4/2/20

El ascensor.

Es tarde. El autobús al centro está a punto de pasar. Entro en el ascensor. Pulso el 0.
¿Se para? ¿En la primera planta? ¿Quién llama al ascensor solo para bajar 15 escaleras? Mi vecina, la barriguitas. Ciento veinte kilos en poco mas de metro sesenta. No me extraña. 
Uysss. Me dice. No esperaba que hubiese nadie. Ni yo tampoco señora, pienso sin decirselo. Pero le sonrió como si no me fuese la vida en acabar el trayecto. Carmencita, grita. ¿Como? ¿Que no sube? Miro a un lado y a otro mientras ella tiene apoyada la pierna en la puerta. Ya ha intentado cerrarse dos veces y no lo permite. Lo peor es que ocupa todo el espacio y no me deja salir para bajar yo esos quince escalones y llegar antes. (Escaleras que no me hace falta bajar.) Carmen, vuelve a gritar la señora cuando la puerta del ascensor le golpea por tercera vez. Un vooooy lejano le contesta. Si me permite, le digo, mientras intento salir del ascensor. Uyss no, no se preocupe. Ya viene mi Carmen y bajamos. ¡CARMEN! Grita de nuevo. Carmencita por fin llega al ascensor. Dificilmente cogemos los tres pero no paro de sonreir. Voy a sonrisa forzada por cada dos segundos lo sé por que no paro de mirar el reloj. Carmencita baja primero, La Barriguitas después. Casi me deja encerrado de nuevo el ascensor mientras espero para salir. Con un spring me pongo en la puerta de salida antes que ellas. Abro la puerta y... Carmencita está para salir. Le cedo el paso. Sale. A su madre le quedan aún dos metros para llegar y ya me está dando las gracias por cederle el paso. ¿En serio soy tan gilipollas? Cuando está en la puerta veo como mi autobús se va de la parada. Solo un mintuo. Por un minuto. 



Camino despacio acompañando a la Barriguitas y a la hija, les doy el último adios y mi última sonrisa, casi que del día, mientras me dirijo a la parada y me siento dejandome caer. Un coche pasa y se para. Nosotras vamos al centro, me dice Carmencita desde la ventanilla. ¿Te llevamos?




(Para Hugo, que seguro que lo hubiese hecho mucho mejor.)

16 comentarios:

  1. Jajajaja

    ¡Muy bueno, Bubo! Al final las buenas acciones tienen su recompensa. E igual no está de más aprender a decir: permiso, pero tengo prisa.

    Besos

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    1. Nos pierde la educación. En privado el vecino del quinto puede ser un gilipollas de cuidado pero en el ascensor... lo dicho, nos pierden las formas.

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  2. pero que güena gente erehhh joé!

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  3. La verdad es que nunca se sabe...

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    1. Por lo que pueda pasar, mejor guardar la compostura.

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  4. jajajaja mira por donde... no salió tan mal la jugada.
    Por mi trabajo, me suelen ocurrir muchas cosas como ésta, hay cada personaje...y los ascensores son tan pequeños e incómodos...
    Besos.

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    1. En los ascensores no se suben nunca, o al menos en mi caso, esas personas que te alegran el día. A no ser que seas tú quien las lleves a rastras o hagas por coincidir.

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  5. ¿Carmencita sonreía al menos?

    Saludos,

    J.

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  6. Esa frustración desbocada puede tener una recompensa imprevista. Me gusta la idea y la historia.

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  7. nada mejor que apenas uno se levanta
    sale el sol y comienza a sonreír una sonrisa
    Muy bueno!

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    1. Mejor saltar de alegría, pero la sonrisa es un inicio esperanzador.

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  8. Qué bueno, qué angustioso y qué sorpresa final :)

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    1. Alguna recompensa había que buscarle al chaval.

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