28/10/17

Face.

Entro en Facebook. Voy curioseando la poca gente que tengo. Hace mucho que no publico nada que no sea una fotografía antigua que me recuerda el programa o algún comentario. Las últimas semanas solo un grupo de fotógrafos cordobeses llaman mi atención, ni siquiera el poker me llama para jugar. Pulso en mi perfil. Un marco de texto me pregunta ¿Qué estas pensando, Bubo? Y no se que pienso. O si. Por que resulta que pensar pienso todo el día. El problema es escribirlo. Esa manía de quedar para siempre, (aunque siempre es mucho tiempo y una unidad de de medir falsa) lo que se dijo, lo que se hizo o se escribió. Al fin y al cabo lo peor no es escribirlo. Puedes pensarlo, puedes escribirlo, al final, lo que de verdad es malo es que alguien lo lea. Que sepa lo que eres, lo que pensaste en un momento dado, dar tus ideas a voleo, sin saber quien leerá, sin saber si algún día te arrepentirás de ellas y tendrás que comértelas por que alguien te las echará a la cara. Lo peor no es pensar es que la gente sepa lo que piensas. Por eso nos gusta inventarnos personajes, asesinos que no somos pero lo pensamos, violadores, pusilánimes a los que rechazamos tanto como a los otros, misioneros en senegal o piratas de parche, cualquiera, por que también somos ellos y ninguno.  Por que alguna vez hemos sido todos y nunca lo seremos. Pero ahora me da miedo ser algo. Que me vean, que me conozcan, si hablo de toros malo, si soy ecologista tampoco va bien la cosa, si lo hago de chicas peor y si no lo hago misógeno, si soy monárquico o republicano da igual, soy facha según unos, radical izquierdista según otros. Al final... Al final termino viniendo aquí que es mi rincón, mi rato de café, mi blog para escribir lo que me salga de la polla aunque no me aclare ni yo. 

¡Que le den a facebook! 

17/10/17

Y si...

A estas alturas una ya podría tener una hija mayor de edad, o un chalet en la subbética, podría tener una vida. Una vida distinta. O quizá no.

14/10/17

Como ayer.

Llevaba media hora tirando piedras al mar. La última rebotó siete veces antes de ahogarse. Ella se le acercó y lo abrazó.
- Si consigo que salte mas de dos veces nada nos separará.- Le susurró él.
Ella le cogió la mano, con la mirada le rogó que no lo hiciera. Él debió notar incertidumbre pero solo seleccionó otra piedra, la más plana, la que no podía fallar y la lanzó.






Elegir opción:

A.- La piedra rebotó cinco veces y fueron felices para siempre.

B.- La piedra se hundió al primer contacto con el agua y ella se desvaneció de su lado cuando tocó el fondo del mar.

C.- Ella lo miró, le dio un cachetazo en el culo que se escuchó en toda la playa recriminándole: Ahora tendremos que seguir juntos sin saber cuando algo nos separará. Igual que ayer. Y le besó.

13/10/17

Jenny and the Mexicats


¡Si señor! Ayer tocaba concierto y lo disfruté un montón. Una lástima porque estabamos pocos (pero macho, como dijo Pantera). Y es que es difícil salir airoso en Córdoba si los Aslandticos tocan gratis en un marco como es el Arco del Triunfo. Una lástima, quiero decir, una lástima por todo aque que se perdió el concierto.

¡Simplemente geniales!

12/10/17

Sorry.

Hoy ni entrada ni hostias. Es solo para decir eso, lo que marca en el título que por cierto ni debería escribirlo. (Como no me atrevo a hacerlo en español lo dejo en inglés.) El caso es que llevo tiempo sin escribirlo es algo que me molesta. No quería que pasasen tantos días sin meterme en el blog. Sin leer los que me gustan y sin saber de la gente. No quería pasar pero pasan los días y no abro el "Café del Búho". (Ni uno ni otro.) He pensando lo menos tres entradas en los últimos días que se han quedado en servilletas y dibujos hecho en el periódico. Ha habido veces en los que me atrevido a abrir el correo y ver que había un nuevo comentario al que no he respondido. (Cosa que odio y pasa muy pocas veces.) He tenido micros en la cabeza que se han evaporado de un pitonazo de coche, o una llamada inoportuna. He pensado, casi cada día, en como volver a retomar esto. Y hoy toca, aunque solo sea para decir... pues eso, el título. 

Voy a ver que se cuece por ahí. 

3/10/17

El Cristal.

Eran las tres menos cuarto cuando entró.

– ¿Ahora? – Preguntó Don Serafín al tipo que entraba en la tienda con mono azul y un limpiacristales en la mano.

– Si usted quiere me marcho y vuelvo el lunes.

– No, pase, pase. – Contestó de mala gana.

El limpiador comenzó con parsimonia su trabajo pero el amplio ventanal que daba a la calle quedó limpio en menos de quince minutos.

– ¿Y esa mancha?- Preguntó Don Serafín mientras miraba su reloj.

– ¡Es por el otro lado! Ahora lo termino.

A las tres en punto el limpiador salía por la puerta seguido por Don Serafín que comenzó a echar la llave. Dio un pequeño golpe para asegurarse el cierre. El tipo se detuvo en la misma postura que tenia dentro del local. No se despidieron.

Con la misma parsimonia del otro lado del cristal el limpiador comenzó a extender el jabón, después lo limpió y fue quitando la espuma con su limpiacristales. Ahora si, el cristal quedó impoluto. Tan limpio que nadie diría que había una barrera entre la calle la joyería.

Así fue como el limpiador, tentado por cruzar hacia dentro avanzó un pie, sonrió, y entró en la joyería.









Este micro tiene sus años, concretamente cuatro, y hoy me lo han recordado.