Murió la semana pasada. Me lo han comentado unos amigos a los que llevaba tiempo sin ver. También ellos se enteraron a destiempo. El suyo debió ser un funeral de esos en que la madre y algún familiar mas lo acompañaron. Faltaríamos muchos a los que nos hubiese gustado verlo tranquilo durante unos minutos en una iglesia.
Paco sobrevivió mal a dos divorcios, llevó mucho peor el abandono progresivo de los hijos de sus esposas, ninguno suyo, una cirrosis ganada a pulso e incluso un covid tempranero. Sin embargo cada día era la alegría del Bar Fetén. Uno de esos bares con barras de zinc, bocadillos estupendos, dos clientes perpetuos, y una clientela variable por años al encontrarse frente a un instituto.
Me mandaron fotografía de la corona que pagamos. "Tus amigos del Bar no te olvidan". Llegó tarde, como lo hacía él cuando quedabas pero, al igual que él, se quedará por mucho tiempo.
Odio esas mentiras que nos contamos. Que no olvidaremos. ¡Claro que lo vamos a hacer! Durará lo que el recargo en el banco. Una despedida con flores para que no nos haga sentir tan mal por no haber estado cuando hacía falta. Espero que sea pronto para no tener este regusto amargo de carajillos que me está quitando las ganas de cenar.
Pues te acompaño en esa pérdida que no sé si es real o literaria.
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