- Es por ahí. - Le dijo señalando una senda que él no había visto.- Pero antes debes firmar este contrato.
El bluesman sabía que no encontraría en el camino al promotor de su vida, que ese no era el contrato que le llevaría a la fama, que ese contrato no era el que había pensado desde que salió con la ceja rota, sin la paga prometida y con más líos de los que era capaz de asumir. Pero necesitaba algo tangible y no le importó vender su alma.
Bluesman |
(La entrada... Bueno pues, es que acabo de venir de casa del Dr. Krapp y su entrada: Cuando el diablo te susurra un blues, es simplemente fantástica. Por favor, si te gusta el blues la música y tienes tiempo da una vuelta por ahí. Me lo vas a agradecer.)
Pues efectivamente, está pactando con el diablo.
ResponderEliminarVoy a echarle un vistazo, a ver que encuentro.
Espero que te guste. Yo no puedo dedicarle el tiempo que merece ese blog pero de vez en cuando suelo visitarlo y cada vez me sorprende.
Eliminarno tengo tiempo de nada!!!
ResponderEliminarel blusa es como la tónica, lo he probado poco...
Este blog es para dedicarle su rato. Y buscar entre las canciones que ponen. Un gustazo Juana. (La otra opción es coger gente de la que nombra y hacerse una lista con las canciones en Spotify. Entre el Dr. Krapp y el Sr. Rick me dejan muy buen sabor de boca con su música.)
Eliminarpobres múscios... siempre están igual... o le venden su alma al diablo o viven del aire...
ResponderEliminarA veces es preferible alimentarse de aire que de lo que arrojan algunos. (Claro que esto suele ser mentira y al final tragas con lo que sea.)
EliminarMe gusta tu texto inspirado en Robert Johnson, Bubo, como me gustan tus intervenciones en algunos blogs en los que dos comentamos habitualmente.
ResponderEliminarMi espacio es de un simple amateur nada más, pero es una honra que me pongas a la par del magnífico Bar de Rick.
Gracias.
Gracias Her Doktor a usted por recordarla. Y por su blog.
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