Para Alis.
(Que siga guardando en su cajón desastre.)
nada mas entrar
está esa consola con
mi cajón desastre.
Tiene una pipa de fumar
con tabaco seco
y servilletas de bares cutres
con relatos de whisky caro.
Unas cartas de poker
sin la reina de corazones,
y un zippo con un búho volando.
En mi cajón desastre
hay fotografías que ya olvide´
y llaves de casas que no visito.
Escondido en uno de los rincones
un dado con cinco caras
para cuando no se cual poner.
Pulseras rotas de amores
que nunca se van y un destornillador
para ajustarme la cabeza.
En el cajón desastre, ahora,
hay también una mascarilla
perenne, que espero tirar pronto.
Estupendo texto
ResponderEliminarBueno este venía precedido de una visita al blog de Alís.
EliminarMuy bueno, pero la mascarilla no la tires, va para largo.
ResponderEliminarNo. Ya veo que no voy a poder olvidarme de ella tan pronto.
EliminarHoy no puedo leerte en silencio. Hoy necesito contarte que me has conmovido. Entré curiosa por la coincidencia del título y me sorprendió que no fuera tal. Y quiero agradecerte. Es un gesto mucho más valioso de lo que puedas llegar a creer. Y, "a toro pasado", puedo descubrir que también necesario. Si estuvieras frente a mí, y si no hubiera pandemia, te daría un enorme abrazo (tal vez incluso con pandemia).
ResponderEliminarPor otra parte, me encanta lo que hay en tu cajón desastre. Me despiertan curiosidad esos relatos de whisky caro, me encanta tu dado y me quedo preguntándome porque la reina de corazones es siempre la primera en perderse... Es cierto, esa mascarilla no debería estar ahí.
Un beso grande, Bubo
Gracias
Otro para tí.
EliminarQue lindo visitar estos cajones (aunque sean un desastre) Tienen todo vuestro encanto.
ResponderEliminarBesos a ambos.
Los cajones desastre son una de las mejores maneras de conocer a alguien. Recuerdo haber visto uno de un tipo que estaba tan ordenado que no parecía de fiar. (No me equivoqué.)
EliminarSeguro que le ha encantado.
ResponderEliminarSe lo merece.
Saludos.
Me parece un texto extraordinario. Te felicito.
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