14/3/24

Yo soy tu padre o Meditaciones de Marco Aurelio.

 Libro IV

12.- Hay que tener continuamente presentes estas dos reglas de conducta: la primera, hacer sólo lo que sugiera la razón que reina y hace las leyes en el corazón de los hombres para mayor dicha suya, y la segunda, cambiar de parecer cuando alguno nos disuade o nos aleja de tal o cual idea preconcebida; pero siempre que este cambio vaya determinado por un motivo plausible de justicia de interés público u otra causa semejante, y de ningún modo por la satisfacción o por la pura vanagloria que pudiera procurarnos.

Esto me ha recordado a una de mis primeras entradas, si no la primera, una referencia de Lorenzo Silva en La Flaqueza del Bolchevique: Convicciones.

Estoy leyendo las Meditaciones de Marco Aurelio. Diría que es como escuchar a mi padre, a mi madre, a la familia en esos momentos en los que las charlas son fluidas y rescatas alguna enseñanza provechosa. Ni una regañina, ni broncas, mas bien como una de esas conversaciones en el coche cuando la música suena a gusto de todos y estas distendido. Quizá, con mas años aún, estas conversaciones podrían ser frente a la chimenea, con un cigarro antes de dormir, o apurando un racimo de uvas y queso en el palatium. El caso es que Marco Aurellio no es el Paulo Coelho del siglo II. ¡Que coño! Fue emperador romano. El tipo mas importante en ese tiempo. Y lo pone tan fácil que no se como esto no se estudia en filosofía de tercero, o en ética, o... ¡Que hay que leerlo, vamos! 

Os dejo una Sinopsis que he encontrado de David Hernández de la Fuente:

Tienes entre manos un libro que vale su peso en oro. Es el libro que escribió Marco Aurelio, el hombre más poderoso y sabio de su tiempo. El que influyó en Felipe II de España, Federico II de Prusia, Catalina II de Rusia o George Washington. El que inspiró el ascetismo cristiano, influyó en la Ilustración europea y condicionó la filosofía contemporánea a través del trascendentalismo de Emerson y Thoreau. El que leyó Roosevelt en momentos de angustia. El que aún hoy Bill Clinton lee sin cesar. El que adoran los ecologistas actuales. El que en nuestro tiempo ha logrado fascinar a los magnates de las grandes empresas tecnológicas. Un libro de oro.

El estoicismo ha irrumpido con fuerza en nuestro tiempo, pues el siglo XXI comparte muchas vicisitudes y dificultades con la Antigüedad tardía. Las Meditaciones de Marco Aurelio, el emperador-filósofo, son una obra de una increíble profundidad intelectual y acaso el mejor manual sobre cómo vivir de forma serena que jamás se haya escrito.

 

He puesto la cita número doce del cuarto libro por que es la que me ha hecho escribir la entrada, pero desde que leí: Es preciso, pues, aprovechar el tiempo... No puedo evitar leer a Marco Aurelio con la voz de mi padre. 

23/2/24

Conversación con El Miedo de Juan.

M- «Dentro de unos años, a lo mejor, no hay ni aficionados a los toros, ni siquiera toros. ¿Estás seguro de que las generaciones venideras tendrán en alguna estima el valor de los toreros? ¿Quién te dice que algún día no han de ser abolidas las corridas de toros y desdeñada la memoria de sus héroes? Precisamente, los gobiernos socialistas...» 

B- «Eso sí es verdad. Puede ocurrir que los socialistas, cuando gobiernen...» 

M- «¡Naturalmente, hombre! ¡Pues imagínate que ha ocurrido ya! No torees más. No vayas esta tarde a la plaza. ¡Ponte enfermo! ¡Si casi lo estás ya!» 

B- «No, no. Todavía no se han abolido las corridas de toros.» 

M- «¡Pero no es culpa tuya que no lo hayan hecho! Y no vas a pagar tú las consecuencias de ese abandono de los gobernantes.» 

B-«¡Claro! —exclama uno, muy convencido—. ¡La culpa es de los socialistas, que no han abolido las corridas de toros, como debían! ¡Ya podían haberlo hecho!»




Esta conversación está extraída del libro Juan Belmonte, matador de toros; de Chaves Nogales. Es una conversación de El Miedo de Juan consigo mismo. Una conversación para salir de la cama el día de corrida, una conversación que ya deja claro quien tiene la culpa. 

22/2/24

Ala vin, ala van.

El partido era aburrido. Cero a cero aún en el marcador y la última cerveza calentándose en la mesa. El bar ya no estaba lleno. Los cuarenta mil pases de los futbolistas que no miraban a la portería lo habían dejado como las áreas, ¡vacío! El sueño empezaba a apoderarse de los parroquianos cuando entró ella. 
Llevaba una camiseta del equipo local. Animaba como cherleaders de instituto. Pantalón ceñido y zapatillas de deporte que brincaban por el entarimado del tugurio. Por su puesto se convirtió en el centro de atención de el grupo que quedábamos mirando la pantalla. Su pelo iba de un lado a otro. Cuando caía delante de su cara ella lo echaba atrás con un movimiento de mano que nos devolvía la sonrisa a los aficionados. Si en algún momento alguien mostró una preferencia por el equipo visitante se olvidó rapidamente. Faltaban aún unos minutos para el final y con la chica entusiasmada nos enganchamos a sus saltos, y volvimos a animar a nuestro equipo, el de ella ahora, como en la previa. 
El pitido final nos llegó de sorpresa. El resultado, después de una tarde aciaga también. ¿En qué momento había cambiado el resultado?

21/2/24

Reivindicaciones tontas.

Primero le escribimos a un ciego. Después le gritamos a un sordo. Con ayuda de un sindicalista jodimos las carreteras a quien se mueve en tren. Nuestras reivindicaciones caían en saco roto una y otra vez. 


Echo de menos aquella época en que uno podía salir con un arma y descerrajar un disparo en la cara de aquel que tantos problemas genera. 

2/2/24

Perdí las metáforas.

 Creo que he perdido las metáforas. Hoy, precisamente hoy que iba a hablar de ella. Que es lista como... como... vamos que no es tonta. Y guapa, guapísima, es bella como... como... ¿una flor? Como explicar la elegancia, el porte, el estilo que parecía... estilosa, si, estilosa. Sus pechos eran redondos y su boca era... era... tenía dos labios. Y cuando se los pintaba deslubraban como... como el rojo, un rojo.. G de Guerlain.


¡Si! Seguro. 

Y la amaba, la amaba tanto que era un cielo de estrellas, una playa de junio, un autobús directo, una siesta de dos horas. Si, la amaba de rosa, de verde y azul. 

24/1/24

La venganza de los inconclusos.

 Todos los personajes que creé en cuentos inconclusos se unieron con el firme propósito de asesinarme. Sus destinos habían quedado en el aire infinidad de veces. Algunos incluso habían servido para diversos cuentos que nunca llegaron a nada. Se armaron con los cuchillos de cocina que encontraron en los cuentos, con hachas, espadas toledanas y alguna sierra (supongo que de mi etapa de ver pelís de miedo). Pocas armas de fuego hay en mis relatos, pero una criada con voz chillona tenía una pistola, soy muy fan de las Astra y alguien consiguió encontrar el  revolver del Virginiano que quedó en aquel relato del oeste. Lo hicieron con premeditación, alevosía y nocturnidad. Llegaron a mi cama sin hacer ruido, algunos salieron de mi cabeza, muchos del ordenador y varios de un cuaderno que nunca tenía tiempo de corregir. Todos alrededor de mi cama esperando darme el golpe definitivo pero el miedo de verlos tan cerca de su propósito me despertó. Y volvieron a quedar estáticos en sus cuentos, salvándome de una muerte atroz pero con la congoja de buscar todos esos relatos perdidos y acabarlos de una vez por todas.  

22/1/24

A tomar por culo el tiempo.

 Ya no creo en las esperas para un día

ni en las cuentas atrás,

ni en vísperas

ni en calendarios mercados. 

Ahora cuento los minutos

como victorias

y si en un despiste mato

siete del tirón

como el sastrecillo lo festejo. 

Y es tiempo que no pudo conmigo.

Batallas tontas ganadas al reloj,

lucha de guerrillas

sin esperanza en la eternidad. 

Luchar y disfrutar cada día de victoria

sabiendo que la guerra está perdida. 

19/1/24

Salió el número 32.

 


Hace tiempo que no hacía esto y es una de las cosas que mas me gustan. Elegir dos números, uno para la carpeta de imágenes, el otro con el número de posición de la fotografía. En los dos he elegido el 32, resulta que es la carpeta de el viaje a Burgos, la imagen es esta. (Bueno... recortada) 
No es una imagen que me encante, precisamente las dos siguientes si que me gustaban. Eran Estrellas, de la cúpula. De hecho me gustan tanto que las he enviado a un concurso, pero la número 32 es esta. Una imagen oscura que contrasta con la luz de fuera. Unos bancos de piedra donde los sacerdotes, sacristanes, novicios o vete tú a saber se pondrían con un libro de misas aparentando que leían mientras miraban de reojo la calle y los viandantes. Quizás algún novicio enamorado de su compañero con las chapetas rojas de vergüenza. O un sacerdote tipo sátiro que se salta la obligación del celibato y no distingue la carne del pescado con tal de llevarse una alegría. 
Sea como sea, yo también me senté en esos bancos de piedra intentando que me contasen algún chisme, alguna confesión pero siguen ahí, perennes esperando un rayo de sol que cada vez se hace mas de rogar entre pisos altos, y la meteorología de Burgos. Siguen mudos, guardando sus secretos. 

13/1/24

De vuelta de las Ermitas.

 Yo soy de meter la pata bien. Mucha pata tengo para meter y a veces me llega hasta la cadera. Hoy también la he metido. A primera hora me han hecho una invitación. ¡No, no! Nada de copas o salir a cervecear. La invitación era para primera hora. Para hacer una ruta a las Ermitas. Así, a bote pronto, son unos siete kilómetros de subida y otros tantos de bajada. Yo me he animado y he decido aceptar. Total... Catorce kilómetros es mas o menos factible para hacerlo en dos horas y media, como mucho tres. Y la partner estaba en cama con idea de no levantarse hasta la hora del gimnasio. O eso pensaba yo. Por que antes de ponerme la ropa para subir montañas de Córdoba ya se había levantado. ¡Chungo! Por que si se levanta temprano es que tiene intención de ponerse a limpiar, a hacer comida  y yo me voy a escaquear. 

Le pregunto, me dice que me vaya. Al menos no me dice tú verás. Y me voy. 

Quince kilómetros, dos horas o dos horas y media no deberían ser problema. Para las once estoy de vuelta y nos ponemos con la lavadora. Pero uno piensa una cosa y después sale otra. 

La subida es penosa pero vamos bien de tiempo. Pero cuando llegamos a las Ermitas nos da por empezara a olisquear. Entonces nos damos cuenta de la veces que hemos subido y no hemos visto todo lo que había que ver. La ermita de San Pedro, el noviciado de San Andrés, la cúpula o el Cristo de los Milagros. Las vistas han estado ahí siempre pero le damos una vuelta de tuerca y pensamos en como serían hace cien o doscientos años. Cuando nos damos cuenta, el desayuno que pensabamos tomar  tenemos que dejarlo por imposible, es tarde. 

La vuelta la hacemos a paso redoblado y llego a casa a las doce y media. La partner está haciendo comida para varios días. Ha recogido el piso, ha ido al gimnasio y ha subido a tender. Todo eso, creo, con el firme propósito de que me de cuenta que el escaqueo de hoy ha sido de los grandes. Cuatro horas un sábado por la mañana cuando lo de "hacer sábado" era la opción del día es cuando menos reprobable. 

Con la mirada me lo deja caer y tengo que reconocer que la he cagado. Que he metido la pata con el senderismo. Ni si quiera puedo reconocer lo que me duelen los gemelos después de la caminata que ha pasado de lo 20km. Lo que si hago es disculparme, pedir perdón por el escaqueo y recordar que no puedo poner ninguna justificación. Que si yo pensaba... que hemos descubierto y por eso... que el cinturón verde esta... ¡Nada!. Disculpas y propósito de enmienda. El lunes estoy de descanso, el curro en casa es todo mío. 

Como buena partner no ha podido evitar lanzar alguna pulla. Nada que no mereciese. 

Y esto... ¿a que viene? Pues que suelo quejarme de los tontos, de los cabrones, y de gente que no sabe valorar lo que tiene cerca. Y esta vez todo eso se ha concentrado en este tipo que, cada vez, escribe menos, y peor, que va acumulando años y espera disfrutarlos con esa Santa Partner. Que coño santa. Un pedazo de tía a la que tengo que agradecerle enormemente la paciencia que se gasta conmigo. 

5/1/24

Libros 2023

 

Vamos con los libros. Este año habrán caído poco mas de cuarenta. Creo que alguno se me ha pasado anotarlo en el cuaderno, aunque este año he apuntado muchos de los comics que he leído, que antes no solía hacerlo.

El caso es que, mas menos ha sido esto:


Nada es lo que parece, de Vicente Raga, pertenece a la saga 12 puertas. Unos libros entretenidos sobre Valencia y como ha ido desarrollandose un secreto desde la judería del siglo XIV hasta ahora donde un grupo va desentramando algunos de estos. Entretenido, sin pretensiones, pero este es el cuarto y tendré que conseguir el resto.

Mr. Milagro, El alma del controlador aéreo, que para tener orígenes granadinos me esperaba algo mas, o 9 minutos, cayeron sin pena ni gloria.

Pero recuperé para finalizar enero un imprescindible: Momo y también uno de esos que llevaba tiempo con ganas y se había quedado en el tintero: Córdero, de Christian Moore fué un descubrimiento. El amigo de Jesús cuenta su evangelio y es divertido e instructivo.

Willian Faulkner trae su Oso, que no llegó a entusiasmare en febrero. Y después, para entrar la primavera leí: Totalidad sexual del cosmos y Ligeros libertinajes sabáticos, títulos mas sugerentes que interesantes fueron los libros. Pero acabé marzo con un buen sabor de boca al leer La brevedad digital, un libro de VVAA que traía los premios Cardenal Mendoza, donde participé y no conseguí nada mas que un buen libro, que ya es algo.

Sherlock y la sabiduría de los muertos, de Rodolfo Martínez, A la hora que cierran los bares, que era un pendiente de hace tiempo de Soledad Puertolas y El extasis de Fleur, libro que podía haberme ahorrado, fueron los referentes de abril. Eso si, lo mejor de ese mes fue la novela gráfica de Joker. También cayó por ese tiempo, Catwoman, en comic, otro de micros, Donde queremos estar, y otro de esos libros que se quedaron en el tintero hace casi treinta años: Ella, (la que debe ser obedecida) de Henry R. Haggard.

En junio, por culpa de un bono regalo de Netlé, me compré El Asesino, una novela gráfica de Matz y Jacamon, del que después cayó la segunda parte y estoy esperando que los RRMM se porten bien y traigan la tercera, si no tendré que comprarlo yo. También de Neville, Riesgo Calculado, Días enteros por las ramas de Yourcenat y Bosques de Polonia, una excelente antología de Antonio Luis Ginés.

Por fin cayó uno de esos libros que se fueron eternizando en la mesilla de noche pero no por ello desmerece nada. Una recomendación de una chica en La Casa del Libro que me trajo a Angel Gonzalez y su Antología y he disfrutad tanto como la de de Wislawa. Pero es que además segí con varios que me dejaron muy buen sabor de boca: Lolita, si el de toda la vida de Nabokov. Y una sorpresa que encontré en la calle y no va a volver a salir de casa, Nombre de Torero, de Luis Sepúlveda.

Volví a leer 1984 en versión novela gráfica. Días de lectura de Proust, y La Juventud de Pratt y Corto Maltés. Para seguir cn algo mas liguertio como Todo está oscuro, otro de las 12 puertas, Hombres, de Quino y un ensayo de Garcí: Beber de cine.

Después de varios aciertos llegaron las de arena acabando las vacaciones: Historia de un hombre contada por su esqueleto, de Manuel Fdez; Ella fue buena de Philip Rot me dejaron un poco chafado. Afortunadamente entre estos libros estaba El gran golpe, de Catwoman, regalo del hijo y Cazadores de nieve, de José Luis Muñoz. Y otro de Salvador Gutierrez Solis que seguí en la trama por eso del tema Huelva, Amantes Anónimos.

Revolución y El búfalo de la noche me metieron de lleno en México, con dos grandes escritores: Reverte y Arriaga.

Entre noviembre y diciembre ha habido poca lectura. Adios muchachos de Daniel Chavarría que había recomendado Arriaga en su libro de antes y la colección, estupendísima, de grapas de Nightwing. Para darme la réplica con X-Force que fue degenerando y con el último libro del año, el premio Planeta de 2023: Las hijas de la criada, de Sonsoles Onega que, sin dejar de ser entretenido, crees que mereces algo mas. Pero bueno... Ahí se queda la lectura. El año que viene mas, o eso espero, por que a 5 de enero no he leído nada aún.

Reeding is sexy