El café sin prisas.
Mirar la sierra tras la ventana.
Los autobuses educadamente silenciosos, que aún no ha salido el sol y la gente duerme.
Unos gorriones funambulistas que buscan su nido.
La música caprichosa que no se atreve a alzar la voz.
El verde movimiento de las ramas de un árbol.
Es sábado. El día está pidiendo su lugar. Pero aún quedan cinco minutos donde todo puede perfecto, después... Amanecerá.
Por los jardines de la serenidad
Hace 3 horas