Noviembre, aunque el Sol siga apareciendo todos los días, trae días tristes. Empieza con un Halloween festivo que los viejos como yo rechazamos por que aún nos recuerdan las velas rojas y las mariposas en aceite que ponían nuestras madres para recordar a los difuntos, madres que ya no están y la comodidad nos predispone a no encender un cabo por nadie.
Tenemos pocas lluvia pero jodida. De las que matan gente. Aunque aquí en Córdoba el agua ha venido genial para campo y llenar pantanos. Lluvia de la que trae telediarios y acusaciones entre políticos imbéciles. El agua no debería traer nunca dolor.
Noviembre también trae el estancamiento de la rutina. Esa que tanto nos gustó en su momento cuando llegó septiembre y ahora nos ata a la cama temprano. Nos hace mas hogareños por que el Sol, ese que sigue apareciendo, va pidiendo una retirada. Se va al sur a brillar decentemente, no como aquí que lo hará como amateur y dejará de calentar en unos días.
Se nos va quedando un mes gris, con unos colores otoñales preciosos, que también hay que reconocérselo. Un mes para pensar un poco y ver que en breve se nos tiñe de rojo y navidad los escaparates, un mes cómodo para adecuarnos y terminar todo ese que se va quedando pendiente, para empezar o encarrilar lo que nos gusta, o lo que queremos acabar. Noviembre es la contancia, el mes de transición, noviembre es neutro, gris. Y si nos organizamos bien... un gris perla precioso para conjuntar con todo lo que queramos. Queda mes, hay ganas. Noviembre es el mes clave. ¡Toca aprovecharlo!