25/6/20

English Vs The last of us.

Hay gente que sale en Semana Santa y sigue comiendo pipas y charlando con el compañero mientras el paso reglamentario pasa frente a él. Si después le preguntas no sabe si ha visto la Borriquita, el Entierro, o el Resucitado. ¡Le da igual! Para esa persona la Semana Santa es una manera de evadirse, de estar con la gente que quiere y le da lo mismo que el paso sea un crucificado, una dolorosa, o el último futbolista de moda. El resto, ahí me incluyo, estamos pendientes de la Cruz de guía, de los penitentes, del color de las flores que lleva y de si el que lleva el pendón de la cofradía se ha puesto la túnica sin planchar. 
Yo he visto a un tipo en la final de Holanda -  España, Sudáfrica 2010, jugando al candy crash, mientras la novia la novia le gritaba a Iniesta que quería un hijo suyo. ¡Que le vamos a hacer! Si al tipo no le gusta el fútbol no hay que forzarlo. Pero es que hay cosas que no puedes evitar. A mi me gusta casi todo y llevo con entusiasmo y pasión un sinfín de actividades pero hay otras... ¡Que no!
Y ahí es donde entra The Last of Us. A ver, os cuento, se que es un juego. Que acaba de sacar la segunda parte y que mi hijo está mas que ensimismado con él. Ya le pasó con una infinidad de juegos. Algunos consigo retener algo, incluso he visto la cinemática de varios y reconozco que son espectaculares pero... ¡Que no! Que no me gustan los juegos. Parte de esa incapacidad es precisamente, el fervor del primogénito. Alguna vez intentó enseñarme a jugar. Al principio los dos nos movíamos a la par en eso de los juegos pero su entusiasmo me hizo echarme a un lado para que fuese él el que disfrutase y después... no pude seguir su ritmo. Los: así no es, yo te lo paso, vas muy lento... Me frustraron las ganas de juegos que nunca había tenido, ni siquiera en mi etapa de estudiante de informática (que ya era difícil pasar del Doom en red a finales de los 90). Así que ahora, cuando el infante empieza a hablarme de juegos yo le pongo el piloto automático y solo hago preguntas con la última frase que he pillado para que continúe y aparentar una relación paterno-filial solo medio qué.
Lo peor es que en estos últimos meses de clausura mi "partner" está igual de entusiasmada con las clases de inglés de la escuela oficial de idiomas. Yo, por eso de seguirla con su aficción, me apunté el año pasado a clases, lo peor es que aprobé y este año voy a por el B1, con menos ganas que una obra en las siestas de agosto. Pero claro... ella quiere hablar en inglés, y tener un diálogo en la lengua de Shakespeare, y... ¿Que quieres que te diga? ¡Que no me sale! Que cuando escucho algo en inglés lo mismo le pongo interés pero si eso dura más de cuatro frases... Es que paso. Pongo el piloto automático y y ya me da igual que hable del Resucitado, de la Cruz de guía o del manto nuevo de la Soledad. Todo lo que suene así como el "chiuchiu wachicachi" es que entra por una oreja y sale por otra. Pero mira por donde, ahí están los dos, mi nene y la "partner" empeñados en que aprenda algo aunque sea por insistencia. 
Y cada día me cuesta mas trabajo no mandarlos a los dos a tomar viento. 

Spoiler de "The Last of Us II", el prota del primero cae al principio. 

See you soon. 

16/6/20

Mi cajón desastre.

Para Alis
(Que siga guardando en su cajón desastre.)



Justo a la izquierda
nada mas entrar 
está esa consola con 
mi cajón desastre. 

Tiene una pipa de fumar
con tabaco seco
y servilletas de bares cutres
con relatos de whisky caro.
Unas cartas de poker 
sin la reina de corazones,
y un zippo con un búho volando. 
En mi cajón desastre
hay fotografías que ya olvide´
y llaves de casas que no visito.
Escondido en uno de los rincones
un dado con cinco caras
para cuando no se cual poner. 
Pulseras rotas de amores 
que nunca se van y un destornillador
para ajustarme la cabeza.
En el cajón desastre, ahora,
hay también una mascarilla
perenne, que espero tirar pronto. 

9/6/20

Silencio.

Jimmy Smith llevaba una hora y media tocando desde el móvil en el salón. El teléfono no había sonado desde primera hora de la mañana, inexplicablemente ningún teleoperador había interrumpido la siesta. Y el libro mantenía el interessuficiente como para no echar de menos ni si quiera un vaso de agua y entonces ella le llamó la atención sacandolo de su ensimismamiento placentero y le dijo:

- Amor, ¿te has dado cuenta del silencio que hay?

Él respondio con un gruñido afirmativo sin dejar de leer.

-Entonces... ¿Sabras valorar que he estado callada mas de una hora, verdad?





Epilogo:

- No cariño. A mi me sale sin querer y no puedo entender que te cueste trabajo.

-Ahh ¿no? Pues ya verás.
Y cogiendo el teléfono comenzó a marcar.


Jimmy Smith sonaba en el salón, junto el ruido del aire, la voz de ella, otra vozl otrp lado del auricular,los coches en la calle...

2/6/20