14/10/18

Sin prisas.

La lluvia, 
sin la estridencia del despertador,
me hace abrir los ojos. 
Parece temprano,
aún  no hay prisa. 
Busco en el móvil 
la hora, 
el día, y una justificación.
¿como es que no me había avisado 
de esta agua?
Es domingo.
Quizá no sea buena idea
salir en bicicleta.
¿Como pueden correr 
tanto los minutos estando 
en cama?
No, no hay prisa. 
La ducha juega a ser lluvia.
El pan de ayer 
permite hacer un bocata
y el movil,
otra vez el móvil, 
no me habla de autobuses. 
No hay prisa. 
Ni autobuses. 
La cultura no ocupa lugar,
quizá solo dos o cuatro gigas, 
los cuadernos si, y el libro electrónico,
y la agenda y los bocatas 
que acabo de preparar y
engordan la mochila. 
No hay... 
no, si hay prisa. 
¡Odio eterno a los paraguas!
Pero cojo uno
con apertura automática 
y marco en el móvil, 
de nuevo el puto móvil, 
un número para justificar retrasos:
La lluvia, ya sabes, le digo.
Y escucho que no hay prisa. 
Ni autobuses. 
Mientras veo 
en la parada del cinco 
como cae la lluvia, sin prisas. 

Nadie en la calle.
Solo lluvia y pocas ganas
de ir a  trabajar. 

2 comentarios:

  1. Trabajar en domingo... la pereza puede estar más que justificada. Y yo creía que era para ir de excursión...

    Me fue envolviendo el poema, atrapando. Los versos y la pereza que leo en él. Y me quedó sabor a poco.

    Un beso

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    Respuestas
    1. Bueno... hoy ha sido la situación contrario. El que se ha quedado en cama mientras llovía era yo y le resto iban a trabajar o estudiar.

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