujetaba la cartera con la foto del joven. Parecía perdida, sus ojos iban de la mano que agarraba el billete a la foto de la cartera. Aquel tipo era clavado a Fernandito. Solo sintió como la penetraba el viejo, no se dio cuenta cuando le subió la falda, no notaba como la otra mano, la que ella no miraba le tocaba las tetas buscando bajo su top. Ella seguía mirando en una dirección, el billete, la foto. Solo se concedió un instante para pensar que quizá llovería, una gota en su cuello, mientras el viejo le volvía a embestir, una vez, otra, la saliva le caía por la boca abierta, la misma que podía ser una gota de lluvia. El billete, la foto, igual que Fernandito. Una y otra embestida, el billete, ¡va a llover!, la saliva en su cuello, el billete. La Rusa, entonces, dejó caer la foto, era bonita, también el billete. El viejo paró de embestirla, la mano se abrió cuando se corrió. El billete. Fue fugaz, lo vio caer, lo vio llegar al suelo y ella estaba preparada, era su billete, lo había ganado. El viejo seguía sobre ella, sin mirarlo lo apartó con la otra mano. Cayó de espaldas, bajo la gabardina nueva, jadeando, con la bragueta abierta mientras ella se levantaba rápidamente y se sacudía con la mano que tenía libre. En la otra tenía el billete de quinientos euros, recogió la cartera y miró la foto. Era Fernandito quien le devolvía la mirada, pero allí no había nada que ella quisiera. Sacó el carné, las tarjetas y volvió a subir por el terraplén haciendo equilibrios mientras el viejo seguía tirado junto a un árbol. Ella ya sabía que el dinero no es que fuese importante, es que era lo único.

12/12/09

En vez de Don Juan...


Su esposa lo esperaba. Cuando entró la vio en el sillón que había dejado frente a la puerta. A su lado había una caja que había empezado a abrir. Se levantó y alzó un vestido negro, en la otra mano, abierta, tenía un pendiente.

- ¿Para quien es? ¿Cuándo la has traído? La quiero fuera, fuera de mi vida. – Su esposa gritaba mientras le arrojaba el vestido.

Juan entró en la habitación y cerró con llave, desde la puerta seguía escuchando gritos.

- ¡La quiero fuera, fuera! – seguía gritando.

Cuando salió de la habitación llevaba puesto el vestido negro. En una de sus orejas un pendiente, el gemelo del que sostenía su esposa con en una mano. Se acercó a ella y lo cogió. Primorosamente se lo colocó.

El rimel se le corría cuando se despidió de ella.

- Ahora mismo se irá. – le dijo mientras salía por la puerta.

9/12/09

Merienda.

El café frio le recordaba que aún no había tomado una decisión. La taza llena de el color de su esperanza, el sabor amargo como las lágrimas de la primera novia. La música sa en los muebles del salón le traía recuerdos y pesadillas.
Por fin, dando un salto, se levantó del sofá. Se había decidido.

Bebería whisky.

6/12/09

Birra

La cerveza, como más buena está, es cuando te la sirven delante de un escote y una chica, con pinta de modelo sueca, te dice:
- ¿Quieres otra rubia?

2/12/09

Hacía años

que no veía salir el Sol por el mar. Parece como si se empeñara en decir que hoy es un día nuevo. Una vida nueva. Cuando lo que voy buscando es la anterior.

29/11/09

Madrugada

Levantarse y dejar una cama ocupada. El calor te acompaña bajo la lluvia mientras la música te llena de recuerdos. Son las seis y media y los charchos del suelo hacen un camino de luz. La avenida, hoy, no es tan larga. Los arboles te dan los buenos días, son los únicos que están despiertos. El aire no está viciado y respiro profundamente cargando los pulmones de paz fresquita, parece que ni el periódico trae mala noticias. Es domingo.

24/11/09

1866




A veces no es necesario confesarse para estar en paz con Dios.




Bubo. 24 nov 2009

22/11/09

Pareja de baile


Carlos intentaba convencer a Laura para aprender a bailar. Ella después de algunos achaques y pesares accedió.
Para el mismo curso Gloria no tardo tanto en convencer a Juan, solo tuvo que sugerirlo en la cama.
Las dos parejas se conocieron en el salón de baile y a una propuesta de la profesora cambiaron de pareja en medio de la pista.

Después de dos años aún no han vuelto a cambiar.

17/11/09

Ken


Ayer hablé con Ken. Dice que está acojonado. Ya las pasó canutas cuando ella se quedó con todo después del divorcio. Ahora, después de un analisis de mercado, los de Mattel han decidido sacar una Barbie con el ojo morado.

Se ve en la carcel.

14/11/09

Sensatez

Estoy cambiando. Ayer salí, y entre una copa y otra un guayabón me dijo:

- Vente a mi casa. Nos tomamos un ron, y... podemos divertirnos.

La tía me lo dice así… sin anestesia ni nada. Sugiriendo que podíamos echar el polvo de nuestra vida. Antes la hubiera cogido por la cintura, la hubiera llevado a besos hasta su casa, pasaría del ron y la metería directamente en la cama para comerle todo lo que se pueda comer, lo que no, como las piruletas, a lametones.
Pero ahora… uno va cambiando. Hay gente que se preocupa, también tiene una edad para hacer el loco por cualquier sitio, y cada vez se va volviendo, a pesar de que algunos digan lo contrario, más sensato. El caso es que mirándola fríamente, con ojos de “no me convence tu plan” le dije:

- ¡No! Mejor nos vamos a la mía que tengo whisky.

Y es que después… me da una pereza irme a mi casa andando de madrugada.

11/11/09

La carretera.


Una persona que no tuviera a nadie haría bien en apañarse un fantasma más o menos pasable. Insuflarle vida y mimarlo con palabras de amor. Ofrecerle migas de fantasma y protegerlo con su propio cuerpo.

Por lo que a mi respecta mi única esperanza es la nada eterna y la deseo con toda mi alma.

La carretera. Cormac Mc Carthy

(Dialogo de la madre)

9/11/09

...


La luna cocina sueños y amores

para saborearlos despacio.


Cocina de vicio

pero es dificil encontrar sus ingredientes.


Y mucho más difícil...


el Antídoto.

7/11/09

de vuelta

De vuelta al trabajo encontró un tipo en los espejos del escaparate de DKV.
- ¿De que coño se rie? - Pensó.


Y solo tuvo que recordar.

25/10/09

Dados


Golpea la pared. Vuelve al centro de la mesa. De nuevo el número seis. Toda la tarde he salido ese número. Pensé que estaba trucado, que era un dado cargado, que solo tenía una cara, pero no. Después me asuste, ¿Cuántas veces puede salir el mismo número? ¿Qué posibilidades hay de eso? Y ahora… se que tengo suerte.
Acaba de entrar Daniel, le he explicado el caso y no lo cree. He vuelto a tirar tres veces delante de él y el número seis ha seguido saliendo. Las tres veces, en el centro de la mesa, como antes.
- Quizá la próxima vez sale otro número. – Dice Daniel sin convencerse.
- ¡No! – Le replico – Es imposible.
- Quizá….
- ¿Qué te apuestas? – Le grito sin dejarle terminar.
- Sabes que ya no…
- ¿Qué te apuestas? – Vuelvo a preguntarle, sabiendo que es la frase que le provoca.
Daniel busca el revolver que hay debajo de la barra. El bar está a nombre de los dos, si a alguno le ocurriese algo pasaría al otro. Dejándolo en la mesa, al lado del dado me dice:
- La vida.
Lo hemos estado esperando desde hace tiempo. Alguno de los dos sobra allí. Quito el revolver de la mesa y cojo el dado. Siempre sale el seis, toda la tarde, en el centro de la mesa.
Tiro el dado, la misma fuerza, la misma dirección que durante toda la tarde, pero ahora cae al suelo.

23/10/09

Hora cervecera...

Es la hora de la cervecita... (13:30)

¿Que coño hago yo aquí escribiendo chorradas?

¡Pedazo de día que hace! Voy a aprovecharlo.

Adios

16/10/09

Smiley




Treinta y cinco minutos. Treinta y cinco minutos viendo como una pelota amarilla me lanzaba besos. Treinta y cinco minutos viendo volar un corazón en forma de beso que nunca me llegaba, de echo ni siquiera pasaba de un recuadro. Treinta y cinco minutos para aborrecer el ordenador, el beso-corazón, y la puta pelota amarilla que ella me envió. Treinta y cinco minutos es lo que tarde en darme cuenta de no me movía, y cuando lo hice fue para golpear el monitor.



¡Me lo he vuelto a cargar!






15/10/09

El favor.


Lo habíamos hablado alguna vez. Mi vecina, siempre que nos despedíamos me lo volvía a recordar. Si necesitas algo avisame. Desde que murió mi esposa se preocupaba por el pequeño y por mí. Nunca tuve que pedirle nada... pero hoy llamé a su puerta.

- Hola Carmen... mira... ¿podrías hacerme un favor? Es que...

No me dejó acabar. Me dijo:

- Por su puesto. En cinco minutos estoy contigo...

Y me cerró la puerta en las narices. Volví a casa, la habría pillado en mal momento.

Seis minutos más tarde llamaba a la puerta. Cuando abrí se había cambiado de ropa. Llevaba un salto de cama y giraba unas esposas en la mano.

- ¡¡Estoy lista!!



13/10/09

Cinco minutos

Cinco minutos... solo pido cinco minutos más. Lo que tarde ese rayo de sol en atravesar la ventana, en llegar a la cama y sentir que eres tú quien entra en ella. Solo cinco minutos para que el día no sea gris, cinco minutos para que me traigas tu sol y juntos disfrutemos cada segundo como hace años que no lo hacemos.

10/10/09

La lectura

El despertador sonaba a ritmo de R´n´R, pero su paso hacía el baño era más bien el de una dolorosa de semana santa. Ya metido en la ducha un chorro de agua fría le hizo recordar:
- ¡Coño la lectura!
Había estado dando la castaña a todo el grupo del taller, que no se os olvide, que lleveis algún relato, que va a estar muy bien. No faltaban más que unas horas y él no había preparado nada.
Al llegar al trabajo conectó el ordenador. Decidió hacer el relato entre consulta y consulta. Aún no se había quitado el chaquetón cuando comenzó a llegar gente. Le costaba concentrarse en el relato entre horarios y preguntas. La estación empezó a vaciarse de viajeros y entonces intentó reanudar el relato. Cuando había conseguido unas cuantas líneas el teléfono interno sonaba con insistencia. ¿Pero que querrán ahora? Se decía mientras devolvía el monitor a su pantalla habitual.
A las tres, la hora de salida, no había escrito más de cinco líneas. Al llegar a casa conectó el ordenador de la habitación.
Tengo que llevar algo, se dijo. Pensó en uno de los últimos relatos que había escrito y decidió imprimir alguno.
- ¿Qué le pasa a la impresora? – gritó desde la habitación cuando el ordenador le mostraba una pantalla de aviso.
- Está rota- escuchó que decía su esposa desde el salón.- Yo llevo intentando imprimir un acta toda la mañana y no hay manera.
- Joder lo que me faltaba. Llego tarde, seguro.
Comenzó a tocar todos los cables de la impresora y de vez en cuando miraba el reloj. Después de comprobar que todos estaban bien conectados siguió probando un programa tras otro. Cuando creyó que estaba todo correcto mando imprimir el último relato escrito varios días antes. La impresora siguió sin hacer nada. Durante un segundó la miró fijamente y desesperado la golpeó en un lateral, ahora comenzaba a escupir un folio tras otro. Mientras se iba imprimiendo se colocó rápidamente los zapatos y recogió de la bandeja los tres primeros folios. Se dirigió hacia el café donde habían quedado mientras comenzaba a leer el relato.
- ¡Me cago en la puta!- gritó.
Se había equivocado, en lugar del relato había cogido el acta que su esposa intentaba imprimir durante toda la mañana. Siguió leyendo:

Convocada reunión en primera convocatoria a las 20:00 se da paso a la segunda convocatoria al no encontrarse ningún vecino. A las 20:30 y encontrándose solamente dos vecinos Don Felipe y Doña Isabel del 1-2 y del 2-1 respectivamente se va a proceder a la suspensión de esta reunión cuando Doña Isabel asomándose al rellano de la escalera grita a los vecinos que bajen, que no tienen vergüenza y que más les vale ir a la reunión para decidir lo del portal
A las 20:35 con mayoría de vecinos comienza la reunión.
1º.- Lectura y aprobación del acta anterior. Una vez leída el acta, baja el vecino del 4-1 y se vuelve a leer para su aprobación. Cuando se dispone a la votación llega el vecino del 3-2 y de nuevo se lee el acta para aprobar. Al oir pasos en la escalera se aprueba el acta inmediatamente, una vez aprobada, llega el vecino del 4-2.
2º.- Presentación de los presupuestos para el portal. Se ofrece a los vecinos tres presupuestos del portal que el administrador ha pedido. Comienza una discusión en la que el vecino del 1-1 no conforme con estos solicita dos más. Desde los pisos se oye un grito: ¡Gol! El vecino del Bajo-1 se ofrece a abrir su casa para ver la repetición. El Real Madrid ha marcado 1-0. Seguimos en el portal de nuevo y la discusión se acentúa al escuchar de nuevo: ¡Gol! Volvemos al Bajo-1, esta vez el Barcelona ha sido quien ha marcado. Los vecinos dan por sentado que ha sido la familia del 2-2 la que ha gritado ya que, según Doña Isabel, son catalanes hasta la médula. Se continúa de nuevo la reunión en el portal y cuando se va a decidir la petición de otros dos presupuestos se vuelve a escuchar otro gol. El administrador se niega a dejar la reunión hasta que se termine el punto. Se aprueba por mayoría el último presupuesto que se ha visto y el vecino del Bajo-1 vuelve a abrirnos su casa. Real Madrid 2- Barcelona 1.
3º Material. Se presentan tres materiales distintos terraza, granito y mármol. Doña Isabel del 2-1 dice que ella quiere cualquier cosa menos el mármol. Se aprueba el mármol por mayoría.
4º Ruegos y preguntas. Se levantan las manos de los vecinos pidiendo la voz todos en grito. Se le da el turno a Don Felipe que durante toda la semana ha estado hablando a los vecinos de una nueva subida de la cuota. Por la escalera se vuelve a escuchar gol. Don Felipe baja la mano rápidamente al igual que los demás vecinos. Se cierra la reunión. El vecino del Bajo-1 nos vuelve a abrir la puerta.

Está llegando al café, la lectura ha empezado, están esperando que lea cualquier cosa y piensa que al fin y al cabo algo es algo. Comienza a leer...

Convocada reunión en primera convocatoria...

6/10/09

Deslomao!


Aparece el sábado pidiendo guerra.
Me decido a subir la loma para besarla y cuando llego... ya está en las nubes.

1/10/09

de limpieza

Estoy limpiando el piso. He puesto dos lavadoras de alegrías que estaban comidas de polvo. Le he quitado la grasa, hay un producto de Stanhome buenísimo, a los sueños. He tirado todas las esperanzas caducadas, me han quedado muchos huecos y tengo que hacerme con más. Tendré que volver al super. Las cortinas dejan pasar la luz, y tambien entran sonidos, risas y chicas que regresan a la facultad.

Pero mañana toca la habitación de los recuerdos y no se donde voy a guardarlos.

29/9/09

El dia es de los que mandan.












Pero la noche... la noche es nuestra.

Bruno.
La Sonrisa Etrusca.
Jose L. Sampedro.

26/9/09

Insert Coin

La máquina le devuelve una sonrisa con esas letras. Ha vuelto a ganarle. Ella sigue a su lado. A estado esperandole más de veinte minutos para que acabase la partida.
Busca en el bolsillo y encuentra otra moneda. No quiere mirarla. La chica se gira, ni siquiera se despide. La pantalla empieza a iluminarse de nuevo.
Game Over.

22/9/09

Luna Cornata


Ya se lo dijo la luna pero, claro..., ella no le hizo caso y descolgó el móvil. Lo llevaba mal. No era de extrañar. Si a mí me hubiesen llamado para cortar mientras estoy esperando un autobús que me lleva a ve a la persona que quiero, tampoco lo habría encajado bien. Su pareja se había buscado otra tía al parecer más joven y más guapa. La chica no paraba de hablar por teléfono. Su penoseo era compartido por todos los que estábamos alrededor.
- ¡Hay que ser cabrón! Hacerle eso a la chiquilla. - Ese era el comentario generalizado tanto de camareros como de los trabajadores que seguíamos la conversación a distancia.
Cuando en una de sus respuestas nombró a su pareja y la llamó Maria, nos miramos todos. Una mueca de alivio se adivinó en nuestras caras. El comentario volvío a ser general.
- ¡Tía tenía que ser!

15/9/09

Estoy enmarcando besos


Estoy enmarcando tus besos.
Los dejo colgados enlos rincones,
algunos a la vista,
otros entre libros...
y unos pocos en cajones.

Estoy enmarcando tus besos
para añorarte desde lejos.
Preparando carbonara,
o simplemente...
encontrarte en el espejo.

Estoy enmarcanco tus besos
y el dependiente se ha enamorado
de tus labios de cereza.
El cabrón me los cambia
por unos de cerveza.





Esto es lo que pasa cuando un bebe más de lo que te tocaba por ser día laborable.

13/9/09

Guiris


Empiezan a llegar guiris con acento. A mí el acento me la trae al fresco, pero eso del pelo rubio, los ojos azules, pues que quieres que te diga, que hemos crecido con las suecas de Alfredo Landa y las llevamos en la sangre, en la sangre que nos infla la polla.

Es temprano y ya tengo una en ese plan. Tiene pinta de haber salido de una feria cervecera en Munich, le faltan las trenzas y dos jarras en cada mano, por que alta, y pechugona ya es. Con esta va a ser necesario leerse el Kamasutra, por que habrá que currárselo. Uno no va a follarse a una rubia de estas como si estuviese con la novia de toda la vida. ¡Una mierda! Liarse con esta debe ser… como los videos porno que tenia “el Antoñito” pero en versión original. Por que a estas tías les irá lo mismo ¿No? Así que uno se esmera, intenta leerse a la carrera lo que venga en internet, y cuando la rubia llega por fin al mostrador de información sabiendo que tienes que hacer lo impensable para satisfacerlas, lo único que le dices es:

- Información Turística en frente. ¡Hala! Que te diviertas degenerada.


10/9/09

Cuarta fila. Nicho E



Volví al cementerio para recordar el dolor.
Calle de San Eulogio, cuarta fila, nicho E.
Allí solo había una lápida blanca enyeseda. Ningún nombre, ninguna inicial. Nada. Muy pocas quedaban así.

Cuando queremos olvidar lo hacemos a conciencia.

Ya no quedaba dolor.

Casi... ni recuerdos.

9/9/09


El sujetador, arreglado con prisas, guardaba la mercancía. Un beso (de Judas) antes de pedirle que se marchara. Volvía a sonar el teléfono. Otro cliente. Ella cada día peor. La papelina en la mesa.
Hay polvos de despedida que no terminan en la cama.

8/9/09

Para mañana...

Tengo sesenta y nueve años. Una esposa que me adora, dos hijas que no dejan pasar un día sin visitarme, un hijo que sigue mis pasos y con suerte los mejorará, una amante que me mantiene vivo y un cancer que va a matarme en menos de dos semanas.
Hoy no se que hacer.

5/9/09

Personajes

El estúpido es el personaje más peligroso de todos, ya que su actitud ni siquiera está dirigida por la búsqueda del bien propio y egoista. Tiene el peligro añadido de que los demás infravaloran su capacidad de hacer daño.
Alfonso Ramírez de Orellano - La Tribuna -

2/9/09

Hay días...

Hay días en que echas en falta a alguien. A nadie en especial, si no... alguien con quien compartir. Alguien que te hable desde el marco de la puerta fumando un cigarro mientras recoges los platos. Alguien que te acompañe en un sillón sin ruido con un libro o con un periódico. Alguien a quien preparar un whisky, o un gintonics y ponerle una banda sonora a una vida.
Alguien que pueda romperte el alma.

24/8/09

Tu mirada

Si te echo en falta en estos días es por tu mirada.
Nada consigue congelar el colchón tan rápido.

21/8/09

La pastelería

Durante veinticinco años he llevado una vida ordenada. La familia me controlaba todo lo referente a horarios, comidas, deporte, incluso el humor. Ahora, después de tanto tiempo ya nadie me vigila. Voy a darme un último capricho.
Cogí el autobús y me llegué a mi pueblo. Desde pequeño no había pisado la pastelería de Navarro. Ni siquiera sabía si aún continuaría en la plaza del centro. El pueblo había cambiado mucho desde que yo lo dejé, pero Navarro continuaba igual.
Tenía una entrada estrechita, con un escaparate pequeño en el que seguían manteniendo los caramelos que comía con mis hermanos, La Cafetera. Unos caramelos que se iban deshaciendo en la boca, se pegaban al paladar dejando un gusto de café con leche suave. Recuerdo el disgusto que me llevé al probar por primera vez el café al comprobar que no sabía igual que aquel caramelo. Después se abría la entrada y dejaba al descubierto un gran local con sus sillas de hierro, y mesas de mármol blanco. Al fondo se encontraba el mostrador, ya no era el de madera antiguo con las ventanitas de cristal, ahora era uno grande de aluminio que dejaba ver los pasteles con mas facilidad.
Comencé a pedir, y me dirigí a una de las mesas. Allí tenía frente a mí los pepitos, los dulces de mi infancia, un bollo suizo con azúcar por encima y relleno de una crema amarillenta. Al comerlo a veces la crema se caía por la barbilla y la recogíamos con el dedo chupándolo, sacando la lengua. Los alemanes, esos eran los favoritos de Carlos, un dulce crujiente con mucha nata en el centro, que hacía que terminases con la nariz pringada, dejándonos un olor dulzón y pastoso, solo mamá los comía sin mancharse.
Empecé a notar sueño, un sueño placentero. Había salido temprano y ahora notaba que el cuerpo me iba abandonando. Aún quedaban más dulces en la bandeja y elegí el de café, un ligero corte con el tenedor y se quedó partido mostrando un bizcocho bañado, con capas de crema de café y nata. Una pequeña chocolatina con forma de grano de café lo adornaba, la cogí y empezó a deshacerse en la boca, con un sabor a chocolate negro que al respirar por la nariz me dejaba un gusto amargo muy agradable.
Los ojos empezaron a cerrarse, ahora me costaba trabajo ver los dulces que quedaban, miré el tocinito de cielo. Nunca lo había probado, no me gustaba su textura, blanda, pringosa, pero esta vez estaba decidido. Di un sorbo al café y al intentar dejar la taza en la mesa se cayó. Los brazos se alargaban hacia el suelo, la gente comenzó a llegar alrededor y preguntar.
- ¿Se encuentra bien? Oiga...
No podía responderles. Intencionadamente dejé en la mesita de noche la cadena con mi identidad, mi grupo sanguíneo y un letrero que me había acompañado durante años. Diabético.

Juanito

Durante varias horas estuve esperando. Pude ver como se afanaban los camareros, como los clientes salían y entraban del bar. Había pasado la hora de la salida del trabajo, y después de un tiempo la barra quedó sola. Unas personas se arremolineaban cerca y también comenzaron a desaparecer.
El camarero me miró, se acercó y me preguntó si quería algo más, le pedí otra copa. Después de servírmela fue al trastero y empezó a barrer el local.
Juan no llegaba, la primera vez que lo vi estaba frente a una de las fotografías que colgaban encima de la estantería.
- Esa es mi madre, es guapa ¿verdad?- decía.
Era lo único que se le entendía. Según el camarero se había bebido el solo medio barril de Cruzcampo. La barra de madera había adquirido su forma de los brazos. Me ofrecí a acompañarlo a casa, pero rehusó. Me quedé con él tomando otra cerveza y empezó a contarme la historia de su madre. Su padre, celoso de todos los hombres del bar, solía sentarse donde se encontraba Juan, vigilando la clientela, vigilando a su esposa. Ahora era él quien le guardaba el sitio y el recuerdo.
Ya no volvería a hacerlo.

18/8/09

El otro lado.

Se gira en la cama y la ve. Su brazo se alarga, no la encuentra y cae en el colchón. Solo su sueño la sitúa ahí. Cierra los ojos y entonces se acerca a ella. Puede notar como su calor se suma al de la noche. Su mano izquierda dibuja su silueta. Sus caderas, descendiendo hasta su cintura para subir un pecho. El pulgar roza un pezón mientras cuatro dedos se pierden por un valle. Continúan hasta el nacimiento del cuello. Se acerca más a ella y su nariz cosquillea con su pelo alborotado. Roza su barbilla mientras la avanzadilla del índice busca su boca. Una boca entreabierta que mordisquea la yema del dedo que se atreve a cruzar sus labios. Sus manos vuelven el camino. Su barbilla, el contorno de un cuello largo. Sus dedos recorren un canal flanqueado por sus pechos y buscan nerviosos de nuevo su cadera. Cuando empieza a perderse por sus muslos la tensión le hace abrir los ojos para encontrar un lado vacio en su cama, no es el cuerpo perfecto que añoraba con quince años, es el cuerpo de ella, con el que sueña todas las noches, todas las horas del día.

Convicciones

Es hora de proclamar que las convicciones suelen tener orígenes dudosos y propósitos absurdos, y que por ellas se malgastan muchos esfuerzos y se inflingen crueles sufrimientos a personas inocentes. Por eso es bueno, periódicamente, probar a sostener lo contrario de lo que uno cree y comprobar que tambien puede persuadir, incluso más que la propia creencia. Luego puede volverse al punto de partida, porque lo importante no es estar en lo cierto, sino estar a gusto. Del mismo modo, si la convicción opuesta a la convicción propia, aunque no resulte más persuasiva, se muestra más confortable, no hay otra solución sensata que cambiar. Amargarse por lealtad a una casualidad es un signo de inmadurez.

La flaqueza del bolchevique. Lorenzo Silva.