18/8/09

El otro lado.

Se gira en la cama y la ve. Su brazo se alarga, no la encuentra y cae en el colchón. Solo su sueño la sitúa ahí. Cierra los ojos y entonces se acerca a ella. Puede notar como su calor se suma al de la noche. Su mano izquierda dibuja su silueta. Sus caderas, descendiendo hasta su cintura para subir un pecho. El pulgar roza un pezón mientras cuatro dedos se pierden por un valle. Continúan hasta el nacimiento del cuello. Se acerca más a ella y su nariz cosquillea con su pelo alborotado. Roza su barbilla mientras la avanzadilla del índice busca su boca. Una boca entreabierta que mordisquea la yema del dedo que se atreve a cruzar sus labios. Sus manos vuelven el camino. Su barbilla, el contorno de un cuello largo. Sus dedos recorren un canal flanqueado por sus pechos y buscan nerviosos de nuevo su cadera. Cuando empieza a perderse por sus muslos la tensión le hace abrir los ojos para encontrar un lado vacio en su cama, no es el cuerpo perfecto que añoraba con quince años, es el cuerpo de ella, con el que sueña todas las noches, todas las horas del día.

4 comentarios:

  1. Que bien está darte cuenta que no quieres el ieal, que lo que quieres es mas terrenal y que está lleno de defectos, que bueno es saber que sigues sintiendo y que triste es darte cuenta de ello cuando lo pierdes.

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  2. por suerte para la humanidad la perfeccion no existe, por desgracia hay gente q cree q si...

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  3. Podrias seguir escribiendo? Tengo curiosidad.
    Un beso.

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  4. La perfeccion no existe, pero la seguimos buscando. Tampoco es cosa de conformarse con lo que te toca. ¿O acaso no hemos cambiado cosas, o gente, por ser demasiado imperfectos?

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