12/12/17

Viaje a ninguna parte.

Se acerca al hombre que murmura en el banco y se acacha para ponerse a su altura. 
- Papá. Dicen que no hay autobús. 
- Si hay. Me voy al pueblo. 
Intenta levantarse del banco pero no puede. Se balancea una y otra vez para coger algo de impulso pero el banco es bajo. Ni siquiera apoyándose en el bastón consigue levantarse. El anciano lo mira. Es una mirada entre suplicante y de mando. No quiere pedir ayuda pero es lo que hace con sus ojos. 
El hombre que está a su lado le pone la mano en la espalda y lo aúpa para incorporarlo. 
- Venga papá. Vamos a casa. 
- No. Yo me voy.
Entonces se dirige con pasos lentos a una taquilla. La primera que encuentra abierta. Su hijo lo sigue sujetándolo del brazo del bastón. El otro lo lleva en cabestrillo. 
- Papá vamonos. 
- No. Al pueblo. Yo me voy a mi casa. 
- ¡Pero si tu casa está aquí!
En la taquilla una mujer lo mira interrogante. 
- Quiero ir mi pueblo le dice. Dame un billete. 
El hombre a su espalda le hace señas con la cabeza. 
- Ya no hay autobuses. Hace un momento ha salido el último. Venga usted otro día.- Le dice con una mueca de no entender bien. 
- ¿Ves papá? Ya no hay autobuses. Mejor nos vamos a casa. 
- Pero yo quiero ir al pueblo. Yo quiero ir a mi casa. Por favor, dejadme ir a casa. 

El hombre lo lleva sujeto del hombro. Lo fuerza a dar un paso mas, otro, otro. Mientras lo dirige con lágrimas a la salida de la estación. 

8 comentarios:

  1. uno tiene su casa donde reside su corazón

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    1. Y a ver como le explicas eso al taxista un día de borrachera.

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  2. Uuuf! leer estas cosas, ahora que los padres se van haciendo mallores, da cosita.

    Me haces pensar que deberíamos ser más transigentes con ellos y si el hombre quiere ir al pueblo, llevarle, un domingo, de paseo, que lo vea aunque sea un rato.

    En fin.

    Salud!

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    1. Estoy de acuerdo. Pero al igual que cuidamos de los pequeños y no les damos elección, con los padres puede pasar igual. (Aunque cuesta mucho mas trabajo porque no son precisamente pequeños.)

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  3. Me ha dado mucha tristeza.
    Y cuando un relato triste causa tristeza al lector, significa que el escritor ha hecho bien su parte.

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    1. Propósitos para este año: Volver a escribir cosas mas alegres.

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  4. Después de cierto tiempo, ya no se puede regresar a lo que fue nuestro.
    Eso es lo que marca la diferencia, el pasado.

    Saludos,

    J.

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    1. Está claro que nunca se puede regresar. Pero no nos cansamos de intentarlo.

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