16/5/10

La Alhambra.

Llegó por la tarde. Una de esas señoras morenas, agitanadas, con un escote donde cogen desde escapularios del gran poder hasta navajas albaceteñas. La atendió Miguelito con una pregunta al uso para estos casos:
- Buenas tardes ¿Que desea?
La señora colocando su pecho en el mostrador de información y mirando a Miguelito con cara de madre le contesta:
- ¿Ondestaelautobusdelaalhambra?
- ... ¿? ¿La Alhambra?
- Si ¿ondesta? ¡Eldelasochoniño!
- ¿A la Alhambra? ¡No! Había uno a las siete pero para Granada. Ninguno va a la Alhambra.
- ¿Comoqueno? ¡Yotengoelbilletepalaalhambra! ¡Alasocho!
- ¿Me deja ver el billete?
Entonces la señora se mete la mano en su escote hasta el codo y saca un billete de autobús calentito, calentito. Se lo pone a Miguelito en los ojos y le vuelve a preguntar.
- Ves... ¿ondestaelautobusdealambra?
- Si... en la dársena 23, para La Rambla.

6 comentarios:

  1. Si Gilda... verlo lo vio, pero costaba.

    ResponderEliminar
  2. Lo mismito me pasa a mi, que me cuesta,jejeje.
    Un beso

    ResponderEliminar
  3. se me acumulan las lecturas.......
    ayy la alhambra!!!!

    ResponderEliminar
  4. Ofú... esto me recuerda a la anécdota famosa del juicio, en la que una señora parecida decía que la herida de navaja no fue en la reyerta, sino entre el ombligo y la "reyerta".
    :)

    ResponderEliminar

¿Qué me dices?