19/12/21

5 whiskys con mas cariño que gusto.

Esta madrugado me he despertado con el regusto de un whisky que llevaba tiempo sin probar. Cuando el barman me ofreció varios, no se encontraba el que yo pedí, me decanté por ese. No por que fuese el que mas me gustase, si no por que era el que me traía mejores recuerdos. Los whiskys, al fin y al cabo, están mas o menos buenos por la memoria que tiene la etiqueta. Como los nombres que asociamos a una persona u otra y nos suenan mejor. En mi caso estos son los cinco que he recordado esta mañana: 

Passport Scott. 

El Passport fue de mis primeros whiskys. Entre el DYC, que no ha sido nunca uno de mis favoritos, y el JB que no me lo podía permitir, se encontraba esta botella verde y cuadrada. Un whisky suave y barato que era fácil de enocntrar en los noventa. Además con mi limitado inglés pude traducir la leyenda que tenía que venía a decir algo así como: Esta familia se dobla pero no se rompe. Que ahora ya no aparece en las botellas nuevas con un diseño mucho mas cool que los escudos anteriores. 

Dewards White Label. 

Con veinte años, y muchos viajes en ese tiempo, me encontré infinidad de fiestas Dewards. Este whisky, es una
de esas historias de marketing que hay en mi vida y se me han instalado en el subconsciente. Dewards está asociado de diversión y promociones, a regalos en garitos de playa y noches de luna llena. Dewards White Label fue el whisky que tomé ayer y me ha hecho meterme en esta entrada. Solo por eso ya tiene un reconocimeinto, aunque en casa debe quedar alguna bolsa, o mochila con el logotipo de este whisky. 


William Lawson´s.

El William Lawson´s es el whisky del Parque Cruz Conde. Ese que vendía en el supermercado de al lado y solía estar en casa de Vanessa. Alguno que otro comprado por mí, la mayoría por mi culpa, un whisky barato y decente para una casa en las que ninguna de las inquilias lo bebía. Un whisky que ha sido el compañero de paseos. De casa a la Feria, de casa a la Cata, de casa al parque... Las botellas de William Lawson´s quedaban en las papeleras cercanas al evento que tocase. Creo que muy pocas terminaron en la basura de aquella casa de aquellas estudiantes que me tenían en tanta consideración.

Johnnie Walker. 

El Johnnie Walker, etiqueta roja, es el whisky favorito de un amigo. De mi amigo Juanito, por su puesto. Era el whisky que había que comprar cuando hacíamos botellón entre todos. A los demás, mas o menos, nos daba igual. Ya no estábamos tan tiesos como para ir al DYC y podíamos permitirnos algún dispendio. Algunos lo bebíamos solo, otros le echaban su poquito de CocaCola. En un fin de semana cayeron muchas de estas botellas que probé con todas las variantes y con mas imaginación que consciencia. Es de los pocos whiskys que aún me resisto a tomar, aunque tengo que reconocer que cuando lo nombran trae recuerdos muy


divertidos pero su vista y olor aún me hacen retreparme hacia atrás. 

Jim Beam.

Aquí tengo que hacer una excepción. El Jim Beam fue el regalo de una JP. Después de tenerme jodido con unas clases de informática me vino con un bourbon. El regalo era a medias. Sabía que me tiraba el whisky pero él prefería el  Jack Daniel´s y como también conocía que no era santo de mi devoción hizo así como un fifty-fifty y se marcó un Jim Beam. El caso es que fue el inicio de mas clases, de partidas de PCFútbol, de pirateos varios y por su puesto de muchas charlas con humo y bourbon. que me dejaban la habitación como un sahumerio. Por su puesto después de aquella primera botella, volvieron a entrar algunas mas.



Quizá estos whiskys están en mi subconsciente con mejores recuerdos que sabor. Me dejo algunos como el Vat69 o aquel Winchester de Simago, no el actual, que provocaron tan malas resacas como buenas risas. Cuando beber whisky era mas una pose que un sentimiento.

 

3/12/21

Adios.

 Hacía tiempo que no escribía y decidió coger la pluma para hacerlo. Nada de bolígrafos vulgares con capuchón azul. ¡No! Una pluma de antaño. Aquella que le regalaron para una Navidad y aún no se había decidido a usar. Sorprendentemente el cartucho de tinta entró con una facilidad pasmosa y una fina línea azul parecía esperar el momento de unirse al papel para dejar su impronta. En un folio limpio, impoluto hizo una  A mayúscula con un arabesco resultado. Después la miró y se atrevió a usar una d, una minúscula, diminuta y sencilla desentonando con la primera. Jugó con la pluma antes de hacer las siguiente letras casi a la carrera, como una exhalación. Quedaron en el papel junto con las primeras unas tímidas y manchadas ios, para completar la palabra. 

Después cerró el capuchón y la tiró por la ventana abierta. Detrás fue él. 



1/12/21

...

Las mejores vistas de la ventana las trae mi imaginación. 

Bubo dixit.