10/11/15

Libros de autoyuda.

Cambié a Bukowski
por Bucay.
Dios me trajo en una Harley
nueve revelaciones.
Me desprendí de mi armadura oxidada
y regalé mi caballo rojo a un monje.
Ahora nadie me dará otra
puñalada profunda entre recovecos.
Ahora, recibo de todos
millones de
chinchetazos.

13 comentarios:

  1. Cuando uno va creciendo las puñaladas son más insignificantes, porque se nos va poniendo la piel dura. Efectivamente, ahora son alfileres, aunque sean muchos.

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    1. Los alfileres duelen pero no hieren como los puñales. Y ya nos cuidaremos de que no llegue ninguna puñalada.

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  2. Emmm... Te cuento un secreto? creo que necesito una enciclopedia tocha, muy tocha, todos los libros se me quedaron pequeños hace un tiempo.

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    1. Si es necesario enciclopedia... cada día escribo peor. ¡Me encanta volver a leerte! Espero que la próxima sea en tu blog.

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  3. Emmm... Te cuento un secreto? creo que necesito una enciclopedia tocha, muy tocha, todos los libros se me quedaron pequeños hace un tiempo.

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  4. Bucay me da pereza,en general los libros que mas ayudan son otros porque consiguen sacarte de un estado,o no?El de La armadura oxidada me gusta.

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    1. Alguno que otro tienen su punto pero no están entre mis predileciones.

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    2. Alguno que otro tienen su punto pero no están entre mis predileciones.

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  5. yo empecé leyendo a Bucay... y casi me vuelvo loca.... mejor la vida me la tomo así.... a palo seco....
    besos.

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    1. Mejor con un poquito de hielo y unas tapas decentes.

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  6. Macho, yo debo ser una rara avis, pero todos esos libros me parecieron una paliza tremenda, por no hablar de Bucay, que son palabras mayores el aburrimiento.
    El único libro de autoayuda que me sirvió se titulaba "Reinventarse", no recuerdo su autor, pero sí recuerdo perfectamente que lo compré justo antes de entrar a la consulta de una psicóloga. Saliendo ya de mi puta depresión, mi psiquiatra me recomendó visitar a una psicóloga, conocida suya. Tenía la consulta en un edificio en cuyos bajos está la prolongación de El Corte Inglés. Llegué con mucho tiempo y di una vuelta por la librería y ese librito estaba allí, en una estantería. REINVENTARSE. Me llamó tanto la atención que, sin saber qué contenía, lo cogí, lo pagué y lo guardé en mi mochila para subir a la consulta de la susodicha.
    Como te digo que llegué con tiempo, en la sala de espera comencé a leerlo y cuando me avisaron para pasar, ya llevaba más de medio libro ventilado.

    Pero de los demás... me oxidaría la armadura montándome en un Ferrari con un monje contándome cuentos para pensar.

    Cuídate!!!

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    1. Imagino que todos los libros tienen algo de "autoayuda". En mi caso hay algunos dispares de los que fui aprendiendo algo. Así, a bote pronto recuerdo... La Madre, San Manuel Bueno martir, Seda, Cartero, La prueba del laberinto (con lo mal que me cae Sánchez Dragó), En brazos de la mujer madura... y voy parando que si no, esto no acaba.

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  7. No está entre mis afanes darle cuartelillo a tanta recua de predicadores y por tanto cambiar a Bukowski por ese temible Bucay, al que solo conozco de nombre, tiene pinta de ser delictivo.
    Menos mal que anestesiado por tanto pensador estupefaciente me quedan pocas ganas de denuncia.
    Al final van a servir de algo.

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