27/5/23

Los años por la borda.

Tiré varios años por la borda.  Olvidé todo lo que me habían enseñado pero pasado el tiempo los recuperé en una isla desierta. Ahora viajan conmigo todos y no me arrepiento de ninguno. 

19/5/23

Mala memoria

 " Eso que arrastras y, de vez en cuando, pateas. Eso, cariño, es mi corazón."


No recuerdo de quién era esta cita. No recuerdo la editorial, ¿Visor? Ni si quiera se si es correcta o la recuerdo mal. Me ha venido a cuento por otra parecida que acabo de leer de Irving Berlin: "Be careful, it´s my heart".

¡Que putada, no recordar el tipo! Era un tipo el que lo escribía. Un libro de aforismos, microrrelatos y algún verso suelto que había en un bar. ¡Si recuerdo el bar! Antes era el Flores, un tugurio de viejos donde algunos adolescentes nos colábamos por que la caña de cerveza estaba a veinticinco pesetas. ¡Veinticinco! Aunque... No recuerdo el nombre. Para mí era el Flores, hasta que conocí a Lola, la dueña. Y pasó a ser el bar de Lola. Uno de esos bares con juegos para las mesas, libros en alguna estantería y una camarera, Lola, de las que enseñan mas que los libros. No recuerdo la cara de Lola, pero si su escote. Era morena, de eso si me acuerdo. Y de Oviedo. Con uno de esos acentos que te acarician aunque estén dando la cuenta de una noche de jarana que pasa de los muchísimos euros. 

Tres veces me quedé hasta las tantas en aquel garito. Esperando la hora de cerrar. Ayudando a Lola a recoger. La felicidad era verla echar la reja hasta la mitad y que ya no quedase nadie. 

Dos veces la acompañé a su piso. La primera vez me dejó entrar. 

La última me dio beso. De esos que estallaron en el pecho. De esos que hoy, un gilipollas que ha puesto una cita de Irving Berlin, me ha hecho recordar. 

¡Con mi mala memoria! 


20/4/23

Aviso: No pierdas el tiempo leyendo esto.

 Bien. Ya estás avisado. Ahora te voy a contar algo por lo que no deberías leer esto: ¡No pienso editarlo! Va a salir como tenga que salir. Con sus faltas, su mala redacción y sin censurarme. ¡Que coño! Ya lo he dicho varias veces, es mi blog. Hago lo que quiera aunque la mayoría de las veces me autocensure con gilipolleces.Así que hay va el desahogo del día. 

¡Estoy harto de chupapollas! Harto de qu que cualquier mediocre se vya colocando medallitas que no le corresponden, muy cansado de los que se arrastran mendigando una palmadita con el escalafón superior y son capaces de olvidar cualquier favor que se le hizo antes. Muy asqueado de esos inútiles que sin hacer méritos se vanaglorian del trabajo como si fuese una misión de Hércules. (Aquí os traigo fotocopiado perfectamente, el tutorial que necesitabais, como si él no lo necesitase. Que bien me han salido estas fotocopías, anda que si no fuese por mi... Cuando el que se ha currado el trabajo de edición y texto ha sido otro). Esos me tienen muy harto. 

Pero tampoco puedo perdonar a los gilipollas de los jefes. Siempre es preferible un imbécil que te da la razón a un que te pueda hacer sombra son ideas. Llevar la contria, aunque te evite un marrón, es algo que parece no sentar bien. ¡A todo que si! Que dirían los Zigarros. (He pensado que si bajamos por este barranco llegamos antes. ¡Claro que si, jefe! Le dice el chupoptero. No vayas a buscar arnes, ni cuerdas de seguridad. Venga, ver que pasa. Ya lo lamentaremos después.)

Estoy muy quemado con la sequía que tenemos. ¡Joder y mientras solo me queme yo! Pero no... Tenemos imbéciles que además se dedican a meter fuego a bosques enteros. ¡Habrá que ser hijo de puta! Pero no pasa nada. En la Comunidad ya hemos votado para abrir la piscina. Que sea pronto que hace calor. Ya veremos de donde sacamos el agua. En la parte norte de Córdoba ya hay pueblos que tienen que llevarle el agua en camiones cisterna. ¡En abril! ¡A tomar por culo el Abril aguas mil! Esperemos que sea cierto ese de: Cuando Marzo mayea, Mayo marzea. ¡Esperemos! Por que estamos sin agua. Y lo  del cambio climático está para quedarse. No vamos a ser capaces de renunciar a nada. Seguiremos matandonos de poco a poco. ¡Joder espero que no hayas llegado hasta aquí leyendo! Si es así... ¡Lo siento! Aunque ya estabas avisado. 

20 de abril del 2023, treinta y tres años desde aquella canción. Nos hemos hecho mayores. La chata podría ser abuela. Aunque sé que no lo és. Que la última hija fue una sorpresa, que cumple cuatro en unos meses y se lleva una mayoría de edad con su hermana mayor. Que tanto tiempo ya es normal. Que ya no queda nadie de los de antes, y que nosotros hemos cambiado. Que le va fatal con el tío ese y que solo nos quedan los sueños. Y algunas canciones. Hoy... la que tocaría de verdad sería La Senda del Tiempo, pero ni si quiera nos hemos hecho viejos de repente. Lo hemos hecho a conciencia, paso a paso. Renunciando, conformandonos... 

Pero... siempre queda un rayito de esperanza. Hoy hay Cata del Vino... Y quizá por una hora, nos hagamos jóvenes de repente.

19/3/23

Dejar de fumar.

 

Escucho por la radio una chica que habla de su pareja. Quiere que deje de fumar.

-         -  Pero no por mi, no por que yo se lo pida. ¡Si no por él! Y si no es capaz es que no me quiere y mejor dejarlo.

¡Te cagas! O sea que ella quiere que deje de hacer algo, o que lo  haga, que para el caso es lo mismo. Pero no quiere ser la responsable. ¡No por mi! Por que hacerlo por ella es demostrar que la quieres pero que estás obligándote a hacer algo que no te gusta. Y, claro, a ver si después vas a pedir tu algo a cambio y no. Lo tienes que hacer por ti, por tu salud, por tu bienestar, por estar mejor. ¡Por ella no! ¡Por ti! Que ni tienes intención de dejar de fumar, por que es que ni siquiera te cansas las dos horas que te metes de gimnasio, por ti, que salies al campo a disfrutar del aire puro en vez de meterte en viaje con cincuenta personas en un bus o en un vagón. ¡Lo tienes que hacer por ti! Por ella no. Y resulta que tú eres capaz de hacerlo, que, al fin y al cabo, para los cuatro o cinco cigarros que te fumas al día tampoco te supone un drama. Pero te apetece, de vez en cuando, encender uno, con la cervecita de medio día, con el cubata de noche, o con algún amigo que coincides y buscas el claro y la excusa para dejar de lado un rato el trabajo y fumar un cigarro. Claro que te gusta, por eso lo haces, pero si eso es un problema se resuelve pronto. ¡Se deja de fumar! Pero…. ¡Coño! Si la deja no es por gusto. Es por no fastidiar la relación, ¡Es por ella! Por que ella merece la pena, pero no por que él esté convencido. Claro que quiere seguir con esa relación, que no le importa dejar de fumar, pero ¡coño! Que se reconozca que es por ella. Que a él ni le va ni le viene. Por que si al fin y al cabo ella tampoco es capaz de aceptarlo como es, o de no reconocer que lo hace por el bien de la relación por que su intolerancia al tabaco es algo que no se admite…  ¡Que lo mismo tiene razón y mejor dejarlo! ¡Anda y que se joda!




6/3/23

Rarito, para entendernos.

 Agalmatofilia: Que siente atracción sexual hacia las estatuas, maniquíes o cualquiertipo de representación humana inerte. 


Pues que me acabo de enterar. 


https://youtu.be/3p2J7vGHAf8

28/2/23

Cardenal Mendoza

 

Me regaló una botella de brandy de Jerez porque dijo que el respeto también se bebía.

 

Del microrrelato: Eloisa, de Marta Finazzi Martínez



27/2/23

Hoy dice el periódico...

 Ilumina de penas la pantalla del móvil. 

Mas amargo que el café mañanero. 

Una guerra internacional, o dos, 

muchos corruptos en el país,

alguno se cuela en la comunidad. 

Opiniones variopintas 

y cultura sacariniza casi al final. 

¡Una alegría en deportes! 

Y el postre no llega

por que trae la información de otra pantalla, 

la tonta. 

 

Me cuesta reconocer mi lado masoquista 

todos los días 

pero es mas que evidente 

con mi querencia a la prensa. 



26/2/23

La llamada.

 El tipo entra en la estación con una maleta de cabina en una mano y una bolsa de Stradivarius en la otra. El sol acaba de salir y le alarga la sombra en el vestíbulo. Se dirige al mostrador de información y pregunta por el autobús a Cartagena. Tiene una voz fuerte, como si fuese un Constantino Romero en un cuerpo moreno y pequeño que no llega a la treintena. Desde información le dicen que no hay autobuses directos en esa dirección. Pregunta entonces por Murcia y sonríe como un niño cuando le comentan que en la tarde tiene una salida. 

- ¡Miré! - Le dice al tipo de información, apoyándose en el mostrador como si quisiera hacerle una confidentca. - Es que... he perdido una mochila con la cartera y necesitaría hacer una llamada a mi pareja para que me comprasen un billete. ¿Podría llamar desde algún sitio?

El tipo de información hace una mueca de disgusto pero coge su teléfono. Le pregunta el número y comienza a marcarlo en el móvil. En la primera llamada se lo pasa al usuario. No te separes del mostrado mientras hablas, le ordena. 

Y entonces comienza una conversación. Al principio parece fácil. El joven con la voz profunda solo necesita que le paguen el billete para volver a Murcia. Pero habla poco. De fondo una mujer con voz melosa le dice que tiene que volver. Que no puede dejar el centro. Que lo hecha de menos pero que debe ser fuerte. El chaval se ve incómodo con la conversación, el tipo de información también, se arrepiente de haberlo obligado a hablar en el mostrador pero ya se ha llevado muchas sorpresas. 

La mujer lo convence para volver al centro. Él solo quería verlos, a ella, a la familia, hace tiempo que no sabe de nada y la nostalgía le podía. Le dice que está fuerte. Que puede aguantar dos o tres semanas en el centro. Que los echa de menos y tiene ganas de verlos. Lo dicen con la voz de Constantino quebrada. Y entonces le pide a ella que los llame. Que estará en la estación. Le promete que no se moverá. Que los esperará en la puerta de la estación. No puede controlar como se le resbala una lágrima cuando le dice adios. 

Le devuelve el teléfono al tipo de información mientras le da las gracias con un hilo de voz. El otro asiente, y cogiendo el móvil le susurra un: Que tengas suerte. 

El de información confía en que aguante el tiempo suficiente para que puedan recogerlo. Sabe que a veces los del centro se retrasan y en unos minutos pasan muchas ideas por la cabeza. Pero no quiere mirar ni un segundo mas y coge, como si fuese una tabla de salvación, el teléfono de consultas. 

El sol le da de  cara mientras sale arrastrando la maleta y una bolsa de Stradivarius. Se sienta en el banco de la puerta. Solo le queda esperar. 

23/2/23

La mascarilla

 La siete señoras que entraron antes que él pagaron el ticket en efectivo y le solicitaron una mascarilla al conductor. Ya no era necesario pero justificaron su petición por la edad, la costumbre y la sanidad general. Él entró sin mascarilla, aún guardaba una en el chaquetón, se negaba a usarla si no era obligatorio. Al entrar, el moquillo de las mañanas frescas, le hizo dar un retemblido y aspirar con fuerza. Las señoras y algunos usuarios anteriores lo miraron igual que si acabase de llegar del mismo Wuhan. Él levatnó los brazos, aun con el bonobús en la mano, como un cuatrero desarmado. 

- ¡No es gripe! ¡Ni covid! Es por la cocaína. - Soltó sin pensar.


Curiosamente los usuarios del autobús, se relajaron un poco. 

21/2/23

Estados de humor.

 Si la ves taciturna y no tienes claro que puede ser: ¡pon la lavadora! La ropa interior que haya en el tambor te dirá si la culpa es tuya o no. 


Bubo dixit.