22/12/16

El arquitecto de Tombuctú.

Alá quiso crear el paraíso en la tierra – se repetía con sorna -. Puso altas montañas de nieves eternas y veneros de aguas frescas y cristalinas. Lo adornó de valles fértiles, templados en invierno y frescos en verano, le concedió un rico mar para pescar y mercadear y unas vegas ubérrimas en las qu era posible cosechar varias veces al año. Una vez que terminó el Creador quedó satisfecho con su obra. La llamaré Granada, se dijo. Pero en su inmensa  sabiduría comprendió que levantaría la envidia del resto del planeta. Como espejo de justicia que era, no podía permitirse el que alguien lo recriminara por favorecer aquella tierra. ¿Cómo podría equilibrarla? Y tras mucho pensarlo, tuvo una gran idea. Creó a los granadinos. Compensó la armonía de su creación con la maldición de aquellas gentes querellantes y disociadas. Supo entonces que había terminado su obra. 


De El arquitecto de Tombuctú. 
Manuel Pimentel. 

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