2/2/18

El Albornoz.

La chica sigue en la cama. Después de una noche... "movidilla", el sueño aún nos vence a los dos. Ella no tiene prisa, yo si. Mi despertador ha sonado por segunda vez y me ha obligado a levantarme de un tirón. Recojo la ropa, el pantalón está en el suelo, busco un zapato que se ha ido de excursión por el pasillo, la camisa aún sigo en el salón. Necesito una ducha pero voy a llegar tarde al trabajo. Vuelvo a la habitación. La pintura de la noche anterior campa por el almohadón pero ella es guapísima incluso con los ojos llenos de rimel. Me acerco para preguntarle.
- ¡Ehhhh!¿Ummmh?... -¿Como se llamaba?- Perdona... ¿Puedo usar tu baño?
- Emmm?? Si. Pero date prisa.

Entro en la ducha. No me entretengo. Salgo y... ¡Joder! Un albornoz. ¡Odio los albornoces! No hay toallas a la vista. Lo miro, lo abro y la imagino saliendo de la ducha colocandose la prenda. Mi imaginación me provoca una erección. Hay que reconocer que debe estar espectacular con él puesto. Yo intento colocarmelo. Sin ser pequeña, al menos le saco veinte centímetros a la dueña. Así que me cuesta que mis brazos entren en el albornoz. Manga francesa, le llaman. Yo creo que es un amago de gilipollismo. ¿Que coño hago intentando colocarme eso? Cuando por fin entran las dos mangas lo coloco de mala manera. Dificilemente me tapa la entrepierna, al menos mi erección ha menguado. Me miro en el cristal del baño. ¡¡¡Joooodeeeer!!! ¿Quién me manda a mi...? En frente tengo a un tipo con barba, hirsuto, con vello en las piernas y un albornoz rosa con encaje en los filos. La vergüenza empieza a adueñarse de mi cuerpo y decido quitarme lo antes posible el albornoz. De un lado, de otro... ¿Que le pasa a esto? No hay manera. No puedo quitarlo de forma natural. Lo cojo del filo y voy bajando la prenda. Otra vez mas abajo, como si fuese un vestido de esos que hay que culebrear para que vaya desprendiéndose. Por fin cae al suelo. Es tarde, muy tarde. La chica sigue durmiendo. Debería preguntarle el nombre, o al menos cuando salga mirarlo en el buzón, pero... ¡Joder! ¡Odio los albornoces! 

3 comentarios:

  1. Moraleja: Pregunta primero y sabrás con quién te juegas los cuartos. Saludos

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    1. He visto una película en la que el lema era: "Vamos a hacerlo y luego lo hablamos". Y lo firmo. Que si pensamos mucho, hacemos poco.

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