27/9/16

Equívoco.

Suena el teléfono. Aún es de madrugada. Un número enorme que no distingo en el teléfono me hace cogerlo. Ni si quiera me da tiempo a aclarar la voz y contestar cuando empieza a hablar.
- Marco, soy Natalia, necesito que sea hoy. Te espero hasta que amanezca en la escultura del centro, donde me pediste. 
Y colgó. 
No me dio tiempo a decirle que se equivocaba. Que yo no era el tal Marco. Que ni si quiera estaba despiesrto cuando sonó el teléfono pero... esa voz... Era imposible colgarle. Senual, enérgica, una mujer decidida pero equivocada. 
Vuelvo a tumbarme en la cama. Mejor dormir, ya se dará cuenta de su error. O volverá a llamar y entonces si me dará tiempo a decirle que se equivoca. Pero esa voz... Hace frío y seguro que va a estar esperando al imbécil de Marco que ni  siquiera sabe que la ha llamado. Toda la noche en la intemperie, sin dormir, con este frio...
Y no me queda otra que vestirme, salir de casa con mas pena que gloria, vestirme y colgarme el chaquetón mas gordo que hay en casa. Cerca de la escultura distingo una figura, camino hacia ella, no faltan dos metros y lanzo una pregunta: ¿Natalia?
Entonces, como antes con el teléfono, sin dejarme contestar e igual de equivocada, me dispara. 

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