29/3/11

El Adivino.

En Sumatra, alguien quiere doctorarse de adivino. El brujo examinador le pregunta si será reprobado o si pasará. El candidato responde que será reprobado…


Jorge Luis Borges.

No se si lo he puesto alguna vez pero...
me encanta este micro.

27/3/11

PtaK




He terminado la petaca de la mochila. 
Menos mal que sigue quedando colonia.

Bubo

25/3/11

Miedo.

Le gustaba el chico. Por él había subido montañas, escuchado conciertos de Sinkope y, seguramente por él, tenía esa sonrisa perenne. Se vio feliz y entonces... le volvió a entrar miedo. Buscó en la agenda un número que no había marcado en años.
- ¿Carlos? - Preguntó.
Y una voz pareció alegrarse al otro lado. 
- ¿Que te parece si quedamos esta noche? Nos emborrachamos y terminamos follando como locos. - le dijo.
- Te preparé la cena, una comida especial, charla, y después...
- No. No puedo. Solo beber, beber mucho, un polvo y vuelvo a casa. ¿Vale?
Y al otro lado del móvil, la voz alegre, se entristece antes de asentir.

23/3/11

Srta./Sra.


            Lo compré en julio, en una tienda de libros de saldo. Hoy por fin he empezado a leerlo. Acabo de leer el primer capítulo y me ha recordado algo que ocurrió el dia de San Patricio. La protagonista está haciendo cola en una pastelería, se está poniendo de mala leche y para colmo un individuo la llama señora. “Y es que todo empieza a cambiar el día en que alguien en la calle te llama señora.” Dice la colega.
            Es cierto que los tíos lo tenemos más fácil. Si alguien te llama señorito le cruzas la cara. Pero esta visto que hay un paso muy grande para las mujeres (iba a poner tías) con eso de señorita a señora. En los últimos años he escuchado alguna vez esa historia. A mis hermanas, a Ana, a Concha… Vamos que les sienta como una patada en el estómago eso de que las llamen señoras. Hace unos meses alguien me decía:
            - Señora, me ha dicho señora. ¡A mi! ¡Será hijo de puta! – 
            - Tía no te lo tomes a mal. ¿Qué quieres? El hombre lo hace por educación. Para colmo vamos con mi nene. ¿Cómo va a saber el pobre que tú no tienes nada que ver con él? Además que…
            Y ahí me quedo. Porque si le digo que ya tiene una edad, que el peinado que tiene es muy parecido al de la reina Sofía o que la ropa que usa no es la de una quinceañera. ¡Me parte la boca!

            - Además… ¿qué?
            - Tía que te sienta muy bien el señora..– Y entonces es cuando decido cambiar de tema porque se que la voy a cagar de seguir hablando. - ¡Mira! Una terraza. ¿Vamos a tomarnos algo? ¿Rafa te has traido la nintendo? – Porque eso de tener a mano un niño es muy socorrido para cambiar de tema.
            Y es que los tíos no nos comemos la cabeza con esas tonterías.

            Todo esto… ¿a que venía? ¡Ah si! Porque el otro día, en el Banagher, con  las copas en el pecho y apretadísimos, me tocan el hombro y cuando me giro veo una chica guapísima con una sonrisa espectacular y durante un segundo puedo imaginarla en el piso, compartiendo las miradas, las caricias, las cervezas, (el whisky de malta no). ¡Vamos! La chica de mis sueños. Y entonces ella con una voz sensual me dice:
            - Señor, por favor, me deja pasar para pedir.
            Y abriéndole paso, cual paladín, hasta la barra no dejo de pensar: 
             
             Señor, me ha dicho señor. ¡Será puta!

22/3/11

Luna de Marzo

El Sol se fué más tarde solo para verla. 

Y consiguió ruborizarla.

Michel Fais


Aforismo de Michel Fais:

Hay algunas miradas que te cogen por el cuello. Sin expectativas carnales, indiscreción enfermiza o aversión gratuita. Sin pestañear, te agujeran el cráneo y te dicen:
“Lo sé todo sobre ti, y más aún”.

            Y ahora sentía esa mirada estando en la barra. El espejo de enfrente me devolvía solo una pierna. Un pantalón gris oscuro y unos zapatos negros relucientes. Sabía que pertenecían al mirón, pero ¿qué quería? ¿Quién podía ser? ¿Porqué no se levantaba y me hablaba?.
            Quizá eran suposiciones mías y lo que sentía en el cuello no era una mirada, quizá era, más bien, los informes inacabados, el terror que le estaba cogiendo al director cada vez que gritaba: “Juan, prepara el informe del Sr. López”, o el de los Balsera, ¡qué cabrones! Quizá me estoy volviendo paranoico y lo único que tengo que hacer es darme la vuelta y pregunta a ese tipo si lo conozco.
            La mirada debe seguir por que la sigo notando, su pierna se balancea en el espejo. Tengo que darme la vuelta y saber quien es, que quiere, por que tanta insistencia.
            Cojo un cigarro y lo enciendo y así, como cuando era joven, creyéndome más fuerte, me doy la vuelta y le encaro. Es un hombre de mediana edad, con un traje gris y sin corbata, me sigue mirando fijamente y al acercarme veo en la mesa unos cupones de la ONCE, y un perro lazarillo que se levanta al verme. Intento evitar el encuentro, quiero desaparecer de allí, pero el hombre, el ciego, me pregunta si quiero un cupón para hoy.
            La vergüenza que siento se me debe notar en las mejillas, menos mal que él no va a notarla. Compro un cupón y cuando me dirijo a la barra de nuevo a pedir otro güisqui me quedo a medio camino, paralizado, el color de mis mejillas se torna en blanco en un momento al escuchar decir al cuponero:
            - Que tengas suerte, Juan.

21/3/11

Primavera.

El otro día me enamoré de cuatro chicas distintas en toda la mañana y eso sin haber llegado aún la primavera. 

Esta mañana, sin salir a la calle, una ha conseguido enamorarme varias veces.







Le temo a lo que viene.

Estoy de paso

Me gusta mucho esta entrada de Tesa.

¿Suicida? ... asesina de ilusiones.

18/3/11

Patricio

Como tenemos pocas fiestas... las importamos. 
No son las ocho y se suponía que yo hoy tenía que estar fresco como una rosa. Me pierdo a partir de las tres y es cuando tocaba la jarana. Y es que hay cosas para las que no tengo paciencia. Lo que tengo ahora mismo en la cabeza es... pues eso. 
Patricio. 
Feliz día de San Patricio. 

15/3/11

Lecturas.

en Via Verde.
Me gustaba leer bajo aquel árbol. Después, cuando terminaba el libro, lo comentabamos los dos. Hasta que un día el almendro dejó de hablarme. Dejó de susurrar con sus ramas, de silbar con las hojas, comenzó a secarse y no sabía porque. Entonces  descubrí que me había hecho mayor, que ahora pasaba las páginas más rápido, que leía en silencio. Ahora vuelvo a leer los libros en voz alta para seguir comentandolos con él.

14/3/11

Lunes.


Como no tenía razones suficientes para suicidarme un puto lunes de mierda como hoy, me pongo a leer el periódico. 

13/3/11

Tía Micaela.

Mi tía Micaela fue, desde siempre, devota de San Antonio. De joven, cuando sus amigas ya iban por el primer o segundo hijo, ella seguía trabajando en la oficina del Monte de Piedad.
- Cuando me case lo dejo, pero mientras ¿qué voy a hacer yo? – decía cuando le insistían.
Fue al nacer el hijo de Angustias, su mejor amiga, cuando fue a ver a San Antonio y se lo pidió:
- Por Dios, San Antonio bendito, haz que conozca a un hombre bueno. Que me quiera y al que quiera toda la vida y cásame pronto.
Así fue como al salir de la iglesia, pensando en otras cosas, tropezó con Don Fermín, el nuevo párroco.
Pero San Antonio, que es el santo más milagroso, también le concedió el otro deseo y la caso al poco tiempo con mi tío Julián, al que le dio un hijo que lleva su nombre y siguió la trayectoria de su padre entrando en el seminario.

12/3/11

Velador

Sigue ahí.
Aunque no lo llames, 
aunque no lo busques. 
Sigue ahí.
Guardando tu sueño,
tus ilusiones, 
y seguirá cuando 
nazca la realidad 
que esperas.

Sigue ahí.
Aunque nunca más
vuelvas a verlo.

11/3/11

11 de marzo.

Hoy pasan la hipoteca y la cuenta se suele quedar temblando. 
Llevo todo el día viendo lazos negros y no había caido
hasta ahora.

 

¡Que asco me doy!

Vistalegre


            El otro día Juana hablaba de las “verdades” de Córdoba. Lo he vuelto a recordar cuando el PSOE ha organizado un acto en Vistalegre, en Madrid. En Córdoba tenemos la ONCE en ese barrio, con pabellón incluido del mismo nombre. En los dos sitios se escucharán palos de ciego. Solo que aquí, al menos los que los dan, tienen certificado médico y saben donde van.

9/3/11

Time


En las tres momentos importantes de mi vida, cuando preguntaba por las respuestas me decían:

- Tiempo. Hay que darle tiempo.

He aprendido a manejar ese tiempo, pero parece que ya se acabó.

Ahora soy yo quien no tiene prisa.

8/3/11

8 de marzo.

Raimundo entra en la tienda con un ramo de rosas. Quiere darle una sorpresa a su esposa. Joaquina, la dependienta, aún no lo ha visto. Es un poco más joven que él pero se conserva muy bien. Rondan los cincuenta. Ella puso la mercería cuando se dio cuenta que el tiempo en la casa le venía largo. Que los niños se habían hecho grandes y no necesitaban de ella, después de ver morir a su padre al que había cuidado como una madre durante los cinco últimos años, después de dejar la costura porque los ojos cansados no le daban para seguir manteniendo el ritmo de los remiendos que le encargaba la tienda de pantalones. Hace ya ocho meses de eso. Cuando se gira y ve a Raimundo le sonrie y saliendo del mostrador le abraza y le besa. 
- ¿Y esto? - le pregunta. 
- Llevas ocho meses en la tienda. Hoy es tú día. Es el día de la mujer trabajadora. ¡Felicidades! - Le dice mientras le alarga el brazo con el ramo. 
Joaquina lo mira como la que no entiende para preguntarle:
- ¿Y entonces? ¿Que coño he estado haciendo el resto de los otros años?

6/3/11

Last minute.

Lo que hace la costumbre. 
Solo acercarme a la barra y... 




- Pero si no quería nada, ¿Se puede saber quien me ha abierto una cerveza?

5/3/11

Carnaval

Uno de los disfraces recatados de hoy

A veces hemos decorado la estación para Navidad, o en feria se han puesto sevillanas, hasta hicimos un viacrucis una Semana Santa. Bueno pues este año para carnavales no ha hecho falta ambientarla nosotros. La gente de la calle se lo ha currado, y bien. Tenemos la estación llena de gente disfrazada, de putas, de kinkis, hay una pandilla disfrazada de rumanos que le están dando una paliza a un marroquí. ¡Buenísimos! Varios hombres mayores vienen de maricones, iba a poner homosexuales, pero no. ¡Vienen de maricones! Pero disfrazados como si fuesen de calle, se les nota en los servicios, cuando se quedan mirando la polla de la gente, cuando se les ha  caido la baba al pasar unos veinteañeros disfrazados de chulos. Hay uno que trae hasta una botella de oxígeno. ¡Que bien se lo ha currado! Aunque yo creo que los mejores han sido unos que venían con el mismo disfraz que el marroquí caneado pero dandole de hostias a un rumano. El tipo se ha hecho el muerto lo menos durante media hora y le sale de vicio. ¡Hasta su sangre tenía el colega!

¡Jooo! ¡Que ambientazo tenemos!

2/3/11

La hucha

Laura se levanta del sofá y tropieza con la mesa.
- ¿Te vas a la cama? – le pregunta su marido mientras comienza a ordenar las revistas que tiene en frente.
Laura no contesta, pero el gruñido que emite le hace entender a Jose que sí, que se va a dormir. Recoge el móvil y conecta el despertador. Enciende la luz del pasillo. Enciende la luz de la habitación y comienza a desvestirse. Jose, se levanta detrás de ella. Apaga la luz del salón, a trompicones se dirige a la cocina y coge una botella de agua, su camino es igual que el de Laura pero él va apagando luces, haciendo el trayecto a oscuras. Cuando llega a la habitación ella está terminando de ponerse el camisón. Jose se fija en sus muslos, ya no son los de una veinteañera, pero le siguen gustando. Mientras ella le da un sorbo a la botella que ha traído, él se desviste tirando la ropa en el suelo. Los dos se meten a la vez en la cama, la luz se mantiene encendida. Ella en su lado de la cama mira a la pared y se acurruca, Jose se gira hacia ella y dirige su cuerpo hasta el otro extremo de la cama. Empieza a besarle el cuello, su mano se detiene en el muslo que hace menos de un minuto ha visto. Laura vuelve a gruñir, algo así como:
- ¡¡Paaga la luuz!!
- ¡Venga niña! No seas tan mala. – le dice meloso, acercándose mientras le pone una mano por la cintura y sus labios se acercan hasta el cuello.
- ¡Que me dejes! ¡Que estoy cansada! – le dice Laura que con un brusco movimiento le retira la mano.
- ¡Pero mujer! ¡Laura! ¡Que llevamos más de tres semanas sin hacerlo! ¡Y con lo guapa que esta hoy! – vuelve a insistirle alternando la justificación con la solicitud.
- Mira Jose, si es que no piensas en otra cosa. Todos los días igual, y yo estoy cansada. – Laura se gira cada vez que habla con su marido, pero vuelve a darle la espalda.
Desde el otro lado de la cama, Jose, comienza a mirar el techo, la respiración se le acentúa y sin darse cuenta saca la pierna izquierda colocando la planta del pie en el frío suelo. La retira rápido pero vuelve a colocarla despacio. Desde su derecha otro frío se le va instalando en el alma. Es un aire gélido que le llega al interior. Un escalofrío le recorre el cuerpo y sonríe al pensar en su esposa. Una sonrisa que él aún no distingue si es de miedo, de asombro o de la impotencia que le provoca estar tan cerca y tan lejos de su esposa. “Piensa algo, piensa algo” se dice Jose, cualquier cosa le valdría ahora, el fútbol, el trabajo, alguna película, pero no puede evitarlo y girándose a su derecha, vuelve a la querencia de Laura.
- Laura, ¡por favor!...
- ¡Que me dejes! ¡Coño! – Grita Laura.- Vete y te tomas un whisky, o si no te das una ducha y dinero que te ahorras. ¡Pero a mí me dejas!
Jose vuelve a poner el pie en el suelo, durante unos segundos vuelve a mirar el techo, dirige después la cara hasta Laura que le sigue dando la espalda. Un suspiro le sale desde el alma.
- Me cago en la hostia, me cago en la hostia, me cago en la hostia... – repite varias veces la misma frase mientras con una mano deja libre la sábana y la colcha y se incorpora al lado de la cama. Mira a Laura que no le dirige la palabra y se sale de la habitación.
Se dirige a la cocina, y abre el frigorífico, vuelve a notar el aire gélido, la erección que había mantenido desde que vio a Laura desnudándose ha desaparecido por completo. Mientras busca una botella de agua piensa en lo que le ha dicho ella. Tomarse un whisky o ahorrarlo, ahorrar ¿el que? El whisky, el polvo que pensaba tener esta noche, el agua, ¿el que? ¡Coño!
Lo primero que se le viene a la cabeza es una hucha antigua, de las huchas que daba la caja de ahorros cuando él era pequeño. Se la dio su madre y aún la conserva, debe estar por uno de los cajones de la biblioteca. Vuelve a darle un trago al agua fría. Sin saber por que se dirige hasta uno de los cajones, está allí. Abre el fondo y de él saca un billete de 100 pesetas de los de Falla, nunca lo ha cogido, fue el regalo de su padrino y desde ahora veinticinco años después de su primera comunión sigue intacto dentro de la hucha, “no fui muy ahorrador” piensa. Desde el recibidor busca en su cartera, coge diez euros y los guarda en la hucha infantil.


Desde ese día sus desilusiones con Laura le han llevado a ahorrar una cantidad que ahora le hace asombrarse. En poco menos de un mes ha conseguido, sin proponérselo, juntar una cantidad cercana a los cien euros. Fue una noche en la que habían salido a dar una vuelta, tres días antes habían hecho el amor y ahora Jose, volvía a proponerle a Laura repetirlo. El día se había dado mejor que noche, y finalmente Jose volvió a dirigirse a su hucha. En la cartera tenía suelto tres euros, que se disponía a introducir entonces miró y vio que junto al billete de cien pesetas se encontraba otro de cincuenta y varios de diez lo pensó y supo que al día siguiente ese dinero debía de gastarse.
Durante todo el día en el trabajo estuvo comentando con amigos los clubs de alterne que había en la ciudad. En sus años de matrimonio nunca le había sido infiel a Laura, y mucho menos se había decidido a ir un lugar de alterne para acostarse con alguien. Pero como decía su padre las circunstancias mandan y es que una cosa es ser bueno y otra es ser gilipollas, pensaba Jose. Con los cien euros se dirigió después de la salida del trabajo a uno que le habían comentado, todos sabían donde estaba, casi todos le dijeron como era, muchos sabían como funcionaba pero ninguno había estado con alguna de las chicas que se encontraban en el lugar. Jose no quiso volver a pensárselo y se dirigió al sitio que le indicaron. Después de entrar se dirigió a la barra y se pidió un whisky, encendió un cigarro, mientras el barman le iba sirviendo la bebida, una chica negra, con pechos abundantes se dirigió a él y antes de que le pusieran su bebida en el mostrador le cogió la mano y le dijo:
- Vennnte niiiiño! ¡Sube conmiiiiiiiigo!- le sonreía mientras con la cabeza señalaba una puerta que estaba cerrada.
- ¡No señora! Yo... es que.... es que... acabo de pedir. Ahora después... si acaso... pero es que....- Jose movía el cigarro de un lado a otro y con la mirada seguía al camarero que por fin se acercó con su bebida.
- Venga niiiiño! ¿No seras buarrón? – le acusó con el dedo.
- Perdón bua... ¿qué? –le preguntó Jose extrañado.
- Maricón. – Sentenció la puta.
- Yo que voy a ser..., que no, que no me voy contigo. – Jose más indignado que nervioso consiguió por fin soltarse de la mano de la mujer y cogiendo su whisky le dio un sorbo. Con la otra mano le pedía, juntando los dedos y moviéndolos, que se fuera a otro sitio.
- Es que eres racista. ¿Verdad? Y no te gustamos las negras. – le dijo la puta justificando así que no quisiera irse con ella.
- Coño! Si no soy maricón, soy racista, que no me voy contigo, que te abras.
La puta se dirigió a uno de los asientos donde se encontraban otras compañeras de terna y se les acercaba la boca al oído, una a una todas lo miraban a él. Jose comenzó a darle grandes sorbos al whisky. Sentía que se había equivocado, que no podía estar allí con las putas mirándolo y que ese no era su sitio. Ahora se le venia a la cabeza el juramento de fidelidad que se hicieron Laura y él cuando se casaron. Iba a traicionar su vida, su matrimonio por que no hacían el amor tanto como a él le apetecía. No, no pensaba defraudarla tan solo por eso.
- Cago en la hostia! – se dijo, y cogiendo el whisky le dio un sorbo que lo dejo vacío.
Al ir a poner el vaso en la barra, miró por última vez la puerta que se abría. Entraba una mulata con unos tacones altos, las piernas morenas y grandes, que le subían hasta un short que se le ajustaba a la cintura. No iba como las demás en ropa interior, su ropa era provocativa pero no escandalosa, la escandalosa era ella. Una camisa corta anudada a la cintura dejaba ver un ombligo con una bola de plata pequeña, un piercing sencillo. En la garganta un cordón que llevaba una cruz y por el hombro una melena morena que era el mejor complemento de la gargantilla.
Desde el otro lado de la barra un cliente que se entretenía con dos rumanas las soltó y se dirigía hacia ella. Jose vaciló, miró su vaso que aún no había soltado y adelantándose se acercó y le dijo:
- ¡Señorita! ¿dispone de un momento? – Fue la primero vez que no se aturulló desde que entró. Y cogiendo a la mulata por la cintura la condujo a la puerta por la que acababa de salir.


Esa misma noche, al llegar a casa y acostarse, Jose, cogió a Laura por la cintura, sus labios se acercan al cuello y la besan. En el oído le susurra te quiero. Laura se empieza a poner nerviosa, pero no dice nada, sabe que después intentará retirar su camisón y comenzará a meterle mano, se siente cansada, y el trabajo sigue ocupándole todo el día, no tiene ganas de hacer el amor. Pasa un tiempo y la mano que esperaba por debajo de su camisón sigue en su cintura, la respiración de Jose le calienta el cuello. Laura sonríe al escuchar el sonido inconfundible de Jose, su respiración profunda. Esta dormido. Se siente feliz con su mano en la cintura, quizá mañana se piense en hacerle el amor. En la almohada dos cabezas unidas duermen con una sonrisa que les brilla en la cara, una sonrisa que presagia un buen entendimiento.

Moreno Cruzcampo.

Le he hablado todos los días. A veces se ocultaba, o parecía correr más que yo. No encontrabamos  el momento de pararnos, de pasear. No encontraba el momento de decirle que me hace falta. Que su ausencia me entristece, que me cuesta respirar si no está.
Pero estos dos días ha estado conmigo, he sentido todo su calor, me ha dado toda la luz que desprende.
Los últimos días ha estado conmigo. No he desperdiciado ni uno solo de los rayos que me ha lanzado.


Estos dos días ha salido el Sol.

1/3/11

Siguiendo...

Poco me importa quien inventó el mundo, si cuando el sol entra por la ventana tu lo recibes en la piel.
Poco me importa que la noche venga sin luna, si tú traes toda la luz que quiero mirar.
Poco me importa que el trabajo sea una mierda, si solo en la cama, contigo, quiero sudar.
Nada me importa que diran si son tus gritos los que oyen en la madrugá.

Se que me vuelvo a equivocar, pero voy a dejarme llevar.
Seguir tus piernas hasta el alba, poco antes de que el despertador anuncie a mi alma
que se tiene que levantar.