28/2/12

Compensatoria.

Lacey Jones.
19:37. Aparecen tres sietes. Yo tengo el último 7 que falta y una K, paso. Los demás jugadores también pasan. Entra un As. Un jugador se aventura y sube la apuesta, otro la iguala y yo hago lo mismo. Los demás se retiran. Entra una Q. El jugador primero sube con todo. El segundo se retira. Yo lo igualo. Más de 600.000 en juego. Aunque yo se de antemano que la partida es mía.

Hacía mucho tiempo que no conseguía superar el millón. Tres días sin follar y lo consigo. Es curioso.

19:42. Tengo un mensaje. Es de ella. Me espera cuando salga del curro. No me va a dejar ni colgar la bicicleta. Después de estos días tiene ganas de jarana. Sonrío.

19:43. En la mesa llevo la iniciativa. Me lo puedo permitir después de lo que he ganado. Un As, dos K, un 9 y un 7. Tengo K y 9. Full. Más de 200.000 en juego y voy con todo. Se retiran uno a uno pero uno de los últimos en entrar, un tipo con cara de informático pajillero va con todo lo que tiene. 350.000. Ha picado. Se levantan las cartas, sigo sonriendo con mi Full hasta que veo las suyas. Pareja de Ases. ¡Joder!

19:44. Inmediatamente dejo de jugar. Ya estoy resignado. Tardaré en volver a conseguir pasar del millón. A partir de ahora vuelvo a perder. ¡Y que sea por muchos años!

Perdido.

Terminé perdido en la ciudad. Andando entre recuerdos, buscando algunos sueños que se fueron, quiero pensar que hace años pero a veces me parece que no llegaron a salir de la habitación. Unos que tú ni siquiera conoces cuando volaba las calles en carreras de Vespino.
Terminé perdido en la ciudad. Sonriendo a camareras que solo me vieron a través del fondo de un traguillo. Escuchando canciones de hace años, las mismas de ayer. Quizás un poco punk, quizás un poco rock, canciones que alguna vez me abofetearon el alma y ahora aparecen en pasarelas con modelos cool.
Terminé perdido en la ciudad. Y me agarré de la mano de un Lazarillo con forma de Venus que me guió a su casa por caminos que, ya, no transitaba. Caminos que aprendí una noche de fría entre tambores y saliva. Caminos que la última vez hicimos juntos y ahora recorro sin ti. Añorándote mientras busco la salida de un portal.
Terminé perdido en la ciudad. Pero tú me dejaste un número y ahora... vuelvo a marcar para encontrarme, para encontrar el cruce que me lleve a ti.

26/2/12

La gata.

Le cuesta desperezarse. Toda la siesta, toda, y parte de la tarde ha estado tumbada en el sofá. Me ha recluido en uno de los sillones para ver la película. He tenido que poner el flexo para no molestarla cuando leía y ahora, después de el sueño de los justos, se entretiene mirándome. Durante casi un minuto no puedo fijar la vista en otra cosa que no sea ella pero después sigo con la lectura. Es entonces cuando salta del sofá y recreándose en cada zancada se dirige hacia mi. Intento evitar no levantar la vista del libro pero me cuesta, se que no voy a poder aguantar mucho más con él en las manos. 
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Ella viene exigiendo su ración de mimos. 

Hora Cervecera.


Pues si...




... va siendo hora de que me tome algo. 



24/2/12

Dieta desayuno.

Para seguir la dieta de desayuno nada mejor que un periódico. Si lo lees concienzudamente se te quitan las ganas de comer. Si ya has desayunado... lo vomitas todo. 


¿Alguien sabe de un periódico que traiga solo buenas noticias?

23/2/12

De vuelta a la realidad.

Tumbados, mirábamos hacía arriba. El parque estaba precioso, el sol nos calentaba y si dejabas de respirar durante un instante podías escuchar como el silencio se interrumpía por el canto de los pájaros. Tenía sueño pero, por mucho que me apeteciese esa siesta, no quería dormirme. Entonces la miré también ella tenía la vista fijada en la copa del árbol. 
- Es curioso como los pinos crecen, los nudos del tronco, como van subiendo hacia el sol. El contraste del verde de las copas y el azul del cielo. Parece que si alargo la mano puedo tocar aquella nube. Se parece a un ovillo que juega con las agujas del pino. - Le digo mientras escucho el gorgojeo de un pájaro.-  ¿Has visto los mirlos?
- ¡Si! Hay cuatro - me dice con la mirada aún en la copa del árbol.- Creo que alguno se nos va a cagar encima.

21/2/12

Ley Corcuera

Cuando te dije que solo tus piernas me abrirían la puerta del Paraiso, no quería instarte a que patearas las puertas del cielo.



19/2/12

se es...

hijo, hermano, católico, amigo, estudiante, limpiador de coches, de cocheras, tío, aceitunero, canguro, nazareno, novio, chacha, repartidor, cartelista (que no carterista), taquillero, vigilante, telefonista, amante, jugador de basket, portero, conductor, tahúr, programador, administrativo, marido, inspector, padre, imbécil, monitor, fotógrafo, escritor, profesor, gilipollas (esto es por hacer el imbécil dos veces y con la misma persona), agobiado, nostálgico, ilusionista, bloguero...

...se es muchas cosas cuando no se hace nada. 

...

Él ya sabía, le habían dado la noticia pero no se atrevió a decirle nada. Fue más tarde cuando los dos regresaron del trabajo y el teléfono volvió a sonar cuando ella contestó. Llamaban de su casa. El Edu, su vecino, aquel con el que había compartido juegos, incluso su primer beso allá por los ocho años, había muerto. Mientras le explicaban que no sabían como había sido, que fue en la noche, durmiendo, un paro cardíaco le dirían, esperarían la autopsia. Cuando colgó el no fue capaz de abrazarla, de besarla, solo se acercó y espero que ella le contase, pero no lo hizo. 
Era la primera vez que dormiría con ella sabiendo que pensaba en otro y no sabía como convertir el gris en blues.
Nit de Art ´10

18/2/12

Carnaval

¡Carnaval!

Todavía no. 
Sigue con tu máscara. 
Solo unas horas,
un día,
todo lo más...
una vida. 

15/2/12

Fotografía.


Se hace la dormida. 
Y la dejo
creer que no quiero molestar.
Entre los cajones busco
la cámara para hacerla inmortal.
Sin ruido 
busco el enfoque correcto y
un ligero click
la hace volverse.
Sorprendida 
sonriendo,
me señala y me recrimina:
-Me las vas a pagar.


Y eso es lo que espero
hacer toda la noche. 

11/2/12

Tomando el Sol

Cuando la ví la encontré igual. Guapa, elegante y con su moño cordobés perfectamente arreglado. 
- ¡Doña Asunción? 
La señora me miro y entonces supe que si, que era ella. 
- ¡Doña Asunción! ¿Me recuerda? Soy Bubo. El amigo de su nieto Carlos. 
Doña Asunción me mira y sonríe. Sigue teniendo esa mirada alegre, una mirada que te hace confiar en ella. Y entonces empiezo a hablarle. Le digo que suelo ver a su nieto y quedar con él que me habla de los últimos viajes que ha echo y le digo que está igual de guapa. Ella sigue mirandome pero no me habla. Es entonces cuando me doy cuenta que aunque su mirada siga igual de sincera no esta conmigo. Detrás aparece Carlos y me mira. Lo miro y con un gesto le interrogo. No entiendo. Él se arrodilla delante de su abuela y con un gesto cariñoso le dice que le acompañe, mientras le da la mano. Doña Asunción se deja hacer con su sonrisa perenne y le acompaña. Entonces acompañando a Carlos le pregunto:
- Pero... ¿y los viajes que me contabas de tu abuela? ¿no decías que estaba bien?
- Te mentí.

La fotografía es una de las que tiré el otro día. A la señora no la conozco de nada. Simplemente me gustó su pose, su elegancia y su tranquilidad.

9/2/12

Cinco minutitos.

Estoy en el momento de disfrute total de la cama. Ese en el que te dejan solo y descubres que el lugar donde ha dormido la otra persona es el lugar ideal y te desplazas un poco a ese lado y aún puedes sentir su olor y su calor mientras estirazas una pierna para reivindicar todo el territorio como tuyo. Dos metros por uno y medio de ancho es tu territorio a cubrir. Un territorio calentito, agradable, el lugar ideal para un jueves por la mañana en el que no tienes nada que hacer pero entonces un estruendoso ruido: Los ZZTop tocando Bad to the Bone se instalan en la habitación. Es el móvil. Un número que no conozco. 
- ¿Siii? Diga
- Bubooooo ¿Que pasa? ¿Vamos a ir a hacer fotos?
¡Hostia! Lo había olvidado. Había quedado con uno de los camareros de la estación. Es aficionado a la fotografía y varias veces me ha dicho que saliésemos a dar una vuelta con las cámaras. La gente parece que no sabe hacer nada solos. 
- Si, si. Si, ya me estaba vistiendo. 
- ¿Pero aún no te has levando?
- No, no. Es que acabo de ducharme. Quizá tarde un ratillo por que me ha pedido mi vecina que me quede un momento con el peque. Está malo y tiene que hacer unas compras. Así que... ¿Te viene bien las once y cuarto?
- Pero es que la luz...
- No te preocupes. Así nos obligamos a buscar el enfoque acertado con una luz más fuerte. ¿Porque hace sol, no?
- Si, un día muy bueno. Por eso te llamaba, para que no se nos fuera...
- ¡Que no! ¡Que no! No te preocupes a las once y cuarto, lo más tardar a las doce estoy en... estoy... ¡Oye! ¿Donde habíamos quedado?
- En el Arco del Triunfo. ¿No me dijiste que no lo habías visto sin la pasarela?
- Ah si. Pues eso. Que nos vemos. 
Le cuelgo. Ni si quiera con mi madre hablo tanto por teléfono y con este tipo no me apetece hablar. Desde la cama miro a la estantería. Si alargo el brazo quizá pueda dar un tirón a la correa y traer la cámara sin que de en el suelo. Cuando estoy a punto de hacerlo recuerdo que aunque mi cámara tiene unos pocos años no puedo permitirme otra. Abandono la cama con todo el dolor de mi corazón y me llevo la bolsa rápidamente para meterla entre las sábanas. El calorcito del principio está desapareciendo por momentos. Enciendo la cámara. Sin batería. Esto va a costar pero me decido. A la de una, a la de dos, a la de dos y media, a la de dos y tres cuartos, a la de.... y tiro el nórdico a los pies de la cama quedando desnudo encima. ¡La virgen santa que frío hace! Me voy corriendo a la ducha. Pongo el calefactor.Recuerdo que no he puesto la batería de la cámara a cargar. Vuelvo a salir de puntillas, aún sigo desnudo, lo pongo en carga. Desde la cocina sube un aroma a café que me encanta. Pongo los pies en el suelo. Parece que ya no hace tanto frío. ¿Y si antes de la ducha preparo un café? Dicho y hecho. Me doy cuenta que los platos del día anterior siguen en el fregadero. Antes de que suba me da tiempo a recoger un poco.Cierro la ventana. No es cosa de que la vecina se escojone a mi costa viéndome en bolas por todo el piso. Podría poner cualquier excusa, pero entre la calvera incipiente, el poco pelo revuelto, la tripita cervecera de los últimos meses y y una polla extremadamente encogida... La verdad es que no estoy en mis mejores momentos. Sube el café. Mi rutina es buscar la taza más desportillada y ponerme un café cargado hasta arriba. Después mirar el correo, las primeras páginas de los diarios y en ello estoy cuando vuelve a sonar Bad to the Bone. Es el mismo número de antes. No me atrevo a cogerlo pero ahora si, me dirijo con el café a la ducha mientras el ordenador se enciende. Miro a la cama como añorando la edad de oro y entonces lo veo claro. Vuelvo y me cubro con el nórdico tapándome la cabeza y me quedo encogido en ella. Cinco minutitos, cinco minutitos y me levanto. En serio. 

Pesadilla


Lo de esta noche no ha sido un sueño. Más bien ha sido una de mis peores pesadillas. No empezó mal, aparecía mi nene, y me suelen gustar los sueños en los que asoma. Acababa de dejarlo con su madre. Mi hermana pequeña me acompañaba. El chico subía por las escaleras de sus abuelos mientras su madre me hablaba. Esta vez no sentía la repulsa que normalmente me da cuando tengo que tratar cualquier tema con ella. Estaba agradable, no me pareció aquella mujer que me mintió tantas veces, que me puteó la vida, así que le propuse tomarnos algo, teníamos varios temas pendientes del pequeño. A partir de ahí mi hermana no aparece y los dos empezamos a hablar mientras caminábamos al hotel para tomar algo. Antes de llegar me propuso seguir la charla en el piso. Acepté. La siguiente escena que recuerdo es mi cama. Intentábamos follar y me estaba costando. No podía. Entonces ella, para animarme me dice que quiere chuparme la polla. Me asombro, nunca le ha gustado, de echo era problema cualquier indirecta sobre el caso y las pocas veces que lo intentó le salió de pena. Pero se empeña y se baja de la cama, me pide que me acomode y se pone de rodillas. De pronto su cabeza se transforma, se vuelve pequeña, parece la de una cacatúa. La boca diminuta intenta tragarse mi polla. Empieza a darme asco y le pido que pare. En el salón se oyen ruidos. Me dirijo allí y veo a alguien planchando una de mis camisas. Es la mujer que antes limpiaba en casa y me mira con cara como de no entender. En el sofá está mi hermana. La miro para pedirle explicaciones. Para preguntarle porqué no me ha parado, como es que no me ha dicho nada. Pero entonces, por la cocina aparece una de mis vecinas. Ninguna de Córdoba. Aparece María Luisa, la vecina del bajo cuando vivía en el pueblo, y mirando detrás de mi saluda a mi ex.
  • ¡Que bien! Tú por aquí. - Le dice. - ¡Como me alegro de que volváis a estar juntos!
Entonces a mi se me cambia la cara. Dejo de mirar a mi hermana, a Juani y parando a mi ex que se dirige a darle dos besos le contesto que no.
  • ¡No! ¡No! Si no estamos juntos. De echo, esta – le digo señalando a mi espalda - se va esta misma tarde.
Y le cierro la puerta del pasillo, dejando a la vecina con la palabra en la boca mientras me llevo a mi ex de vuelta a la habitación.
  • Ya te estás vistiendo. - Le ordeno.
  • ¿Como? ¿Pero no querías que me quedase a vivir contigo?
  • ¡Yooooo! ¡No, imposible!
Entonces recuerdo que estoy con alguien. Que estoy con una chica que me quiere, alguien con quien estoy a gusto, pero no la recuerdo, no recuerdo su nombre. Solo se que es con quien quiero estar en ese momento, que ella me llena y cuando estoy con ella no tengo que fingir, que tengo paz.
Ella comienza a vestirse pero mientras tanto me mira indignada.
  • Ya tengo dos faltas. ¿Que pasa si estoy embarazada?
Me sorprendo pero no tardo en responder.
  • ¿Pero como te vas a quedar embarazada si ni siquiera hemos follado? Si solo me estabas comiendo la polla y lo estabas haciendo fatal.
  • ¿Y a Rafa? ¿Que piensas decirle a tu hijo? ¿Piensas defraudarlo otra vez?
  • ¿Al nene?. Pero si no sabe nada. Si ni si quiera sabe donde estás tú.
Pero ella me clava los ojos, con esa mirada suya de “soy más inteligente y tengo más mala leche que tú”. Con esa mirada de yo puedo controlarlo todo y tú solo vas a remolque. Y me angustio, me acojono, me despierto.

Estoy en la cama. La misma cama en la que intentaba follar con mi ex, mirando el rincón donde buscaba su ropa. Despertarse no es tranquilizador , todo parece tan cercano, pero entonces me vuelvo. Hay un cuerpo a mi lado y lo identifico. Es la chica con la que estoy tan a gusto, es esa persona que me da paz, es Silvia y la abrazo con fuerza. Se despierta y me besa. Me abraza.
    • ¿Que te pasa?
    • Nada, una pesadilla.
    • Cuéntame. - Me pide.
Lo pienso. ¿Como contarle a Silvia que acabo de liarme con mi ex? Que quería quedarse de nuevo en el piso. Que volvía a chantajearme como de costumbre, que volvía a tener esa sensación de ser el mismo gilipollas de siempre. Que ni si quiera recordaba su nombre en el sueño. Como decirle que lo único que quiero es que me abrace, no volver a recordar el sueño. Porque el problema de los sueños es que siempre se les busca un significado y yo acabo de irme a vivir con Silvia. Como decirle que me da miedo estar con alguien y me vuelva a salir mal. Supongo que también tendrá mucho que ver que algunos de mis amigos están en puertas de volver a ser padres y a mi es algo que ahora mismo me acojona. Me da miedo casi todo, y entre otras cosas me da miedo no poder mirarme a la cara otra vez.
  • Cuéntame. - Me vuelve a pedir Silvia.
Y yo empiezo a contarle, porque Silvia es una persona que me conoce, una persona a la que no quiero engañar, alguien en quien confío y entonces, mientras la abrazo, comienzo a hablar:
  • He tenido una pesadilla...

7/2/12

Merceditas


La estación había sido, desde siempre, concentración de puterío y mariconeo, no solo de la ciudad, sino de toda la provincia.
Juan intentaba recordarla como cuando era joven, hacía mucho de aquello. El y sus amigos se animaban a pasar un rato por allí, de vez en cuando. Les gustaba ver “las transacciones comerciales”, como le decían a los tratos de las putas con sus clientes. Había una, la Dolores, que era quien más llamaba la atención de los jóvenes, era una mujerona joven, rondando la veintena con unas piernas largas y hombros anchos, debía de haber empezado muy pronto con la profesión para que con su pocos años estuviera tan suelta. Según su primo Antonio, la Dolores, era una hembra a la que había que trabajar.
No sabía que le había llevado hasta allí, quizá esos recuerdos de juventud, o la necesidad de ver gente, de no sentirse solo, de tener alrededor a multitud de personas. Desde que llegó a la ciudad parecía más joven, y lo que más le sorprendía era que de nuevo había tenido ganas de acostarse con una mujer. Hacía cinco años, desde que murió Concha, su mujer, que no había sentido esa necesidad.
Hacía ya una semana que estaba allí, sus hijos lo habían convencido para que vendiera el piso y se quedara en una de las casitas del asilo, cerca de ellos.
Su nieta, Merceditas, había sido determinante a la hora de irse a la ciudad. Era de las pocas personas que echaba de menos. Los meses de Agosto, todos los veranos, la nieta se iba con los abuelos haciendo las delicias de los dos. Desde que murió Concha no había vuelto y después con los estudios de la nieta y las soledades de Juan, no habían vuelto a verse, solo de vez en cuanto hablaban por teléfono.
Caminando por las dársenas, fijó su atención en una mujer que se encontraba en el patio de la estación, “La Dolores” pensó, la vio de nuevo joven, con su veintena de años, pero mucho más descarada, no podía ser ella, pero sí que era una joven con unos pechos abultados, la minifalda ceñida por encima de las rodillas con una abertura que le llegaba hasta la cadera, las piernas le señalaban y le miraban con descaro. Los nervios se le encogieron en el estómago, el color se le subió a las mejillas y sintió el sudor frió que hacía años le había impedido hablar con “la Dolores”.
Con setenta años, y una erección que le sorprendió, Juan no iba a parecerse al chico tímido que había sido durante muchos años. La mujer lo miraba aún con insistencia, le agradó su forma de sonreírle, como si lo hubiese esperado durante todos estos años, se acercó con decisión le susurró al oído. Dime el precio, y donde vamos.
El color le cambió en un segundo, así como el estómago que se le cayó a los pies tan rápido como su erección cuando le dijeron:
- Abuelo, soy yo, Merceditas.

6/2/12

Luna llena.

La luna necesita un dietista en condiciones. El otro día estaba anoréxica perdida y hoy está hecha una foca. 



Bubo dixit.

4/2/12

Piedras.

Entro en el mar. Está calmado. Me zambullo y comienzo a buscar una piedra plana. Hace años la tiré con parte de mi alma y ahora necesito que vuelva a estar completa. Necesito aire. Salgo, respiro, vuelvo a zambullirme. Me desespero. He arrastrado a la orilla infinidad de piedras, ninguna es la que tiré hace años. Me afano bajo el agua, cada vez hay más piedras. Cada vez aguanto menos bajo el agua. No la encuentro pero no quiero volver al mar. Hace frío. En la orilla una de las innumerables piedras me llama la atención. La recojo, la coloco en el alma. Encaja, más mal que bien, pero tapa el hueco.
Vuelvo a respirar.
Va a ser difícil volver a vender un alma con tantos remiendos.

2/2/12

Szymborska

Prefiero el cine.
Prefiero los gatos.
Prefiero los robles a orillas del Warta.
Prefiero Dickens a Dostoievski.
Prefiero que me guste la gente
a amar a la humanidad.
Prefiero tener a la mano hilo y aguja.
Prefiero no afirmar
que la razón es la culpable de todo.
Prefiero las excepciones.
Prefiero salir antes.
Prefiero hablar de otra cosa con los médicos.
Prefiero las viejas ilustraciones a rayas.
Prefiero lo ridículo de escribir poemas
a lo ridículo de no escribirlos.
Prefiero en el amor los aniversarios no exactos
que se celebran todos los días.
Prefiero a los moralistas
que no me prometen nada.
Prefiero la bondad astuta que la demasiado crédula.
Prefiero la tierra vestida de civil.
Prefiero los países conquistados a los conquistadores.
Prefiero tener reservas.
Prefiero el infierno del caos al infierno del orden.
Prefiero los cuentos de Grimm a las primeras planas
del periódico.
Prefiero las hojas sin flores a la flor sin hojas.
Prefiero los perros con la cola sin cortar.
Prefiero los ojos claros porque los tengo oscuros.
Prefiero los cajones.
Prefiero muchas cosas que aquí no he mencionado
a muchas otras tampoco mencionadas.
Prefiero el cero solo
al que hace cola en una cifra.
Prefiero el tiempo insectil al estelar.
Prefiero tocar madera.
Prefiero no preguntar cuánto me queda y cuándo.
Prefiero tomar en cuenta incluso la posibilidad
de que el ser tiene su razón.

Wislawa Szymborska.






(A algunos les gusta...)

1/2/12

Cinco minutos.

Cinco minutos, solo necesito cinco minutos y contaros que he visto a Natalia. Que, curiosamente, vive cerca de mi barrio y hemos coincidido en el autobús. Que acababa de dejar a una chica estupenda pero me he alegrado mucho de verla. Que su casa queda justo encima del bar Gago. ¡Madre mía! La de ratos que he pasado allí y que ella me ha pedido que me tomara un café.
- Sube. Es solo un rato.
Y yo quería subir y comerle la boca como aquella vez que estábamos en el Golden. Meter la mano entre sus pantalones y encontrarme un tanga rojo. Morderle el labio, echarle el pelo atrás y besar su escote.
Yo quería subir, pero... hoy me toca plancha y ahí estoy quemando las camisas porque su aliento aún me achicharra el cuello cuando al despedirme me ha dicho:

- Ya sabes donde estoy. Ven pronto.