31/7/13

El maestro.

Y cuando las tinieblas cayeron sobre la tierra, José de Arimatea, después de haber encendido una antorcha de madera resinosa, descendió desde la colina al valle. Porque tenía que hacer en su casa. Y arrodillándose sobre los pedernales del Valle de la Desolación, vio a un joven desnudo que lloraba. Sus cabellos eran color de miel y su cuerpo como una flor blanca; pero las espinas habían desgarrado su cuerpo, y a guisa de corona, llevaba ceniza sobre sus cabellos. Y José, que tenía grandes riquezas, dijo al joven desnudo que lloraba. 
-Comprendo que sea grande tu dolor porque verdaderamente Él era justo. 
Mas el joven le respondió: 
-No lloro por él sino por mí mismo. Yo también he convertido el agua en vino y he curado al leproso y he devuelto la vista al ciego. Me he paseado sobre la superficie de las aguas y he arrojado a los demonios que habitan en los sepulcros. He dado de comer a los hambrientos en el desierto, allí donde no hay ningún alimento, y he hecho levantarse a los muertos de sus lechos angostos, y por mandato mío y delante de una gran multitud, una higuera seca ha florecido de nuevo. Todo cuanto él hizo, lo he hecho yo. 
-¿Y por qué lloras, entonces? 
-Porque a mí no me han crucificado.

de Oscar Wilde.

Sumisos

del blog: http://eroticinblackwhite.blogspot.com.es
[Sumisos]

¡Chúpamela! Le ordenó a la mujer. Y ella, sumisa y voluptuosa. Se inclinó al lado del sofá. Con maestría le desabrochó le pantalón y sacó su una polla inhiesta que comenzó a lamer. De vez en cuando miraba al ordenante para encontrar la aprobación en sus ojos. Este con una caricia en el pelo la animaba a seguir. La mujer siguió con obedeciendo la orden con un ritmo cadencioso, lamiendo en unos momentos y engullendo en su boca en otros. El tipo parecía contento y entonces fue cuando ella, dirigiéndose hacía su cabeza que descansaba en uno de los apoyabrazos del sofá, con una voz igual de firme que la de él, le ordenó: ¡Despiertate!

29/7/13

Incondicionales

de Scot James Prebble.

En el barrio le llamábamos Mepamsa. No se si recuerdan aquella marca de calefactores que se anunciaban diciendo aquello de: Calientan pero no queman, aunque su nombre era Marina. Su padre era oficial de un mercante expulsado del ejercito hacía años y su madre... su madre era una puta que aprovechaba las ausencias del marido para sacarse todo el dinero que él no le daba. Mepamsa sacó un poquito de cada, de su madre las formas, la manera de moverse, de provocar, de saber hasta donde llegar para conseguir lo que quisiera, de su padre, la mala hostia. Y es que Mepamsa conseguía de nosotros todo lo que quería. Hasta que llegó el Nono.
El Nono, Antonio para los que no era de su circulo, era de estos tipos que te da dos hostias y luego pregunta. Un chulo que fumaba Celtas y bebía vino en vez de las habituales cervezas que los demás pedíamos. El Nono caló pronto a Marina y no se dejó arratrar como nosotros por sus contoneos y sus minifaldas cortas.Cuando peor la trataba más se la veía a ella arrastrarse por un muerdo, un pellizco en el culo o una buena hostia. El caso es que cuando nosotros intentamos seguir la misma tónica que el Nono las hostias nos las llevábamos por ración doble. Las de Marina y las de él.
Tal para cual. Aguantamos hasta que la vida nos hizo ver que todo no eran chulerías y polvos en la buhardilla del Nono. Hasta en una de aquellas peleas en que se embarcaron los dos la sangre salió a relucir. Al Nono le cambiaron la buhardilla por una celda. Marina salió perdiendo, a ella le dejaron solo dos metros de largo por poco más de uno de ancho en un nicho alto donde el calor la tiene que haber descompuesto mucho antes que al resto. Marina tenía mucho para descomponer, no como nosotros que seguimos en los huesos sin llegar a saber si aprendimos algo de ellos o no. Aguantamos hasta que nos abandonaron por que por  nuestra parte los hubiéramos seguidos hasta el final. 



28/7/13

Amanece

Primero entra la música a borbotones. Sin previo aviso. Despertando la mañana que comienza a colarse en la habitación por la rendija de la ventana. Atravesando visillos, y llamando a mis párpados. Insistentemente. Aún no he aprendido a hablar y solo un gruñido la recibe. Siempre un ojo es más perezoso y el derecho comienza a abrir antes, parece que quiere colarse también en mi cabeza la luz de la mañana. La sábana está en el suelo. Que mejor lugar para ponerla con el calor de la ciudad. Ahora la echo de menos, pero es imposible alargar aún la mano para recuperarla. Creo que se venga y se esconde bajo la cama. Es imposible que yo la lanzase allí. Uno de mis pies se empeña en salir de ese gran habitáculo tranquilo, que es la cama e, inconsciente, coloca la planta en el suelo. ¡Más sábana! Jeje. Quizá llegue a recuperar la parte de me toca con los dedos del pie. ¡Si! Ummmhhhh ¡No! ¡Mierda! También me giro. Quizá sea hora de despertar. Me falta poco para que el ojo izquierdo se abra también. Un mecanismo extraño me lleva a sentarme. Tengo que reconocerle algo de mérito al conductor del programa de radio que siendo tan malo me obliga a buscar otro dial. Respiración profunda. Me incorporo. Caída ligera de cabeza hacia el pecho. Reconozco un día nuevo. A ver que nos trae. Primer paso hasta la noche. Ya falta poco.

27/7/13

¿Pascal, Proust?

“Todas las desdichas de los hombres derivan de su incapacidad de vivir aislados en una habitación”.

Cita de Pascal en un libro de Proust leído en otro de Augusto Monterroso.

25/7/13

Santiago.

Marta recibe un WhatsApp: "Estoy llegando. Pídeme una cerveza".

Cuando lo lee, lo muestra al grupo. Tres personas la acompañan y ríen la gracia. Llevan diez minutos esperando el tren que volverá a unirlos. Desde que acabaron las clases no se han visto y mañana es Santiago. 

Uno de ellos se acerca al bar. Pide un tercio. Se pelea con el tipo del bar que lo deja llevarlo al andén pero intenta convencerlo: Te devuelvo el casco en un ratillo. Es para un amigo, está al llegar. 
Todos fuimos jóvenes alguna vez piensa el barman y le sonríe la ocurrencia mientras lo sigue con la mirada. 

Un estruendo les llama la atención. Cuchicheos. Alarmas. Miedo. Se agitan buscando respuestas en las caras de los demás. El tercio queda en las dársenas. No volverá al bar. Nadie llegará a probarlo. 

24/7/13

La marcha.

Preparados. Con zapatillas y gorras, con cámara y pantalón corto. Con ganas e ilusión. Un paso, otro, y el cansancio que se esconde en una de las esquina. Acechando al último paseante. El que en un esfuerzo más se pone en cabeza, levantando la mano. Señalando al grupo una parada. Una petición, una exigencia. Un descanso que la mayoría no está dispuesta a hacer. No han transcurrido más de dos kilómetros y ya sabemos quien va a morir primero.

23/7/13

Pillapelos

Se acerca a la taquilla. La siguiente es ella. Sus ojos van cargados de tristeza. Al lado de sus piernas delgadas se sostiene la funda de una guitarra. En la mochila lleva todo lo demás. Sus manos abren y cierran un monedero antiguo. La mirada va desde sus sandalias hasta la ventanilla que la espera, una y otra vez. Por fin avanza hasta el mostrador. Pide un billete y sale del vestíbulo. Se dirige hasta los andenes. Anda despacio y la sigo con la cámara de seguridad.
Es su último día en la ciudad. Hace una semana que hacía el recorrido contrario. Bajaba del autobús enérgica, con el paso firme y entonces sus ojos iban llenos de ilusión. Se acercó al mostrador de información y preguntó por la dirección del Conservatorio. Aquel día fui yo quien la atendió. Recuerdo que le hablé de “el Gosando”. La taberna que había hacía años habían visitado los guitarristas añejos de Córdoba. Esa noche la volví a ver allí. 

Acerco el zoom. Una fila de “pillapelos” de colores contrasta con su pelo moreno. Esos, que durante unos días se han estado dispersos por la cocina, en el salón, en mi mesilla de noche.

20/7/13

Esta noche


Esta noche solo te quiero follar. 
Ni películas, ni historias, en la cama o en cualquier lugar. 
Tú decides el momento, tú decides donde vas 
pero esta noche, tú y yo, nos vamos a encontrar. 

Ascensión.

- Hola Bubo. ¿Sábes que hoy es mi último día? - Me pregunta mi compañera de hoy con la que no he coincidido más de tres días. 
- ¡Si, ya me han comentado! ¿Te vas a currar a Madrid, no? ¡Que bien! - Le sonrió mientras intento llevar los ojos de sus tetas a la cara.- Es una lástima que no hayamos coincidido más. Pero ya nos iremos viendo por aquí ¿No? - Le miento. 
- Si. Ya nos vamos viendo. 

La chica es aparente. ¡Que coño aparente! Está buenísima. Hoy, para colmo, se ha colocado una camiseta estrecha dejando todo el escote a la vista. Como diciendo: Esto es lo que os vais a perder por tratarme tan mal. 
La foto no es de mi compi pero las tetas...
iguales.
Y es que es una pena que con lo bien colocadas que tiene las tetas no lleve tan bien amueblada la cabeza. Claro que nosotros llevamos aquí la pila de tiempo y seguimos comiéndonos una mierda. Esta chica dentro de poco, ¡triunfa! 

9/7/13

de circos y paranoias varias.

En el circo de Jack,
las pulgas son la atracción principal.
La mujer barbuda pasó a ser una ilusión más
cuando descubrió la maquina de afeitar.
El hombre bala se divorció y dejo de volar.
Crecieron los enanos
y el gigante se convirtió en un tahúr
cuando descubrió en una mano

una jugada de full.