Kilómetros de tela
Una plancha sin vapor.
La arruga es bella.
A veces algo de lo que pasa por la vida se filtra en este blog. Otras veces es la fantasía la que se da una vuelta. El formato corto predomina pero siempre hay excepciones.
Se agacha con todo el dolor de sus rodillas y parte del alma para coger una pelota pequeña. Se incorpora lentamente y vuelve a tirar la pelota poco mas lejos de lo que sus brazos le dan. Son unos metros los que recorre el perro que está a su lado para volver a recoger su juguete y ponerla a sus pies. Lo mira como una madre cansada que ya no tiene ganas de mas hijos. Mira a un lado y a otro del parque. El ansioso perro corretea a su lado, ladra, se tumba, se levanta, se sienta, se revuelve a su alrededor y con el hocico le acerca la pelota. Ella se gira un poco. Ni se agacha esta vez. Le da un puntapié al lado contrario, el perro corre, esta vez no la pilla tan pronto, la ha disparado con ganas y la pelota, con su perseguidor detrás, cruza la carretera.
Tres gintonics me mandan a la cama. Piensa.
Se nota cansado. Acaban de dar las nueve de la noche y tiene hambre. Como algo y se decide por una película chorrosa para dormirla cuando se aburra. No lo hace y ya van por las diez y media.
Joder con tres gintonics solo. Vuelve a recordar la tarde y los cubatas que ha tomado en un bar casi cerrado con una de esas charlas entrañables. Tres gintonics y ni ganas de volver a pusar la calle.
Y eso que ha comido mucho mejor que bien con unas migas y casi tres cuartos de botella de Ribera. Que los dos tercios de cerveza que cayeron, nada mas salir del curro,venían.con tapita.
Y luego con tres gintonics te amorras. Vuelve a pensar. Como para salir a la calle ahora aunque sea sábado. ¡Ni loco! Vuelve a pensar.
Pero casi a las once de la noche, como si fuese el espíritu de las navidades pasadas, un fantasma de hace años suena en su móvil.
Noviembre, aunque el Sol siga apareciendo todos los días, trae días tristes. Empieza con un Halloween festivo que los viejos como yo rechazamos por que aún nos recuerdan las velas rojas y las mariposas en aceite que ponían nuestras madres para recordar a los difuntos, madres que ya no están y la comodidad nos predispone a no encender un cabo por nadie.
Tenemos pocas lluvia pero jodida. De las que matan gente. Aunque aquí en Córdoba el agua ha venido genial para campo y llenar pantanos. Lluvia de la que trae telediarios y acusaciones entre políticos imbéciles. El agua no debería traer nunca dolor.
Noviembre también trae el estancamiento de la rutina. Esa que tanto nos gustó en su momento cuando llegó septiembre y ahora nos ata a la cama temprano. Nos hace mas hogareños por que el Sol, ese que sigue apareciendo, va pidiendo una retirada. Se va al sur a brillar decentemente, no como aquí que lo hará como amateur y dejará de calentar en unos días.
Se nos va quedando un mes gris, con unos colores otoñales preciosos, que también hay que reconocérselo. Un mes para pensar un poco y ver que en breve se nos tiñe de rojo y navidad los escaparates, un mes cómodo para adecuarnos y terminar todo ese que se va quedando pendiente, para empezar o encarrilar lo que nos gusta, o lo que queremos acabar. Noviembre es la contancia, el mes de transición, noviembre es neutro, gris. Y si nos organizamos bien... un gris perla precioso para conjuntar con todo lo que queramos. Queda mes, hay ganas. Noviembre es el mes clave. ¡Toca aprovecharlo!
Quiero hacer de todo. Menos trabajar. Salir, follar, comer, hartarme de comer y escuchar mil conciertos, visitar todas las exposiciones a 100 km a la redonda, y planear algún viaje para las que están mas lejos. Vivir y escribir y leer, leer mucho.
Si tuviese dinero estaría comprándome una moto, cambiando todo el armario y me conocerían en los aeropuertos de media España. Sería el sibarita del gourmet y comenzaría a deslizarme con squies por las pistas de nieve y con zodiac, lo menos, por los puertos de Huelva a Valencia.
De momento mi crisis tiene que quedar en stand by. Pero sigue ahí, esperando que encuentre el tiempo, que tenga el dinero, esperando mientras ve como llega la de los sesenta y pueda viajar con el Imserso al menos.
Mirar por la ventana cuando llueve.
Esperar tu paraguas.
Tu andar pausado
y tu ritmo cansino
del trabajo.
Mirar por la ventana
y verte llegar.
¡Eso es Felicidad!
Tú debes ver a tu pareja en tu zona de seguridad. Y si no lo ves, algo no va bien. No quiere decir que se acople como pegatina de Heineken pero al menos que no te de reparo que esté allí.
@irenpower dixit.
El caso es que hoy me he acordado de esas fotografías, casi todas sustraídas de internet sin ningún pudor, cuando la web era ese sitio donde todo estaba permitido y apropiarse de cualquier cosa no estaba tan mal visto. Bueno... como ahora. En algunas fotografías ponía el autor, la web de donde la había sacado o... ¡Ni caso! Casi ninguna lo tiene y ya no voy a cambiarlas a no ser que alguien me lo pida.
Hoy me hubiese gustado poner una de esas fotos, una mujer (es curioso ya casi nunca pongo chica) casi desnuda y sugerente, en blanco y negro por su puesto, algo erótico que me hiciese pensar en como era antes. Casi no me conozco de los primeros post cuando en un año había cerca de 200 entradas. ¡200! ¿De donde sacaba el tiempo? ¡Ah si, ya! Era lo único que tenía. Bueno que he estado buscando y al final me he dicidido. ¡Ninguna mujer! Pero el recuerdo de esta luna de Noviembre me ha puesto a mil. Quizá algún día escriba por que. Pero es que ya... este blog es también para menores, o me estoy amariconando. (Que ya lo dijo una amiga cuando empecé con la fotografía.)